Génova quiere un Gobierno en solitario del PP, Mañueco no descarta a Vox y la ultraderecha insiste en entrar
El PSOE descarta abstenerse como pide Óscar Puente.
Agitación absoluta del tablero político nacional. Castilla y León está moviendo todos los cimientos después del 13-F. La resaca está dejando muchos titulares con una dirección nacional popular insistiendo en un Gobierno sólo del PP, mientras que Alfonso Fernández Mañueco no es tan claro y no ha descartado un Ejecutivo de coalición con la extrema derecha.
El lunes está siendo de una intensidad brutal en la política y Vox ha evidenciado que no va de farol. Su candidato, Juan García-Gallardo, ha remarcado en una rueda de prensa que tienen el “derecho” a entrar en el Ejecutivo y que no va a dar gratis su apoyo. Dejando, además, muy claro que quiere “lo mismo o más” que tenía hasta el momento Ciudadanos en Castilla y León, al tener un mayor porcentaje de voto que los naranjas hace tres años.
Las placas tectónicas se mueven con brusquedad. Y una de las opciones que ha aparecido ha sido la de una posible abstención del PSOE para evitar la entrada de la extrema derecha en la Junta, como ha propuesto el alcalde de Valladolid y exportavoz nacional socialista, Óscar Puente. Una iniciativa que no había hablando con Ferraz y que la dirección nacional descarta.
En Ferraz ha reunido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al núcleo duro de la Ejecutiva. Una cita en la que no se ha abierto ni siquiera este debate interno, según ha explicado el actual portavoz, Felipe Sicilia, que ha descartado esa posible abstención y ha remarcado en varias ocasiones que el PP “depende de Vox” y que Génova ha buscado esta situación.
Las elecciones han dejado un escenario endiablado del día después. El PP se ha encontrado con una victoria pírrica, muy lejos del objetivo de lograr la mayoría absoluta. Y se queda en manos de Vox. Mañueco dice que va a abrir una ronda de diálogo con todos los partidos con la idea de formar un Gobierno sólo del PP, pero no ha descartado que entre Vox.
La dirección nacional del PP rechaza esa posibilidad en estos momentos, consciente de que esto les puede perjudicar en la próxima cita electoral que será en Andalucía y puede activar al electorado de la izquierda. Desde el PP de Castilla y León se señala que la decisión se tomará en la tierra y que “efectivamente” García Egea puede opinar, pero no decidir. En cambio, el ‘número dos’ del PP ha sido más duro con los de Santiago Abascal: “si bloquean” ese Gobierno, tendrán que responder de sus actos.
Pero, además, existe otro flanco derivado. La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, sale reforzada en el pulso interno pues sus datos fueron muchos mejores que los de Castilla y León. Y lo piensa aprovechar. Los suyos han vuelto a la carga de la mano del portavoz del Gobierno regional, Enrique Ossorio, quien ha pedido que se adelante el congreso regional para ella se haga con el liderazgo interno.
La euforia sigue instalada en la extrema derecha, que ha pasado de uno a trece procuradores en las Cortes. Los de Abascal mantienen la tesis del domingo: tienen el “derecho y el deber” de entrar en el Gobierno regional. Su candidato ha sido directo: “Lo dijimos claro, si alguien quería que el PP gobernara en solitario que hubieran votado al PP, no voy a regalar los votos a nadie”.
García-Gallardo no ha hablado todavía con Mañueco, según ha confesado, pero ha trazado la hoja de ruta: “Espero que en Castilla y León nos entendamos, voy a dirigir las negociaciones con Fernández Mañueco yo personalmente, creo que es lo razonable”. No ha detallado qué consejerías querrían, pero ha dicho que tienen que obtener “lo mismo o más” que Cs -que tenía la Vicepresidencia-. “Si otros partidos con una menor representación han integrado el Gobierno, nosotros vamos a hacer valer nuestros votos, un votante de Vox no vale menos que el de otro partido se llame como se llame”, ha ilustrado.
Lo que sí ha puesto encima de la mesa son varias exigencias al PP: derogar la normativa autonómica sobre la memoria democrática y contra la violencia de género.
La izquierda está digiriendo durante estas horas un resultado muy malo frente al dominio absoluto de las derechas. Y están viendo cómo han bajado sus datos principalmente por la fuerte irrupción de la España Vaciada, que se presenta como un problema ya para el PSOE con vistas a nuevas citas electorales.
Podemos se ha quedado con un sólo representante en las Cortes. Su candidato, Pablo Fernández, ha descartado este lunes que la solución pase por una gran coalición entre el PP y el PSOE para frenar a la ultraderecha y cree que el mejor antídoto es hacer políticas valientes desde el actual Ejecutivo entre el PSOE y Unidas Podemos en La Moncloa.
Un terremoto político con epicentro en Castilla y León. Quedan muchas, muchas réplicas.