Qué es la respirabilidad y por qué es tan importante fijarse en este número al comprar una mascarilla
Es una cuestión más de comodidad que de protección.
Hay dos aspectos en los que hay que fijarse al comprar una mascarilla, sea del tipo que sea (higiénica, sanitaria, FPP2...): la eficacia de filtración bacteriana (EFB) y la respirabilidad.
La EFB es clave para minimizar el riesgo de contagio por coronavirus: cuanto más alta sea, menos virus pueden pasar través de la mascarilla. Lo de la respirabilidad es otro tema. Es algo así como el índice de comodidad y en días de calor cobra especial relevancia.
“Al hablar de respirabilidad nos referimos a la presión diferencial que es necesaria para hacer pasar el aire a través de la mascarilla. Es decir, la fuerza que tenemos que hacer para conseguir que el aire de fuera llegue a nosotros”, explica en un hilo de Twitter la farmacéutica Gemma del Caño.
Así, cuanto más fuerza haya que hacer, más alto es ese índice. Porque la presión diferencial es mayor. Y cuanto más fácil sea respirar con la mascarilla, más bajo será.
En este sentido todas las mascarillas homologadas tienen que tener un índice inferior a 60 Pa/cm2. En las quirúrgicas debe ser inferior al 29,4 Pa/cm2 y en las higiénicas puede llegar hasta el 60 Pa/cm2.
Por este motivo, las mascarillas quirúrgicas (cuyo precio en farmacia no puede superar los 0,96 euros) son las más recomendadas en días de calor. No se pegan a la cara, por no ser ajustadas, y además permiten respirar con menos esfuerzo.