Primer debate electoral… en el Senado
Sin margen para el acuerdo, salvo giro inesperado, la Cámara Alta acogerá el primer gran cara a cara entre Sánchez y Feijóo.
Solo puede quedar uno. A lomo de los sondeos, Feijóo cree que el cambio de ciclo es ya indiscutible y busca consolidar su alternativa. Con el aval de sus contactos europeos, Sánchez deja claro que no piensa tirar la toalla, ha decidido salir de Moncloa y patearse la calle pese a los abucheos y cree que aún hay margen para la victoria. Y sus equipos contemplan el tiempo que resta para los comicios como una batalla, una larga contienda que tiene el martes, en el Senado, un capítulo destacado. Un seudo debate sobre el estado de la Nación o, en palabras de un destacado parlamentario del PP, el primer debate electoral entre el presidente y el líder de la oposición.
Sin margen para el acuerdo, salvo giro inesperado, la Cámara Alta acogerá el primer gran cara a cara entre Sánchez y Feijóo. Será, por fin, el momento de confrontar propuestas, más allá de zascas y frases grandilocuentes. El equipo del presidente entiende que si el debate se centra en las medidas pueden sacar músculo. Ponen como ejemplo la alianza con Alemania para pelear el gaseoducto a través de los Pirineos o la excepción ibérica. Pero en Génova replican: solo aciertan cuando rectifican. Y hablan de la rebaja del IVA del gas, propuesta estrella de Feijóo anunciada por Sánchez hace unos días, e instan a que se deflacte ya el IRPF para las rentas medias y bajas.
La prueba de que ambos líderes dan trascendental importancia al envite es cómo lo están preparando. Como si se tratara de un auténtico debate sobre el estado de la Nación, con la colaboración de asesores propios y externos. Y a él se refieren en Moncloa para destacar que Sánchez ya dio la sorpresa cuando en julio llegó a ese debate completamente tocado y acabó resurgiendo removiendo el tablero político. Entonces, su rival en la tribuna fue Cuca Gamarra ya que el gallego no tiene escaño en el Congreso. Este martes, lo será Feijóo.
Tanto en Moncloa como en Génova admiten en privado sus inquietudes. Los primeros, porque Sánchez no puede permitirse más errores. Todas las encuestas auguran que perderá las elecciones, el contexto económico es cada vez es más incierto y tiene que revertir como pueda la tendencia. Y, los segundos, porque tienen muy presente lo ocurrido en ese debate sobre el estado de la Nación o en el primer control al Gobierno en el Senado, cuando se vio nervioso a Feijóo y su equivocación sobre la prima de riesgo fue la comidilla.
“Feijóo creía que Sánchez no aceptaría el debate pero se equivocaba. Y ahora teme que le pase lo que a Gamarra”, malician en el lado gubernamental. “Mejor que ponga orden en casa, que no hay día en el que Yolanda Díaz, en su particular campaña, no le marque la agenda y le quite el protagonismo”, replican en Génova, seguros de que el gallego mostrará solvencia. Para ambas partes, sus líderes ya han ganado antes incluso de que pongan un pie en el Senado, que no tenía tanto foco desde que fuera sede de las conferencias de presidentes autonómicos o, en tiempos de Rajoy, celebrara el histórico pleno del 155 en Cataluña por el intento de golpe de los separatistas.
Enorme expectación política y mediática y, seguramente, gran indiferencia ciudadana. Más bronca política mientras los problemas diarios se acumulan. El precio de la gasolina, la luz y los productos básicos de la cesta de la compra siguen disparados una semana más. La vuelta al colegio se ha convertido en una odisea para muchísimas familias, costando 400 euros más por hijo. Y organismos nacionales e internacionales, expertos económicos y hasta el Gobierno admiten ya sin tapujos la desaceleración económica. “Y mientras esto siga así, Sánchez tiene un pie fuera de la Moncloa. La crisis económica es la que se lleva a los gobiernos por delante”, en palabras de un ex ministro. Comienza la batalla.