Atención, spoiler: el Joker es un personaje ficción
Los expertos insisten en que no está demostrado que exista ninguna relación entre cine y violencia.
El Joker de Joaquin Phoenix no se parece en nada a ninguno de los que habíamos visto hasta ahora en la gran pantalla. La película dirigida por Todd Phillips permite al espectador empatizar con un personaje ridiculizado, vapuleado e ignorado al que Phoenix interpreta de una forma estremecedora. Su papel puede valerle su primer Oscar —la nominación la tiene prácticamente asegurada— y el actor ha conseguido el reconocimiento del gran público años después de ganarse el favor de los críticos y de los espectadores más exigentes gracias a sus interpretaciones en Her, The Master o En la cuerda floja.
Pero no es su interpretación de lo que más se habla en los últimos días. La película ha reabierto el debate, especialmente en Estados Unidos, sobre si la violencia en la gran pantalla puede incitar a algunos espectadores a cometer todo tipo de masacres.
El ‘precedente’ o más bien la excusa es lo que pasó en 2012 en Colorado durante una proyección de El caballero oscuro —en la que Heath Ledger interpretaba el Joker— cuando un hombre llenó la sala de gases lacrimógenos, abrió fuego y mató a doce personas. Algunos medios de comunicación informaron de que se había identificado como Joker durante el ataque, pero luego se confirmó que era mentira y que tenía un largo historial de problemas mentales. Ahora vuelven a ser los propios medios estadounidenses los que han levantado la voz de alarma con esta nueva cinta sobre el enemigo de Batman.
“Es bastante inquietante y me temo que puede incitar problemas reales”, escribió un crítico de la revista especializada The Hollywood Reporter tras su proyección en el Festival de Venecia, en el que Joker se llevó el León de oro. Otro periodista de la edición estadounidense de Vanity Fair tachó a la cinta de “propaganda irresponsable para individuos como el protagonista” y comparó al personaje de Phoenix con los incels, responsables de varios tiroteos en Estados Unidos en los últimos dos años.
Todd Phillips ha defendido su cinta y ha admitido que “no imaginaba el nivel de escrutinio” al que se está sometiendo a la película. “Creo que es interesante que genere conversación y debates a su alrededor, pero mi mantra siempre ha sido que la propia película es una declaración. Es bueno hablar de ella —Joker—, pero ayuda si la has visto”, sentenció en declaraciones recogidas por Metro.
La cosa no se limita a un puñado de críticas, en las premieres de Nueva York y Los Angeles se contrató seguridad extra, y en varios estados del país se ha prohibido acudir al cine vestido de payaso y se ha pedido a los ciudadanos que se mantengan alerta.
El debate no es nuevo ni se limita al Joker. Hasta Donald Trump ha utilizado el cine y los videojuegos como argumento para justificar la epidemia de tiroteos que se vive en el país. Pero lo cierto es que no hay ningún estudio o evidencia que sustente que las películas puedan incitar a la violencia.
Juan Castillo, psicólogo clínico y experto en inteligencia emocional del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, explica que es cierto que algunos personajes cinematográficos pueden ser un “mal modelo” para algunos adolescentes, pero que precisamente por eso existen las clasificaciones por edad. Aún así esto no quiere decir que películas como Joker impliquen un aumento de violencia. “Para los niños en contextos familiares estables y con buen comportamiento en casa y las aulas, no son peligrosos ni tampoco van a producir ningún daño psicológico en los adolescentes. Si ocurre son casos excepcionales de personas con algún elemento traumático psicológico o social previo no trabajado”, insiste Castillo.
El experto señala que lo importante es prestar atención a los desencadenantes del brote de violencia y no a los efectos. “Una película nunca será la causa de un desajuste psicológico”, sentencia el experto, que indica que el público adolescente podría llegar a sentirse atraído por la “oposición al poder y la autenticidad” de un personaje como el que interpreta Phoenix, que ejecuta su venganza contra el sistema.
Castillo no está solo. Un estudio publicado en 2017 por la Asociación Americana de Psicología (APA), que recoge The Daily Beast, pidió cautela a la hora de establecer esta relación, dirigiéndose especialmente a los medios de comunicación y los políticos.
“Los políticos, las medios de comunicación y organizaciones escolares harían bien en fijarse en las causas demostradas y científicas que pueden desencadenar este tipo de violencia como la pobreza, la salud mental o las desigualdades sociales y educativas. Centrarse en los videojuegos o en otros productos audiovisuales puede distraernos de las verdaderas causas de violencia y hacer todavía más daño”, subraya el estudio de 2017.
Parte de las críticas a la cinta se centraban en cómo un psicópata tan carismático puede arrastrar a algunos espectadores a una espiral de violencia, cuando, tal y como explica Castillo, los psicópatas no son responsables de la mayor parte de actos violentos que se producen en el mundo.
“Hay estudios que determinan que el 1% de la población es psicópata, pero la mayoría de crímenes los cometen personas ‘normales’ en situaciones límites o muy complejas”, sentencia el psicólogo”, sentencia el psicólogo. Pueden ir al cine tranquilos.