¿Ucrania en la UE?: el proceso de adhesión, paso a paso
La ampliación de la Unión Europea es un proceso complejo que puede tardar años.
Ucrania quiere entrar en la Unión Europea. Una posibilidad que se abrió en 2014 cuando se firmó un pacto de asociación que Kiev no ratificó y que supuso una serie de protestas conocidas como Euromaidán y que terminaron con el derrocamiento y fuga del expresidente Viktor Yanukovich. Ocho años después, la situación es diferente: el país inmerso en una invasión y su presidente Volodimir Zelenski pidiendo ante los eurodiputados que “la opción europea es nuestra opción”.
Un día antes, el Gobierno formalizaba su solicitud. Esta candidatura se suma a las que la Unión Europea tiene vigentes desde hace años. Por el momento, cinco países son candidatos oficiales: Turquía desde 1999, Macedonia del Norte desde 2005, Montenegro desde 2010, Serbia desde 2012 y Albania desde 2014.
Ahora Ucrania quiere sumarse a este grupo y hacer que la UE aumente su compromiso con el conflicto. Desde 2016, con la firma del Tratado de Libre Comercio y el Acuerdo de Asociación, la UE y el país del Este ya establecieron vínculos políticos y económicos. Sin embargo, Zelenski busca una mayor implicación de los Veintisiete en el conflicto y eso solo se conseguirá si se convierte en un nuevo Estado miembro. En ese caso, la UE entraría a estar automáticamente en guerra con Rusia, tal y como recoge el artículo 42 del Tratado de la Unión, en su disposición séptima.
“Si un Estado miembro es objeto de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros le deberán ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance, de conformidad con el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. Ello se entiende sin perjuicio del carácter específico de la política de seguridad y defensa de determinados Estados miembros”, recoge el texto.
Esta situación ha generado discrepancias entre los Estados, divididos entre los que están a favor de ampliar la UE con un proceso especial por la situación y los que lo rechazan. Otros en cambio, ni se han pronunciado y se mantienen al margen.
Por el momento, los responsables de Asuntos Europeos de los Veintisiete han mantenido una primera reunión informal sobre este tema durante dos días como antesala a la cumbre de Versalles del 10 y 11 de marzo en la que los jefes de Estado y de Gobierno tomarán una decisión final. Al término de la reunión, el debate no se ha cerrado y se estudiarán “diferentes opciones” para dar una perspectiva europea a Ucrania. De momento, son conscientes de que una eventual adhesión será un proceso largo y que la urgencia es ayudar a Zelenski a hacer frente a la invasión rusa.
Sea cual sea el resultado de la cumbre, si finalmente se da un proceso de ampliación, urgente o no, todo apunta a que el camino no es tan inmediato como espera Ucrania y tendrá que cumplir los pasos que recoge el Tratado comunitario.
La Eurocámara solo propone
Algunos pensaron que el hecho de que los europarlamentarios aceptaran y aplaudieran a Zelenski ya suponía el inicio de las negociaciones para entrar en el marco comunitario. Sin embargo, el Parlamento Europeo no tiene competencias en ese ámbito. En concreto, la resolución que aprobaron dice que las instituciones competentes otorguen a Ucrania el estatus de país candidato a entrar en la UE. Por tanto, solo mostraron su apoyo político.
Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor en el Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid explica a la agencia EFE que el proceso no puede ser iniciado en el Parlamento Europeo.
“Hay una muestra de solidaridad que no es el proceso de ampliación de la UE tal y como estaba establecido”, precisa Molina, que recuerda que la resolución contempla otra serie de cuestiones como la condena al ataque perpetrado por Moscú o la petición de más sanciones a Rusia por parte de la Unión Europea.
Un largo camino
“Cualquier país europeo que respete los valores de la UE que recoge el Tratado de la Unión Europea (TUE) y se comprometa a promoverlos puede solicitar ser miembro de la UE”, dice el proceso de ampliación de la UE.
La Comisión tarda de media entre 15 y 18 meses en emitir un dictamen para conceder el estatuto de candidato, pero ese plazo puede ser más largo o más corto, dependiendo de consideraciones políticas.
A partir de ahí, la candidatura pasa al Consejo que tendrá que evaluarla y decidir si solicita un dictamen urgente a la Comisión Europea.
Si el dictamen de la Comisión es favorable, el Consejo deberá dar paso a la apertura de negociaciones en las que el país tendrá que adoptar el derecho europeo y poner en marcha las reformas necesarias para reunir las condiciones de adhesión.
En cualquier caso, el procedimiento a seguir lo marca el artículo 49 sobre los requisitos de adhesión de nuevos miembros que recoge el Tratado. No obstante, pese a que el proceso es largo y lleva años por el gran volumen de normas y reglamentos europeos que tienen que aprobarse, sí contempla la posibilidad de que pueda tener un procedimiento especial por las circunstancias actuales, si así lo deciden los Estados miembro.
Entre los requisitos iniciales los países candidatos deben:
- Ser europeos, en el sentido geopolítico.
- Cumplir los valores definidos en el artículo 2 del Tratado: “Respeto a la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías”.
Después, tienen que cumplir los criterios de adhesión a la Unión Europea, conocidos como Criterios de Copenhague, establecidos en 1993 por el Consejo Europeo:
- Contar con instituciones estables que garanticen la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos y el respeto y la protección de las minorías.
- Disponer de una economía de mercado capaz de hacer frente “a la competencia y las fuerzas del mercado dentro de la UE”.
- Tener la capacidad de asumir y cumplir las obligaciones derivadas de la adhesión, incluidos los objetivos de la unión política, económica y monetaria.
En 1995, el Consejo Europeo añadió que “el país candidato debe aplicar el Derecho de la UE y garantizar que el Derecho de la UE transpuesto a la legislación nacional se aplique con eficacia a través de las estructuras administrativas y judiciales adecuadas”.
Asimismo, deben cumplir con los estándares y reglas de la UE, tener el consentimiento de las instituciones europeas y los Estados miembro y tener el consentimiento de la población (vía referéndum o por el parlamento).
Los países se posicionan
Por el momento, hay un grupo que ya ha solicitado que se incluya a Ucrania como candidato a entrar en la Unión Europea. Hungría, Bulgaria, República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia se han pronunciado a favor de dar “una perspectiva inmediata de adhesión”.
Otros, en cambio, son reticentes y piden que se aborde la cuestión abstrayéndose del contexto de la actualidad del conflicto. Es el caso, por ejemplo, de Países Bajos que, a través de su ministro de Exteriores, ha señalado que “no tiene sentido de hablar de membresía plena” del país.
Otro caso, como Francia, si bien reconoce que Ucrania debe tener una perspectiva europea, insiste en que no tiene sentido hablar de adhesión con una guerra en marcha. En una línea similar se pronuncia España. Durante una entrevista en el ‘Telediario’ de TVE, Pedro Sánchez aplaudió la vocación europeísta de Ucrania sin entrar en mayor detalle sobre su posición al respecto. Aunque en varias ocasiones, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se ha defendido que “hay un espacio para que Ucrania tenga una relación con la UE”.
Otros mecanismos más rápidos
Aunque de momento la entrada de Ucrania está en el aire, los Veintisiete sí han dado otros pasos que están a su alcance y son más inmediatos. Es el caso de la inclusión de Ucrania en la red eléctrica europea que acordaron los ministros de Energía.
Esto permitirá a Ucrania, y también a Moldavia, hasta ahora conectadas a la red rusa aunque con funcionamiento autónomo, a que se integren en el sistema europeo y así garantizar su suministro eléctrico.
“Los Estados miembros han dado claramente la señal para que vayamos hacia esa sincronización”, declaró tras el consejo extraordinario la titular francesa, Barbara Pompili.
“No es una cosa de horas sino más bien de días, quizá de algunas semanas”, dijo la comisaria estonia, quien explicó que desde el pasado jueves Ucrania está desconectada del sistema ruso y funciona “en modo isla” junto con Moldavia, país que también se enganchará a la red europea porque también “quiere elegir su futuro energético”.
¿Georgia y Moldavia?
El ‘efecto Ucrania’ puede suponer una cadena en otros países que también se han visto amenazados por Rusia. Por el momento, tanto Georgia como Moldavia ya han pedido entrar en la UE para romper lazos con Moscú.
En el caso de Georgia, el país mira de reojo a lo que pasa en Ucrania y teme una represalia rusa después de que en 2008 perdiera parte de su territorio con la ocupación de Osetia y Abjasia.
Desde este miércoles, su presidenta, Salomé Zurabishvili, pidió a la UE “una fórmula política” para traducir su voluntad de integración en términos políticos, económicos e institucionales.
“Lo tenemos muy claro, junto con la Comisión Europea y el Parlamento Europeo: queremos demostrar nuestro apoyo claro y concreto para mantener todos los esfuerzos, para fortalecer los lazos entre Georgia y la UE”, subrayó Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, ante la solicitud.
Del mismo modo se posiciona Moldavia. Esta pequeña república exsoviética solicitó formalmente su ingreso en la UE después de escuchar los rumores que tanto Georgia como ellos podrían ser los próximos objetivos militares de Vladimir Putin.
“Queremos vivir en paz, democracia y prosperidad, siendo parte del mundo libre”, manifestó la presidenta moldava, Maia Sandu, que alabó la respuesta “serena y decidida” de su pueblo “en un momento en que un peligro real toca a la puerta”.
Ante la ola de solicitudes, ahora es turno de los miembros de la Unión Europea de tomar una de las decisiones más complicadas desde su creación. Ampliación de urgencia: sí o no.