El protocolo covid de Ayuso permite que negacionistas compartan habitación con enfermos respiratorios graves
En el Hospital de La Paz ya hay contagiados en plantas presuntamente libres de covid. Sus familiares son negacionistas y les han visitado.
Rosario, María José y Mercedes -tres mujeres que padecen EPOC, fibrosis quística y neumonía- han tenido que compartir la misma habitación que otra enferma contagiada de COVID-19, hasta la madrugada de hoy, en que ha sido trasladada. La mujer, de edad elevada, no estaba vacunada y se bajaba la mascarilla en cuanto desaparecían las enfermeras porque “yo no le tengo miedo al bicho”, confesó a sus acompañantes en la planta de traumatología del Hospital La Paz, presuntamente “libre de covid”.
“En ningún momento nos comunicaron oficialmente que la señora había dado positivo en la PCR. Nos preocupamos cuando las enfermeras comenzaron a entrar con los trajes EPI y una de ellas, ante mis preguntas, me confirmó que en esta habitación había una persona contagiada”, explica una de las hospitalizadas, sin olvidar ni por un segundo la angustia en la que han vivido y viven, ahora a la espera de los resultados de las PCR de ellas tres.
La enferma contagiada recibía visitas y las enfermas tampoco entienden que, mientras que ellas no han podido recibir ninguna visita, esta señora haya sido la única en disfrutar de la compañía de sus familiares en diferentes momentos de los últimos días. Resultado: los antivacunas o negacionistas han estado entrando en una habitación donde estaban internadas otras tres enfermas, con dolencias respiratorias de alto riesgo. Los próximos días serán determinantes. En esa misma planta de traumatología hay otra habitación, al menos, con idéntica situación.
“El hospital no puede pedir ni exigir el pasaporte covid a esas visitas. En Madrid es así”, explica un portavoz del Hospital de La Paz, quien añade que la situación de trabajo es muy exigente y puede tardarse en trasladar a un paciente contagiado a otra habitación. “En este caso está aprobado llevar a la persona contagiada a otra habitación”. La enferma ha estado al menos 24 horas contagiada con las otras tres compañeras, compartiendo baño y zonas comunes, además de que al ser la que más edad tenía, ha recibido ayuda de las compañeras.
“No es fácil imaginar cómo está la situación. Llegan enfermos continuamente y es dificilísimo encontrar una habitación para aislar a los enfermos contagiados. Y nosotros estamos obligados a atender también a los negacionistas”, defiende el portavoz de La Paz.
Y es cierto. Las enfermas saben que los equipos médicos están desbordados, que hay personal que dobla turnos sin descanso, porque los compañeros contagiados y las bajas entre ellos son muchas, pero eso no es óbice para que se revise un protocolo que tiene agujero enormes, tan grandes que pueden costar la vida a otros pacientes.
“No puede ser el mismo protocolo para un enfermo de 30 años ingresado con una cadera rota, que para una persona con patología respiratoria de alto riesgo. ¿Para qué quieren el Isabel Zendal? Si aquí no hay camas, que lo trasladen urgentemente al Zendal”, reflexiona una de las enfermas que ha vivido esta delirante y angustiosa situación durante un día y medio. Aunque en la puerta de su habitación por fuera avisaban de que había un contagiado de COVID-19, a ellas no les dijeron nada oficialmente hasta que no insistieron en sus preguntas.
Otro de los misterios a despejar en las próximas horas -además de conocer las PCR de las tres que siguen en la habitación- son las razones por las que la paciente contagiada de covid, que estaba sin vacunar, recibía visitas. “A las demás nos dijeron que no podíamos recibir ni una. La excepción, según me explicaron, era: con pacientes a punto de fallecer y con pacientes desorientados. Nuestra compañera de habitación, aunque es mayor, ni estaba desorientada ni a punto de fallecer”, puntualiza la enferma.