Por qué te es imposible dormir sin sábana aunque haga un calor del demonio
Hay gente que, por mucho que sude, es incapaz de dormir sin notar una mantita por encima.
Dormir cuando hace calor a veces es incluso más duro que ir a trabajar. Sabes que una solución sencilla para refrescarte un poco y dormir mejor sería destaparte, pero por mucho que sudes y por muy incómodo que te resulte, no eres capaz de dormir sin notar las sábanas por encima.
Quizá te has dado una ducha de agua fría antes de arroparte, o a lo mejor solo te tapas una pierna o te pones un ventilador junto a la cama. Tal vez hasta tengas la osadía de dormir con medio cuerpo al descubierto, pero ¿destaparte del todo? Ni en sueños.
¿Por qué se hace tan difícil dormir sin taparse aunque haga realmente calor?
“Nuestro ritmo circadiano está vinculado a la temperatura corporal, y esta desciende justo antes de dormir”, explica la enfermera Ellen Wermter, portavoz de la asociación Better Sleep Council.
La temperatura corporal sigue descendiendo a lo largo de la noche. Es el modo que tiene el organismo de conservar energía para realizar otras funciones vitales, como la digestión.
Las sábanas y las mantas evitan que tu temperatura corporal descienda mucho, te acabes despertando y no puedas completar los procesos de recuperación del organismo sin interrupción.
Sin embargo, cuando hace mucho calor, la costumbre de arroparse es contraproducente, ya que “aumenta la temperatura del cuerpo y crea un horno al vapor bajo las sábanas”, asegura Wermter.
Dado que el descenso de temperatura justo antes del sueño es una señal de que es hora de dormir, cuando la temperatura es muy elevada, tu cerebro puede pensar que es hora de estar activo.
Aunque consigas dormir con calor, es probable que te despiertes. “La temperatura corporal probablemente aumentará lo suficiente para despertarte e intentar enfriarse”, explica Wermter. Esto rompe tu sueño.
Igual que ese descenso de la temperatura corporal es señal de que te vas a dormir, también lo es taparte. Los expertos lo llaman asociaciones del inicio del sueño. “Forman parte de tu rutina y, sin ellas, tu cerebro siente que le falta algo por hacer y le cuesta relajarse”, señala Wermter. Además, arroparse es agradable.
Durante la fase REM (movimiento ocular rápido), disminuyen los niveles de serotonina, un neurotransmisor que provoca relajación, tal y como apunta la neuropsicóloga Sanam Hafeez, profesora adjunta de la Universidad Columbia de Nueva York. Y utilizar sábanas y mantas, sobre todo si son pesadas, está asociado a una mayor producción de serotonina, de modo que ayuda a dormir mejor. Es posible que sea el peso de las sábanas y mantas lo que provoca una estimulación por presión que activa el sistema nervioso parasimpático, que a su vez incrementa la producción de dopamina (una hormona que mejora el humor) y serotonina en determinados individuos.
Paradójicamente, si destaparte cuando hace calor perjudica tu sueño tanto como taparte, ¿cuál es la mejor opción? Estos son los consejos de los expertos para mantenerte fresco, seco y descansado.
“Cuando aumentas rápidamente la temperatura de tu cuerpo en la ducha, activas el proceso natural de termorregulación”, asegura la neurocientífica Chelsie Rohrscheib, experta en sueño y miembro del Sleep Cycle Institute.
En otras palabras: la humedad que queda en tu piel después de la ducha se evapora, enfría tu tronco y le dice a tu cerebro que es hora de dormir. En consecuencia, las sábanas parecerán un oasis y no una olla a presión.
Si pasar de una manta pesada a no taparte es un cambio demasiado brusco, ve aligerando la ropa de cama a lo largo de varias noches.
“Así tu cerebro tiene tiempo para adaptarse a la diferencia de peso conforme vas pasando de mantas más pesadas a sábanas más ligeras que transpiran más”, recomienda Wermter.
También puedes poner varias capas de ropa de cama e ir ajustándote cada noche según tus necesidades.
Los pijamas retienen el calor y pueden ser complicados de quitar en mitad de la noche. Prueba a dormir en ropa interior o tal y como viniste al mundo.
La temperatura de tu cerebro tiene que bajar uno o dos grados antes de que te puedas dormir, apunta Rohrscheib. En ambientes calurosos, puede ser un reto; por eso resultan tan útiles las almohadas refrescantes para acelerar el proceso y así aumentar la probabilidad de que no se interrumpa tu sueño.
Estas almohadas utilizan espuma viscoelástica con memoria y una capa extraíble de gel que evita que te ases. Tienen una funda de algodón para que la piel respire.
“[Las mantas refrescantes con peso] están diseñadas para mantenerte fresco sin perder los beneficios sensoriales del peso de una manta gruesa”, explica Hafeez. Estas mantas refrescantes están hechas de algodón peinado ligero y te aportan esa sensación de comodidad de las mantas, pero sin retener el calor.
Estas sábanas permiten que te sientas arropado, pero sin el calor de una manta más pesada y voluminosa.
“Son cómodas y, al mismo tiempo, desalojan el calor”, afirma Hafeez.
Los estudios sugieren que mantener los pies frescos (por ejemplo, metiéndolos en agua fría antes de dormir o sacándolos fuera de las sábanas) ayuda a reducir la temperatura corporal.
Dormir cerca de tu pareja hará subir la temperatura, de modo que si el colchón es lo suficientemente ancho, daos espacio para regular vuestra temperatura corporal.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.