Putin acaba con el último bastión de disidencia en Rusia
El país vive una involución visible tras el cierre del Centro de Derechos Humanos Memorial.
La Justicia rusa ha acabado con el último bastión de disidencia en este país, el Centro de Derechos Humanos Memorial, decisión que pone al descubierto, según activistas, opositores y cancillerías occidentales, la involución democrática que vive Rusia en los últimos años.
“Esto supone un giro del régimen de (el presidente, Vladímir) Putin hacia un Estado totalitario”, ha comentado a Efe Lev Ponomariov, uno de los fundadores de Memorial.
Memorial, organización creada cuando aún la Unión Soviética no había desaparecido, contó en su consejo fundador (1987) con el científico y disidente, Andréi Sájarov; el presidente ruso, Boris Yeltsin; el pensador Dmitri Lijachov o el poeta Yevgueni Yevtushenko.
Ante el aluvión de condenas internacionales, las autoridades se mantienen en sus trece y acusan a EEUU y a la Unión Europea de injerencia en los asuntos internos de Rusia, que recientemente también cuestionó la concesión del Nobel de la Paz al patriarca de la prensa libre en este país, Dmitri Murátov.
Asalto a los derechos humanos
Un día después de que el Supremo liquidara Memorial Internacional, la voz de los represaliados soviéticos, el tribunal urbano de Moscú disolvió una de sus ramas, el Centro de Derechos Humanos Memorial.
La Fiscalía acusó a la ONG de incumplir sus obligaciones como “agente extranjero”, categoría a la que pertenece desde 2016; justificar el extremismo y el terrorismo, y apoyar “movimientos de protesta dirigidos a la desestabilización del país”.
“Consideramos el veredicto sobre la liquidación totalmente desproporcionado”, dijo Mijaíl Biriukov, abogado defensor.
Memorial, que aseguró anoche que encontraría vías legales para seguir ejerciendo su labor, adelantó que recurrirá el fallo, primero ante las instancias rusas y, si es necesario, ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
“La represiones soviéticas son una página trágica de nuestra historia. Murieron millones de personas, pero sus descendientes siempre los recordarán. Memorial, la memoria histórica, está en la propia sociedad rusa. Nunca se olvidará”, dijo Ponomariov.
Uno de los detonantes de su liquidación, según la ONG, es la lista de presos políticos que elabora desde 2008, aunque no considera que esta suponga una justificación de actividades extremistas.
En la última lista de 79 nombres, Memorial incluyó desde estudiantes universitarios a activistas u opositores como Alexéi Navalni, que cumple dos años y medio de cárcel.
“Esto es una muestra de la total degradación del sistema que es rehén de los partidarios del uso de la fuerza. El sistema ha olvidado cómo gestar compromisos (...) Quien combate el pasado, no tiene futuro. Nosotros no tenemos futuro”, señaló el diario digital Meduza en un editorial.
La pregunta que se hace la oposición, que acusa a Putin de intentar ocultar los crímenes cometidos por el Estado desde su llegada al poder en 1999, es “qué lejos llegará la actual represión”.