Desconcierto dentro del PSOE por el pacto con Bildu y el choque con UP
Sectores del partido, diputados y cargos territoriales no entienden las "claves" para llegar a ese acuerdo.
Cuando Meritxell Batet anunció el resultado de la votación al final de la tarde y tras once horas de debate, en Moncloa y Ferraz respiraron. Habían logrado salvar la quinta prórroga del estado de alarma tras días de intensas negociaciones a varias bandas y teniendo que recortar el plan inicial de que fuera hasta el 27 de junio.
La jugada salía al final gracias a una nueva aritmética junto al PNV y Cs, quedando atrás la mayoría de la investidura con los significativos ‘noes’ de ERC y de Compromís. En el cómputo estaba la abstención de Bildu. Lo que no se esperaba es que al poco de saberse el resultado se publicara un comunicado con los membretes de PSOE, Unidas Podemos y Bildu: “Las fuerzas políticas que suscriben este acuerdo se comprometen a derogar de manera íntegra la reforma laboral del año 2012 impulsada por el Partido Popular”.
Sorprendía a muchos periodistas ese comunicado a esas horas, a los distintos partidos… y a muchos parlamentarios y cargos territoriales del PSOE. Un texto que apenas unas horas más tarde era reinterpretado por el propio Partido Socialista, que rectificaba y al filo de la medianoche decía que se anulaba ese punto primero. Se recortaba a que se derogará la posibilidad de despido por absentismo causado por bajas por enfermedad, así como las limitaciones al ámbito temporal del convenio colectivo y se derogará la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los convenios sectoriales.
Tanto el acuerdo con Bildu como su rectificación ha pillado por sorpresa a muchos parlamentarios y cargos territoriales socialistas del PSOE consultados por El HuffPost, desconcertados en estos momentos tanto por eso como por el choque que se vive con Unidas Podemos después de que Pablo Iglesias haya dicho que se mantiene en su literalidad.
“Nadie contento”, “no sabemos las claves”, “complicarnos la vida gratuitamente”, “no tenemos información”, “no hay por dónde cogerlo”... reflexionan algunos parlamentarios socialistas, que están también sorprendidos por el tono empleado por el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, durante una entrevista esta mañana y sus palabras. Todo en un momento muy complicado en el que el Gobierno sudó mucho para sacar adelante una prórroga del estado de alarma en un duro debate en el que se desintegró la mayoría de la investidura.
Una situación que también ha chocado mucho en federaciones socialistas ante un acuerdo con Bildu cuya abstención no era necesaria. Muchos dentro del PSOE creen que esto ha podido suceder al haberse llevado varias negociaciones y a varias bandas ante lo ajustado de los números durante todo el día, pero hoy están preocupados por los titulares y la situación que se ha creado.
Aunque en el PSOE hay sintonía en que se deben reformar los aspectos más lesivos de la reforma laboral, tal y como se recogió en el acuerdo con Unidas Podemos, un dirigente territorial reflexiona que es muy peligroso que se vea que en un tema de salud y de estado de alarma se negocie con “contraprestaciones”.
Todo ello sin que el Gobierno haya descartado tener que pedir otra prórroga para acompasar la desescalada con el estado de alarma y dependiendo ahora de Cs. Esto puede llevar a complicar mucho una negociación con los ‘naranjas’ dentro de quince días. Por ahora, los de Inés Arrimadas han dicho que siguen abiertos a consensuar medidas con el Ejecutivo y han enmarcado lo sucedido dentro “del pacto de legislatura para el sostenimiento del Gobierno Frankestein”.
Asimismo, cargos y parlamentarios del PSOE argumentan en privado que a esta situación también se llega por la negativa del Partido Popular a negociar y aprobar la prórroga del estado de alarma, además de alertar de la polarización que está provocando dentro de la sociedad la actitud de Pablo Casado. Los números complican la vida al Gobierno todos los días.
Pero las portadas ahora las copan los titulares sobre el choque interno dentro del Gobierno sobre el alcance del acuerdo. Varios diputados consultados subrayan que estas diferencias son lógicas dentro de un Gobierno de coalición, y más teniendo en cuenta que es la primera experiencia entre PSOE y Unidas Podemos. Preocupa más la “imagen” ante los ciudadanos, según comenta un parlamentario, que la propia salud del Ejecutivo de coalición.
Son las sensaciones dentro del PSOE, que cierra totalmente filas a la vez con el Gobierno y con la gestión de Pedro Sánchez, entendiendo las dificultades ante la pandemia y el problema de la “aritmética” parlamentaria. Los diputados son conscientes de lo complicado que es sacar en el Congreso cada medida y resaltan algunos la “habilidad” que han tenido los negociadores, pero a algunos les desconcierta todo lo que está pasando con Bildu. Política en tiempos de coronavirus.