Siete problemas de visión que han aumentado por culpa de la pandemia
Aunque no notes ningún síntoma, no está de más que te hagas un examen ocular cada año.
Piensa en todo el tiempo que has pasado en casa delante de la pantalla. Multiplícalo por las horas que tienes que llevar mascarilla todos los días. Súmale también todas las formas de aliviar la vista y el estrés que ya no están a tu disposición por las restricciones. ¿El resultado? Una avalancha de problemas oculares.
Aunque no notes ningún síntoma, no está de más que te hagas un examen de vista cada año.
“Las consultas son muy higiénicas y nadie debería tener miedo a hacerse una revisión durante la pandemia”, asegura el oftalmólogo Brian Boxer Wachler. “Las personas mayores corren un riesgo mayor de sufrir glaucoma, degeneración macular y cataratas, que son enfermedades que roban la visión poco a poco sin que te des cuenta y se pueden detectar en las etapas iniciales”.
Toma nota de los problemas de vista que han aumentado durante la pandemia y ve al oculista si alguno de estos síntomas te resulta familiar.
Durante el último año has pasado más tiempo que nunca delante de una pantalla, pero lo peor es que los descansos los has hecho mirando otra pantalla, como la del móvil o la de la tele.
“Todo ese tiempo mirando una pantalla puede acelerar la miopía, ya que mucha gente no está descansando la vista o mirando hacia algún punto lejano”, advierte Juanita Collier, optometrista comportamental. “Y como pasamos mucho más tiempo en casa, nuestro organismo no está produciendo suficiente vitamina D, que está demostrado que reduce la progresión de la miopía”.
La forma más sencilla de frenar la miopía es tomarte descansos frecuentes de la pantalla y seguir la regla del 20/20/20: “Tomarte un descanso de 20 segundos cada 20 minutos para mirar algo que esté a 20 pies (6 metros) de distancia”, recomienda Collier. (Ponte una alarma si es necesario).
Y para producir más vitamina D, Collier recomienda salir a pasear o atender videollamadas al aire libre, ahora que llega el buen tiempo. 15 o 20 minutos al sol tres veces por semana puede ser suficiente, señala The Cleveland Clinic.
Si el buen tiempo no acompaña, asegúrate de tomar leche, huevos, salmón y cereales integrales. También puedes tomar suplementos de vitamina D, pero antes de eso, comunícaselo a tu médico para asegurarte de que no excedes la dosis recomendada.
Existen dos tipos de queratoconjuntivitis secas gracias a la pandemia: la inducida por la pantalla del ordenador y la inducida por las mascarillas. Leer en el ordenador reduce un 30% el ritmo habitual de parpadeo, por los que los ojos pasan más tiempo abiertos antes de hidratarse.
Por otro lado, “la frecuencia del uso de la mascarilla está asociado a un aumento en la sequedad ocular debido al constante flujo de aire que les llega a los ojos desde la parte superior de la mascarilla al respirar”, asegura la optometrista Rocio C. Pasion.
Los síntomas más comunes son picores, ardor, ojos llorosos, sensibilidad a la luz, visión borrosa... “Para mantener una película lacrimal estable, recuerda no solo aumentar el ritmo de parpadeos, sino también la intensidad de cada parpadeo”, comenta Pasion. (La regla del 20/20/20 también es muy útil aquí).
Asegúrate de reparar la película lacrimal con colirios sin conservantes y de base oleosa, sobre todo si trabajas con ordenadores y otros dispositivos electrónicos”, recomienda Pasion.
Aumentar el consumo de agua y reducir el de cafeína también es muy útil, ya que tomar demasiada cafeína puede deshidratarte y acelerar la sequedad de los ojos.
“El omega-3 de algunos pescados es un excelente antiinflamatorio, por lo que también ayuda a reducir la sequedad e inflamación ocular”, señala Collier.
En cuanto a la sequedad ocular inducida por las mascarillas, los expertos recomiendan llevar mascarillas que se puedan ajustar al puente de la nariz (para que el aire exhalado no vaya directamente a los ojos), quitarse la mascarilla cuando sea posible y tener a mano un buen colirio.
De todos modos, “si tienes estos síntomas, es mejor que vayas al médico”, asegura Pasion. “Los diagnósticos avanzados y los tratamientos médicos específicos son excelentes para esta clase de problemas”.
Este nombre engloba un conjunto de problemas de visión relacionados con el uso prolongado del ordenador, la tablet o el móvil, y cuanto más tiempo pases delante de estas pantallas, más te arriesgas a desarrollar síntomas.
Esto se debe a que las pantallas digitales obligan a los ojos a esforzarse más: letras poco definidas, textos en un fondo con poco contraste, el brillo artificial...
A esto se le suma la costumbre de utilizar estos dispositivos a distancias inadecuadas y posturas incorrectas o de utilizar gafas que no están preparadas para ello.
“Los síntomas más comunes son dolor de cabeza, visión borrosa, ojos secos y vista cansada”, enumera Collier. “La gravedad de los síntomas depende del individuo, de sus capacidades visuales y del tiempo que pase delante de la pantalla. Algunos de estos problemas se acaban solucionando por sí solos tiempo después de detener el uso abusivo de los dispositivos electrónicos, pero en algunos casos no sucede así.
Es completamente necesario tomar descansos frecuentes, sostiene Collier. Además de la regla del 20/20/20 y el consejo de parpadear más, también puedes utilizar filtros especiales para la pantalla y redistribuir tus tareas (por ejemplo, interrumpir el uso de la pantalla para hacer llamadas telefónicas y recados) para no pasar tantas horas seguidas frente a la pantalla.
Si tienes este problema, lo recomendable es que acudas a un oculista especializado en visión funcional, como puede ser un optometrista comportamental, que tiene pruebas diagnósticas específicas para el síndrome visual informático. También evaluará si es necesario diseñarte unas gafas especiales para gestionar tu problema con las pantallas, explica Collier.
Este es un problema común caracterizado por la incapacidad de los ojos para girarse hacia dentro y mirar objetos cercanos y por la tendencia a girarse por sí solos hacia fuera.
“Quienes sufren insuficiencia de convergencia tienden a informar de visión borrosa, visión doble, vista cansada, dolor de cabeza o incapacidad para concentrarse en el trabajo durante periodos prolongados”, expone Collier. “Por ejemplo, leen una página de un libro y, al llegar al final, no tienen ni idea de lo que han leído”.
Cuando tengas los ojos cansados, haz “flexiones” visuales. “Sujeta un lapicero a 30 centímetros de la cara y acércalo lentamente a la nariz sin perder de vista la punta y vuelve a alejarlo”, propone Collier. “Haz 10 repeticiones cada hora para entrenar los ojos y vuelve a la pantalla cuando termines”.
Si tu higiene y la de tu casa han caído en picado por la pandemia, el polvo que flota por el ambiente se puede quedar enredado en tus pestañas y provocarte blefaritis, una inflamación de los párpados.
“Si no te limpias bien las pestañas, la suciedad se puede acumular entre los pelos y crear un caldo de cultivo para las bacterias”, advierte Collier, que asegura que una correcta higiene facial y capilar es otra forma sencilla de proteger los ojos.
Como la blefaritis es a menudo una enfermedad derivada de otros problemas de piel o alergias, conviene ir al médico para recibir un buen diagnóstico y tratar la enfermedad primaria.
Muchas personas aprovecharon el confinamiento y las restricciones para terminar proyectos pendientes, y no solo delante de la pantalla (cocina, jardinería, bricolaje...). En algunos casos, acabaron con “más lesiones oculares”, comenta Pasion. “Tanto la abrasión de córnea como un cuerpo extraño corneal (un objeto pequeño atrapado en el ojo) pueden provocar dolor, lagrimeo, molestia, sensibilidad a la luz y visión borrosa”.
Para prevenir estas lesiones, Pasion insta a llevar gafas protectoras durante determinadas labores para evitar que se metan en el ojo partículas grandes de polvo, tierra o serrín. Si el problema no se soluciona aclarándote el ojo con agua ni con una solución salina, lo mejor es ir al médico para que evalúe si es necesario usar parches, antibióticos o quitarte manualmente la partícula que ha quedado atrapada.
Este problema consiste en una acumulación de fluidos bajo la retina que causa problemas de visión. Suele afectar a adultos de entre 25 y 50 años, sobre todo hombres. El principal factor de riesgo es el estrés extremo.
La CSC normalmente afecta a un solo ojo, pero es posible que aparezca en los dos ojos al mismo tiempo. “Produce visión borrosa, puntos negros en la vista y visión distorsionada”, explica Pasion.
Normalmente la CSC no tiene tratamiento más allá de la gestión del estrés, comenta Collier. Aun así, conviene que vayas al médico si crees que puedes tener esta enfermedad o algo más serio, como un agujero macular. (La mácula del ojo se encuentra en el centro de la retina y es lo que permite percibir detalles y movimientos, fundamental para leer o conducir).
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.