Por qué nuestra generación no cree que haya que 'sentar la cabeza'
Escrito originalmente por Allie Braun en Unwritten.
Somos una generación de locos. Y lo reconocemos. Las generaciones anteriores nos llaman locos y es posible que las nuevas generaciones estén intentando ser aún más alocadas. Cabe la posibilidad de que los miembros de cada nueva generación piensen lo mismo de sí mismos o tengan que aguantar que nosotros les llamemos locos algún día, pero ahora no quiero centrarme en eso. Quiero hablar del hecho de que somos una de las primeras generaciones que se dan cuenta de que sentar la cabeza, como se supone que hay que hacer, no es la única forma de vivir la vida, ni siquiera lo mejor que puedes hacer con tu vida.
Porque nos han dicho que no nos asentemos nunca. Nos han dicho que apuntemos a las estrellas y que nos construyamos un cohete para llegar a ellas. Nos han dicho que es de débiles sentar la cabeza y conformarse con una vida normal en vez de intentar conseguir tener una feliz. Nos han dicho que busquemos lo mejor y que solo aceptemos una opción si sabemos que es la mejor. Estas cosas nos las han dicho las generaciones anteriores que ahora nos llaman locos por creer las cosas en las que creemos.
Exploramos. Viajamos. Crecemos. Conocemos a gente nueva. Formamos familias con personas que no son de nuestra sangre. Miramos a las casas con vallas blancas con las que se supone que tenemos que conformarnos y solo vemos limitaciones.
Tenemos un mundo entero por explorar. Tenemos imperios que crear. Tenemos sueños que conseguir. Sitios a los que ir, gente a la que ver, recuerdos que construir. Y una casa de dos plantas en un barrio residencial de las afueras solo sería un obstáculo en el camino. Hemos descubierto que no necesitamos tener una casa en propiedad para sentirnos en casa. Valoramos las experiencias y las conexiones más que las inversiones en bienes materiales, como una casa grande.
Pero esto no significa que no vayamos a casarnos o a formar una familia; simplemente, significa que esa familia no será como la de nuestros padres. Tenemos hijos y viajamos con ellos. Nos casamos con quien queremos, cuando queremos y después, recorremos el mundo en pareja. Trabajamos en lo que queremos, donde queremos. Seguimos creando vida; simplemente, no de la misma forma que nuestros padres.
Entendemos que la vida no es para vivirla toda en un único lugar. Vivimos en un mundo muy globalizado. Viajamos a destinos tan lejanos como sea posible durante todo el tiempo que podamos, y quizá, después, nos planteamos la posibilidad de dejar de movernos.
Quizá sea eso lo que nos haga ser una generación de locos. Quizá es lo que hace que seamos inestables. O quizá simplemente signifique que le sacamos todo el jugo a esta vida que se nos da y que lo hacemos como queremos. Quizá entendamos que los cambios no son malos y que la vida va a seguir cambiando, con o sin nosotros. Las cosas cambian constantemente, independientemente de lo que hagamos, así que, ¿por qué vamos a cambiarlas nosotros mismos?
Este post fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense de 'The HuffPost' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.