Caos tras la votación: ¿está en juego la reforma laboral por el lío en el Congreso?
La histórica y errática sesión del jueves va a traer mucha cola y ha dejado no menos preguntas.
De rebote, con suspense, con un sorprendente error humano de un diputado (el PP dice que técnico) y con bronca, sí, pero la reforma laboral ha sido aprobada.
El Congreso dio este jueves su ‘sí’ al nuevo texto planteado por el Gobierno, tras acordarlo con sindicatos y patronal, y ahora se abre un horizonte de muchas preguntas sobre la propia normal, más allá del ‘lío’ de la votación.
¿El resultado es válido?
Una pregunta tan obvia como necesaria. Sí, está aprobada de forma legal en el Congreso de los Diputados, que dio su visto bueno por mayoría absoluta (175-174), ya que actualmente solo hay 249 diputados.
Entonces, ¿ha entrado en vigor ya la nueva reforma?
Sí, pero no por haber superado el trámite del proceso. La norma se publicó en el BOE el 30 de diciembre, una semana después del anuncio del acuerdo entre el Ejecutivo y los agentes sociales, y entró en vigor el día 31. Lo que se votaba en el Congreso era su convalidación; evitar que perdiera su efecto legal.
¿Y qué hubiera pasado de ganar el ‘no’?
Lo que se votaba era un Real Decreto-Ley que, por su propia naturaleza, requiere de la convalidación de la Cámara. En caso de no conseguirse los apoyos, se hubiera derogado el texto, lo que hubiera producido el inmediato cese de sus efectos y su expulsión del ordenamiento jurídico, pero no la anulación de los efectos producidos durante su vigencia, como recoge la normativa del Congreso. Estos efectos hubieran sido mínimos porque la reforma lleva en vigor poco más de un mes.
Entonces, ¿se ha derogado ya la reforma laboral de 2012 del PP?
No, no se deroga el texto aprobado en tiempos del Gobierno de Mariano Rajoy, una premisa sobre la que partían PSOE y Unidas Podemos. En cambio, hay una actualización de varios puntos. La norma defendida por Yolanda Díaz plantea avances en la reducción de la temporalidad, la prevalencia de los convenios sectoriales o la recuperación de la ultraactividad. de ahí que varias formaciones hablen de “un mal menor” al referirse al nuevo texto. No hay grandes variaciones, por ejemplo, en materia de despido e indemnizaciones.
¿Puede algún partido hacer algo para que la reforma no se aplique?
De momento, PP y Vox han anunciado que recurrirán a la Mesa del Congreso (una vía muy poco útil porque hay mayoría de PSOE+UP, que tienen seis miembros, frente a los tres que suman entre PP y Vox). Si sus quejas no salen adelante, se desplazarán al Tribunal Constitucional en amparo porque defienden que se han vulnerado los derechos del diputado popular Alberto Casero recogidos en el artículo 23 de la Carta Magna, referido al derecho de participación.
El Constitucional tiene algo de experiencia en un caso parecido, pero no igual. En 2004, la diputada socialista Irene Novales no pudo votar por un problema del sistema y el Alto Tribunal falló a su favor al considerar que debía repetirse la votación. En este caso las diferencias son evidentes, porque Casero sí votó y su sufragio quedó computado. Otra cosa es que él y su partido digan que se grabó mal.
¿Y si fuera un error humano... o tres?
Ayer se negaba la mayor desde las filas conservadoras. Hoy ya se deja caer que a lo mejor fue un error humano, pero les da lo mismo. El PP insiste, pasara lo que pasara, en que se “quebrantó el derecho a voto” porque no hubo reunión de la Mesa para debatir si anulaban o no el sufragio incorrectamente emitido.
Lo que es (aún) más llamativo es que el fallo no fue uno, sino tres. Además del tropiezo con la reforma, Alberto Casero votó en sentido contrario a su partido otras dos ocasiones, según recogen las actas del Congreso.
Ocurrió en la tramitación como Proyecto de Ley por el procedimiento de urgencia del Real Decreto sobre la reforma laboral, cuando pulsó el ‘no’ y había orden de darle al ‘sí’. Y también al pronunciarse contra uno de los puntos de la moción del PP sobre la observancia constitucional del programa legislativo del Gobierno.
¿Es fácil equivocase al votar telemáticamente?
Errare humanum est, reza el dicho latino que, quien más, quien menos, todos hemos pronunciado como intento de excusa. Claro que ese refrán continúa con perseverare autem diabolicum (“perseverar es diabólico”).
En el caso del voto a distancia errare es posible, pero el sistema da dos oportunidades para evitar perseverar en el fallo. Con el objetivo de evitar problemas surgidos de un inoportuno golpe de ratón, se requiere de una doble confirmación antes de emitir el certificado de voto válido. Hasta ahora no hay antecedentes de fallos técnicos en este punto, como recoge El País citando fuentes del Congreso.
Ahora mismo, imposible no hay prácticamente nada, pero no parece una opción viable. El PP se agarra a esta opción (o a la que sirva) alegando que no se comprobó telefónicamente el sentido del voto de su diputado, como recoge el acuerdo de 2012 sobre voto telemático, un punto que solo se aplicaba en casos excepcionales y que ya no se llevó a cabo durante las votaciones en pandemia por la imposibilidad de atender centenares de consultas.