Presidenta no, gracias
Más del 50% de los españoles ya han votado a mujeres, pero entre la clase política es otra historia, repleta de machismos, micromachismos, matices, circunstancias y aparato de partidos.
Oh, sí, claro que sí. Este país está preparado para tener una mujer presidenta del Gobierno, coinciden tanto las políticas como los políticos consultados. Sin embargo, a la hora de poner nombre y apellidos -Soraya Saénz de Santamaría, Inés Arrimadas, Irene Montero- y de concretar quién tiene posibilidades cercanas o en un futuro no tan lejano, sellan los labios. No hay problema, la ciudadanía siempre va por delante de los políticos. Los datos demuestran que estamos preparados para tener una mujer presidenta del Gobierno. Más del 50% de los españoles ya han votado a otras mujeres, pero entre la clase política es otra historia, repleta de machismos, micromachismos, matices, circunstancias y aparato de partidos.
Si a alguien le quema la pregunta es a los señores del PP, incluidos los ministros, todavía en shock tras la manifestación del Día de la Mujer, en la que "no se había visto a tantas mujeres en la calle nunca" –medio millón según los organizadores, 170.000 en cifras del Gobierno-, tal y como asegura un asesor de Moncloa. Veremos si la ola feminista es capaz de alterar el patriarcado presidencial.
Ellos se paran encantados de responder a la primera pregunta, premeditadamente facilona para evitar su huida. ¿Está España preparada para una presidenta? Desde luego. ¿Y para que el partido la elija?... ¿Soraya Sáenz de Santamaría podría ser candidata? Si se pudiera echar a correr sin sembrar alarma, eso es lo que hubieran hecho varios ministros al mencionarles a la vicepresidenta, a la que avala su experiencia de gobierno, su carrera y la buena valoración que le otorgan los ciudadanos desde que el CIS la examina en los barómetros. Pero los suyos no la quieren.
Sáenz de Santamaría, más consciente que nadie de lo que le perjudica que se la señale como el relevo de Rajoy, responde con una media sonrisa a si está este país preparado para que gobierne una mujer: "Esa pregunta es una obviedad -por el sí, claro- así que no voy a responder con otra obviedad". Y pese a la obviedad, insistimos: "¿A usted le apoyaría su partido?". Tan rápida y ágil como siempre, se da la vuelta, gira hacia la zona de Gobierno en el Congreso de los Diputados y se limita a levantar la mano, ya de espaldas, en un adiós. Solo le ha faltado añadir ¿creíais que me ibais a pillar?
La cuestión no parece tan complicada, pero lo cierto es que hablar de la posibilidad de que una mujer llegue a la Moncloa resulta tabú entre los políticos. Les pone tensos y desencadena risitas nerviosas imaginando, quizá, las implicaciones que tendría para su patriarcado.
"Pero qué cosas me preguntas", farfulla Cristobal Montoro solo al escuchar en la misma frase Soraya y Moncloa. José Ignacio Zoido, ministro de Interior, dice tan ufano: "¡Hombre! ¿Cómo no va a estar preparado este país para que gobierne una mujer?", pero le muda la expresión al apuntarle a la vicepresidenta como la más lógica para acceder al cargo. Y suelta un seco "ahora no estamos en esa cuestión", mientras enfila pasillo adelante. Una cosa es asumir que tienen que ponerse las pilas con el tema mujeres, y otra meterse en jaleos verdaderos, bajar al detalle.
"Esa pregunta tiene trampa", espeta Álvaro Nadal, ministro de Industria, quien en su día formó parte de los sorayos, el grupo que se constituyó en torno a la ahora vicepresidenta, cuando Rajoy la eligió portavoz del PP en el Congreso justo hace 10 años ante la indignación de buena parte del partido, que no la consideraba preparada para el cargo. "Ya hay un líder y no voy a contestar", apunta Nadal ante la insistencia.
El tiempo no solo no dio la razón a sus detractores, sino que la gente la sitúa como la más firme candidata a suceder a su mentor. Es la mejor valorada del gobierno CIS tras CIS, incluso en los peores momentos de la crisis o la corrupción, la ciudadanía la prefería al resto. Ha sabido crear una zona de seguridad y mantenerse limpia. El relevo es más factible en su partido que en los demás, en los que los candidatos son más jóvenes y frescos que un señor de 63 años que lleva ya dos legislaturas a las espaldas. Tiene una edad más próxima a Pedro Sánchez y Albert Rivera y, además, es mujer, algo que podría proporcionar réditos electorales.
Esos datos obstinados no impiden que desde dentro del Partido Popular se fabriquen alternativas a "la vice". Es el caso de Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del PP. A su alrededor ya se ha creado un grupo de seguidores, dispuestos a auparle, hasta ponerle frente a los ojos de Rajoy. "Es la mejor alternativa a Rivera y Sánchez, jóvenes y atractivos. Si conquistara el ayuntamiento de Madrid, estaría más cerca de Moncloa", explica un amigo del aspirante. Por cierto que Casado es otro de los que dicen "ahora vuelvo" al interrogarle por Santamaría. Todavía estamos esperando.
Pero desde el 8 de Marzo, la movilización social de mujeres -y luego pensionistas- ha llevado al plano de la notoriedad a Ana Pastor, la presidenta del Congreso de los Diputados, amiga personal de Mariano Rajoy. Mujer y con 60 años, podría resultar interesante para los dos colectivos más reivindicativos del momento. Solo que Pastor tiene el mismo handicap que Saénz de Santamaría, carecen del favor del aparato y en los territorios contemplan a ambas poco o nada.
Mientras que Soraya sí que podría contar con el respaldo de Andalucía, donde hace cuatro años colocó de presidente a su fiel Juan Manuel Moreno, Ana Pastor lo tiene más difícil. Esta zamorana es diputada por Pontevedra, pero en Galicia ya está el eterno delfín, Alberto Núñez Feijóo, que sigue luchando por ser el primero de la lista. "Pastor tiene la cabeza en la política las 24 horas del día. Sabe jugar sus cartas, por algo lleva desde el 99 empalmando cargos públicos y subiendo escalones. Sin prisa pero sin pausa. Como Soraya, conoce bien al 'jefe', un hombre que se siente muy cómodo rodeado de mujeres de confianza", explica un diputado próximo al presidente. "Ana Pastor es estupenda, pero tiene un defecto, todos los que trabajan con ella tienen psiquiatra. Les hace trabajar como animales y luego no le gustan los papeles que le hacen. Soraya no sobrepasa cierto nivel de exigencia", explica una diputada popular.
Ni tan siquiera para los analistas es fácil entender el rechazo de Génova hacía la vicepresidenta de Mariano Rajoy. "Su valoración ha sufrido muy poco desgaste para el cargo tan complicado que desempeña. Si observas la evolución histórica de los ministros en el CIS, las ministras tienen mejor valoración entre las mujeres que los hombres", reflexiona Belén Barreiro, directora de la compañía demoscópica My World y expresidenta del CIS. "Ni tan siquiera le ha pasado factura la mala gestión en Cataluña. Rajoy se sigue apoyando en ella", explica un joven diputado popular.
Una de los muros que tiene Soraya en el aparato del PP es María Dolores de Cospedal, secretaria general del Partido Popular, presidenta del PP de Castilla-La Mancha y ministra de Defensa. La rivalidad con Santamaría está oficializada, se reconoce sin tapujos entre sus compañeros e incluso bromean sobre las tensiones entre ambas, pero se quitan del medio rápido, no sea que uno de las flechas que se lanzan mutuamente, les pille en el centro.
Cospedal es más correcta que sus colegas de Gobierno. Se para cuando se le pregunta por el asunto de una mujer para presidenta del Gobierno. "Claro que estamos preparados y que el PP apoyaría a una mujer". ¿Y esa mujer podría ser usted? "Eso no se plantea ahora", momento en el cual aprieta el paso, subiendo las escaleras. Sin tiempo a responder a la siguiente pregunta: ¿A la vicepresidenta Soraya le apoyarían? Lo hacen sus colaboradores: "Se la apoyaría como a cualquier otra mujer del partido", al tiempo que recuerdan que el PP ya ha tenido mujeres presidiendo el Senado y ahora el Congreso.
También echa mano de compañeras en cargos destacados para resaltar el espíritu igualitario que reina en su partido Isabel García Tejerina, ministra de Agricultura y Medio Ambiente. A quien Rajoy no tuvo reparo en dejar en evidencia al asegurar que no se reconocía en la huelga a la japonesa que tanto Tejerina como Cristina Cifuentes defendieron como alternativa al 8M, siguiendo el ideario del partido. "Hay una presidenta en las Cortes y otra en la comunidad de Madrid. Este partido ha ido rompiendo la brecha femenina. La primera mujer al frente de Medio Ambiente fue una mujer, Isabel Tocino. Hemos tenido también a Elvira Rodríguez o Loyola de Palacio. A las mujeres nos tienen que dar oportunidades y tenemos que trabajar por oportunidades. No tenemos nada que demostrar, pero lo demostramos".
Sobre si la vicepresidenta podría quitarse el vice, ni pío. En el PP es el presidente quien elige sucesor. Aznar lo hizo con Rajoy y, cuando llegue el día, no sería impensable que la persona en quien más confía el inquilino de La Moncloa sea su número dos para todo.
"La veo parecida a María Teresa Fernández de la Vega. Bien valorada en las encuestas y con un poder descomunal. Tiene el mismo problema que Narcís Serra –Felipe se planteó que le sustituyera-, que no tiene química con el partido", saca a relucir uno de los suyos. Desde dentro se la ve con otros ojos.
"Soraya es la mejor. Ha tenido varias virtudes. Se ha rodeado de un grupo de tecnócratas formados y eso suma bastante. Otra segunda virtud, ha controlado la inversión en los medios de comunicación. Tiene el CNI bajo su control. Y cuenta con la confianza incondicional del jefe", apunta un socialista con quien tiene bastante trato.
Otro socialista, Patxi López, asegura que "tanto Soraya Saénz de Santamaría como Irene Montero, cuando intervienen, se ve que son muy buenas. Las mujeres tienen mayor conexión y empatía con los problemas, con quienes sufren, y le echan pasión. El PSOE tiene una presidenta en Andalucía y Baleares. No sé si tendría un plus presentar a una mujer a la presidencia del Gobierno pero tiene que llegar ese momento".
LAS OTRAS
Solo una mujer se ha presentado como candidata a la presidencia del Gobierno, Rosa Díez, y tuvo que montar su propio partido, UPyD, para encabezar la lista. A Carme Chacón la eliminó el aparato en cuanto notó que su ambición tenía visos de prosperar. Del apoyo reciente a Susana Díaz, algunos socialistas comentaban con sorna, "fíjate si le tienen tirría a Pedro Sánchez que prefieren apoyar a una mujer".
Margarita Robles, jueza y portavoz del PSOE en el Congreso, a quien los suyos examinan con lupa, considera que "en el fondo siempre hay un componente de machismo incluso entre los más feministas. Internamente a las mujeres se nos exige más que a los hombres, se es más crítico y a cada un error se saca punta". Para Robles, "Ana Pastor es la gran tapada, si yo fuera Rajoy pensaría en ella como sucesora. Es muy respetada por todo el mundo, tiene carrera profesional –es médico-, un estilo serio de hacer política y conoce la administración".
Sobre cuánto debe demostrar una mujer su valía, Ana Oramás, portavoz de Coalición Canaria en el Congreso, lo tiene claro: "Hasta que en la sociedad no haya mujeres mediocres en puestos destacados no habrá llegado la igualdad. Cuando se deje de resaltar que si han llegado son las más currantas y trabajadoras –cuando de ellos nunca se dice-, habrá igualdad. Lo que está claro es que en todos los partidos las que están en la cima es porque son superválidas".
Del ministro de Economía nunca se apostilla que le echa más horas que nadie, en cambio a Soraya Saénz de Santamaría, Irene Montero o Inés Arrimadas, entre otras, se les asocia a una infinita capacidad de trabajo, como si hubiera que justificar así sus cargos. Que si "está volcada" o "entregada los 365 días del año", son frases recurrentes al referirse a ellas.
De la portavoz de Podemos, sus enemigos repiten que "eso sí, tiene una capacidad brutal de trabajo". Irene Montero acumula ya más poder e influencia que el propio Pablo Iglesias. En su grupo parlamentario nadie se atreve a respirar sin contar con su beneplácito. Nada se le pone por delante. Y lo mismo organiza el grupo que se ocupa tener bajo control el reparto de poder territorial o de tomar la palabra en vez del portavoz correspondiente en las comisiones más mediáticas. "No perdáis de vista a Irene –advierte un dirigente de su partido-. Está cogiendo fuerza la posibilidad de que sea la próxima candidata a la presidencia del Gobierno. Pablo es el político peor valorado en las encuestas y estamos en caída libre. Solo un milagro o un golpe de efecto como el de presentar a Montero podría salvarnos del desastre".
Pablo Iglesias lleva una temporada insinuando que está cansando y que no está claro que siga siendo cabeza de lista en el 2019 o 2020, según cuándo convoque Rajoy elecciones. En su entorno hay quienes interpretan que el líder simplemente pretende hacerse rogar aunque, mientras, Montero se prepara por si llega su momento. "Irene Montero, para el mundo de Podemos y con respecto a Iglesias, tiene mucha fuerza y mucho empuje. Aunque yo no lo comparta, se cree lo que dice y destaca por una capacidad de liderazgo muy fresco. Para sus votantes la veo de candidata", explica Margarita Robles .
"Tiene garra, fuerza expresiva. Y el partido la apoya. El día de la moción de censura, cuando leyó la lista de casos de corrupción fue súper efectiva", reconoce un diputado popular que asistió atónito a su discurso.
De nuevo, fuera de su partido se contempla con más naturalidad el liderazgo de la portavoza. Iñigo Errejón, responde muy convencido que "hace tiempo que este país está preparado. Hay presidentas de comunidades y alcaldesas". Pero el orgullo hacía las mujeres en el poder baja de intensidad al citar el caso que le pilla más cerca: "Tener a Irene de candidata es decisión de los inscritos pero eso no está ahora ni abierto porque hace tiempo que se ha decidido".
Mucho más probable ve esa posibilidad la diputada de Podemos, Tania Sánchez. "Claro que podría ser presidenta, pero al igual que en el caso de Arrimadas, influirían mucho las circunstancias políticas del momento". Sánchez tiene claro que la posibilidad de que una mujer ocupe La Moncloa es cada vez más cercana "e incluso puede suceder que el primer partido que tome esa decisión, obtenga réditos electorales".
El presidente de la empresa demoscópica, 'GAD3', Narciso Michavila, explica que "la mitad del país ya ha votado a mujeres, y desde hace tiempo. En 2011, Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid ya obtuvo más del 50% de los votos. No es un problema del electorado. Ahí están Cristina Cifuentes, Manuela Carmena, Ada Colau o Inés Arrimadas, que ha tenido el 30% de los votos en Cataluña".
La también demóscopa y fundadora de Podemos, Carolina Bescansa, está convencida de que España "está lista para ser gobernada por una mujer y creo que podría hacerlo incluso sin el apoyo de su partido, porque las circunstancias políticas en este momento son tan cambiantes que los electores pueden decidir por diversas causas".
A Inés Arrimadas, su empatía, la seriedad que transmite y haber ganado las elecciones en Cataluña, la ha situado a la misma altura que a Albert Rivera. Sin embargo, en su partido le quitan importancia a que haga sombra al líder. "Ella sueña con comprarse una casita en Jerez y retirarse. No tiene ambición de competir con Albert. Imposible", asegura uno de sus compañeros. Una idea que se ha extendido internamente quizá porque el peligro es más real de lo que parece. "El caso de Inés Arrimadas es asombroso, porque me he topado con hombres del ámbito empresarial que la prefieren a Albert Rivera", dice un asesor del PP.
De hecho, una de las primeras veces que se presentó ante un auditorio de maduros empresarios en un desayuno coloquio en el Ritz, los directivos se quedaron boquiabiertos de su solvencia cuando no esperaban gran cosa de una chica tan mona, según sus parámetros. Ese día, Rivera ya nos respondió con un "Inés es mejor que yo" al comentarles al final del acto entre bromas que igual acababa ocupando su puesto.
El presidente de Ciudadanos es de los que no dudan que el electorado no pondría trabas a una mujer presidente. ¿Y si fuera Arrimadas? "Inés está preparada, pero son los militantes los que eligen al candidato en primarias" contesta Rivera, aparentemente tranquilo. Por el momento.
La situación actual de las calles, las mujeres y los jubilados y quizá los emigrantes, pueden convertir ese "por el momento" en más cambiante y breve que nunca desde el 15M.