¿Por qué tanta gente vuelve enamorada de Rumanía?
Hacía tiempo que veía a mucha gente regresar enamorada de un viaje por Rumanía. Como tantas personas no podían estar equivocadas y no me gusta perderme nada bueno, decidí tomar un vuelo directo a Bucarest.
La capital rumana no es nada especial. Lo que más destaca es el Palacio de Parlamento Rumano, una inmensa mole creada por Ceaucescu para gloria de su megalomanía, que sin pretenderlo se ha convertido en el gran reclamo turístico de Bucarest.
La mejor forma de conocer Rumanía es alquilando un coche. Las carreteras están muy bien asfaltadas y hay tantos lugares interesantes fuera de ruta, que la única forma de llegar a ellos es disponiendo de un vehículo. De hecho los amantes de la conducción tienen marcado en rojo este país desde que el mítico programa de la BBC Top Gear consideró la carretera rumana de Transfarasarán como el mejor road trip del mundo.
Después de recorrer la serpenteante Transfarasarán llegamos a la joya de la corona del turismo en Rumanía; la región de Transilvania. En este territorio se concentran los mayores tesoros del país y las leyendas de vampiros surgidas a partir de la novela Drácula, personaje inspirado en Vlad Tepes. Éste último y su manía de empalar gente sí daba miedo, a diferencia de los vampiros, que de aparecer alguno (cosa poco probable) los puedes matar con un gazpacho cargado de ajo o mostrándoles la pantalla del móvil al máximo de brillo.
Volvamos a Transilvania y a lo que que fue la capital de su principado cuando este territorio era un estado independiente. La Ciudadela de Alba Iulia con su forma de estrella de siete puntas es la primera parada por un territorio poblado de castillos y fortificaciones. Durante la edad media esta región fue un tablero de Risk que los imperios buscaban apropiarse, obligando a la población a protegerse. El Castillo de Bran, la Ciudadela de Rasnov, el Castillo de Hunyad y el conjunto de Iglesias Fortificadas (declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) son la prueba de que para apoderarse de Transilvania había que luchar mucho y correr el riesgo de que Vlad el Empalador te metiera una estaca donde la espalda pierde su nombre.
Transilvania también presume de tener las tres ciudades más bellas del país: Brasov, Sibiu y Sighisoara. No son muy grandes, pero atesoran historia, patrimonio y turistas como para ser consideradas capital del turismo rumano. Aunque para disgusto de las tres, el segundo destino que más visitantes recibe, después del Castillo de Bran, es el Palacio de Peles. Una suntuosa residencia de verano llena de jardines y lujo que mandó construir el rey de Rumanía en el siglo XIX para presumir de riqueza ante las demás cortes de europeas.
Rumanía tiene muchos espacios naturales. Aparte de la cordillera de los Cárpatos, tenemos el Parque Nacional Apuseni. 76 hectáreas de bosque autóctono lleno de osos, lagos, aguas rápidas, senderos y cuevas. Muchas cuevas. Más de 1.500 entre la que destaca la cueva glaciar de Scarisoara, que en su interior aloja una glaciar fosilizado de 75 mil metros cúbicos.
Voy a terminar el road trip por Rumanía en lo que considero es lo más bello del país: el Delta del río Danubio. Nada menos que el tercer espacio con más biodiversidad del mundo después de las Islas Galápagos (Ecuador) y la Gran barrera de Coral (Australia). Viendo el amanecer en el Delta, entendí porque tanta gente viene sorprendida y enamorada de Rumanía.
Si estás pensando en viajar al país de los Cárpatos, te recomiendo que antes consultes la web de Visita Rumanía y lleves ajo. No encontré ningún vampiro, pero prevenir es de sabios.