Por qué 'Star Wars: El ascenso de Skywalker' no es una película más de la saga
Ni los fans son conscientes de la presión que tiene J.J. Abrams con el estreno del 'Episodio IX'.
No es una película cualquiera. Puestos a etiquetarla, habría que decir que Star Wars: El ascenso de Skywalker es LA película. La película que hoy lo inunda todo y la película que esta Navidad promete llenar de fans las salas de cine de toda España. Fans que, por cierto, llevan con la entrada en el bolsillo desde finales de octubre, cuando Disney abrió la venta para el estreno de este 19 de diciembre.
La locura entrega es máxima. El Episodio IX lo invade todo. Y todo es todo. Las tiendas de ropa, las jugueterías, las marquesinas, las fachadas de los edificios... Todo.
“Lógico”, pensarán muchos fans de la saga. ”¿Por qué?”, se preguntarán los poco o nada expertos en la materia. ”¿Qué tiene esta de particular frente a las otras diez películas (ocho si solo se cuentan los episodios de la saga)?”.
El ascenso de Skywalker es la encargada de cerrar la saga que arrancó (sin ser consciente) George Lucas en 1977 y es también la última de la trilogía iniciada por J.J. Abrams en 2015, tres años después de que Disney pagase 3.124 millones de euros por la productora Lucasfilm.
J.J. Abrams asumió el reto de dirigirla en 2017 y lo hizo a sabiendas de que tenía como objetivo “dar una conclusión épica y emotiva a algo que George Lucas comenzó tan brillantemente hace cuatro décadas”, como el mismo Abrams aseguró en una reciente entrevista en El País refiriéndose a Una nueva esperanza, la película estrenada en 1977 bajo el nombre La guerra de las galaxias. Es cerrar la saga “de manera que, dentro de cien años, un niño vea todas las cintas completas, las nueve, y sienta que hay una narración que lleve a ese final”, ha dicho sobre su papel en declaraciones a EFE.
El ascenso de Skywalker tiene más misiones que hacen que no sea una película más: debe dar respuesta a las incógnitas que quedan aún en el aire (¿está vivo el Emperador Palpatine? ¿Se pasará Rey al lado oscuro? ¿Qué ocurrirá entre Kylo Ren y Rey?) y devolver a lo más alto a la saga, envuelta desde hace años en polémicas. La última, en 2018, con el histórico batacazo de Han Solo: Una historia de Star Wars, que no convenció ni a público ni a crítica.
El fracaso de la película protagonizada por Aaden Ehrenreich es el único dato que no manejaba J.J. Abrams cuando, en septiembre de 2017, le llegó la propuesta de dirigir el Episodio IX. Disney y Lucasfilm le pidieron que sustituyese al director y guionista Colin Trevorrow, al que habían despedido por falta de entendimiento
“Nos dimos cuenta de que tal vez estaba yendo en una dirección que muchos de nosotros no sentíamos que fuera realmente a donde queríamos. Teníamos un calendario, como a menudo ocurre con estas películas, y tuvimos que tomar una decisión difícil sobre si creíamos o no que podríamos llegar allí a tiempo”, explicó Kathleen Kennedy, presidente de Lucasfilm, en Joblo.
Abrams, bajo presión
La importancia de la película para los fans de la saga y la consiguiente presión sobre Abrams son evidentes, pero el director está acostumbrado a manejarse en universos complejos. Ya en 2015, cuando estrenó Star Wars: El despertar de la fuerza, tuvo la nada fácil tarea de remontar los ánimos de los fans adultos, decepcionados por la infantilización de la segunda trilogía de la saga, que arrancó en 1999 y que contaba la infancia de Anaking Skywalker. Salió con nota.
“El director recompone el tejido enfermo de la última trilogía para devolvernos el brillo del mito (...) A sus pies, señor Abrams”, decía la crítica de El Mundo. “Ha hecho lo que Lucas, por pudor o chulería, no se atrevió: copiar los originales. (...) ha recogido el armazón de una nave abandonada para ponerla en marcha con piezas si no originales, lo más parecidas”, apuntaban en Cinemanía.
Para el director han sido dos años de trabajo intenso y de máximo secretismo, incluso con los actores. Recibían los guiones por cuentagotas para evitar filtraciones y, en cierto modo, restar peso a su misión. ”Él es quien tiene que escribir, saber lo que hay que cerrar. Tenía una responsabilidad de la que nunca hemos sido conscientes”, ha recordado la actriz Daisy Ridley (Rey) en el encuentro con EFE.
Por si no fuera suficiente, Abrams debe contentar a tres generaciones: el público de 1977, los que se sumaron a la saga en 1999 y los que lo hicieron en 2015 con la tercera trilogía. De ese éxito salen los elevados ingresos. “El despertar de la Fuerza (2015) y Los últimos Jedi (2017) no habrían podido registrar la taquilla que tuvieron si no hubieran funcionado bien en todos los rangos de edad”, explicó Matthew Ball, exjefe de estrategia de Amazon, a BBC.
“Hay que combinarlo. En cuanto decides que una película es para tal o cual grupo, es peligroso. No podemos olvidar que Star Wars es para niños. Pero eso no significa que se tenga que contar de forma condescendiente y simplista. Los niños están hoy expuestos a estímulos a los que en muchos casos no deberían”, apuntó el propio director en El País.
La despedida de Carrie Fisher
El ascenso de Skywalker debe dar respuesta a muchas preguntas de los fans, y una que seguro se hacen todos los espectadores (incluso los que no han visto ninguna película): cómo ha hecho J.J. Abrams para que Carrie Fisher, fallecida en 2016 con 60 años, interprete por última vez a Leia.
“No había forma de contar la historia sin Leia, así que tomamos escenas que no usamos [en El despertar de la fuerza] y escribimos otras nuevas que sucedían en torno a Carrie. Tuvimos que grabar la otra parte con la misma iluminación y coreografía de cámaras”, explicó el director sobre este trabajo, que supuso más de un año de edición. “Está tan viva en la película que es triste saber que la perdimos. Era un ser humano precioso, increíble y auténtico”.
La emoción está asegurada. Lo tiene claro quienes ya han visto la película y también Daisy Ridley, protagonista junto a Fisher de una de las escenas más lacrimógenas del episodio: “Es un momento muy emotivo y además una parte importante de la película. Tiene escenas brillantes y conmovedoras, los fans quedarán felices al verlo”.
Un universo con mucho mucho futuro
Cerrado el ciclo, la pregunta para los fans es evidente: ¿Y ahora qué? ¿Volverá la saga a la gran pantalla? Y la respuesta es sí, pero con la boca pequeña. Aún no hay nada cerrado, pero sí declaraciones que dan lugar a la esperanza.
Bob Iger, presidente ejecutivo de Walt Disney Company, aseguró recientemente que habría una pausa de tres años. Es solo cuestión de esperar. De hecho, Kathleen Kennedy dijo en la revista Rolling Stone que lo que toca es ver por dónde van los tiros: “Hay un sinfín de posibilidades, lo que resulta liberador, excitante, a la vez que crea muchísima presión y ansiedad”.
Lo que no se sabe aún es hacia dónde se dirigirán, si abarcará una era posterior a este episodio o si viajará a un pasado mucho más remoto. Otra opción pasa por el videojuego Los caballeros de la Antigua República, que según Buzzfeed es una posibilidad que está explorando la guionista de Alita, Laeta Kalogridis.
Lo que sí que no habrá es película del cazarrecompensas Boba Fett, Disney canceló el proyecto en octubre de 2018 para centrarse en la serie The Mandalorian, estrenada recientemente en Disney + y que muchos conocen ya como la serie de Baby Yoda.
Por esta, y por Kenobi, la serie protagonizada por Ewan McGregor y que todavía no tiene fecha de estreno, pasa el futuro inmediato de la saga, ya que la factoría está volcada de lleno en su canal de televisión por streaming, que llega a Europa en el primer trimestre de 2020.