¿Por qué notamos que se nos congela el cerebro cuando tomamos algo frío?
No, tu cerebro no se congela.
Por Rebecca Snow
Le pasa a (casi) todo el mundo: cuando le damos el primer lametón a un helado o un trago a un granizado, nos empieza a palpitar la cabeza y notamos que nos duele todo el cráneo. El dolor continúa, cerramos los ojos, hacemos una mueca y, tal y como vino, se va y podemos seguir disfrutando de nuestro refrigerio.
Junto con las tormentas repentinas y las picaduras de mosquito, la sensación de congelación cerebral es una de las desventajas del verano. Esta característica sensación, conocida como 'cefalea por estímulos fríos' o 'cefalea del helado', es un dolor repentino e intenso que nos puede pillar desprevenidos, pese a haberlo experimentado muchas veces.
Aunque no dura tanto como un migraña, también se considera un tipo de dolor de cabeza y entra en la lista de la Clasificación Internacional de las Cefaleas. Para saber qué es lo que provoca esta sensación y qué hacer para librarse del dolor rápidamente —o evitar que empañe la experiencia de meterse un helado entre pecho y espalda—, los compañeros del HuffPost Estados Unidos se han puesto en contacto con dos expertas en la materia:
No, el cerebro no se congela de verdad. Esta sensación se produce cuando se introduce una sustancia fría, como un helado, debajo de la nariz y el paladar, según explica a la revista Health Lauren Natbony, neuróloga del Hospital Monte Sinaí de Nueva York. Cuando los nervios de esa parte de la boca captan el frío, le mandan instantáneamente un mensaje al cerebro que provoca que las arterias y los vasos sanguíneos reaccionen; como consecuencia, nos empieza a palpitar la cabeza.
"El dolor empieza a notarse poco después de que el paladar entre en contacto con algo frío y normalmente se dirige a la frente", aclara Anne MacGregor, especialista en cefaleas de la Escuela de Medicina y Odontología Barts and The London de Londres. El dolor se desata rápido, en cuanto los nervios perciben la baja temperatura del helado o la bebida en cuestión. "Suele durar unos segundos, pero a veces puede durar unos minutos antes de desaparecer", añade la doctora MacGregor.
Por sí sola, esta cefalea es inofensiva y no está relacionada con ningún problema neurológico más grave. Sin embargo, sí tiene algo que ver con las migrañas. De acuerdo con la doctora Nabothy, las personas que padecen de migrañas son más propensas a sufrir la cefalea del helado, porque los nervios del paladar son los responsables de provocar ambos tipos de dolores de cabeza.
La cefalea por estímulos fríos es temporal y no es lo suficientemente grave como para no ir al trabajo o a clase, así que lo normal es esperar a que desaparezca. No obstante, si el dolor es muy intenso y no lo soportas, existe algún que otro remedio. La doctora MacGregor sugiere beber agua templada (pero no caliente) despacio cuando empieces a notar esa sensación de congelación cerebral; el agua templada ayudará a mitigar la sensación de frío del paladar, así que la intensidad o la duración del dolor disminuirán.
También puedes probar a hacer presión con la lengua o con la yema de un dedo en la parte más alta del paladar para calentar los nervios y hacer una función similar a la del agua templada. Aunque la doctora Natbony advierte de que no hay pruebas científicas de que este truco funcione, no te vas a morir por probarlo.
Evidentemente, la manera más fácil de evitar la congelación cerebral es descartar el consumo de alimentos y bebidas muy fríos, asegura la doctora MacGregor. Pero, en verano, esta opción no es realista (ni divertida).
Para evitar este molesto dolor de cabeza, puedes comerte el helado muy despacio, sobre todo al principio, para que los nervios del paladar se vayan acostumbrando y el cambio no sea tan brusco. La doctora Natbony sugiere comer los alimentos fríos por la parte delantera de la boca, para evitar que los sensibles nervios de la parte alta del paladar se alteren y provoquen la sensación de congelación cerebral.
Si ninguna de estas soluciones funciona, la doctora Natbony recomienda calentar un poco los alimentos fríos antes de llevárselos a la boca. Así que, ya sabes, si te apetece un poco de helado de chocolate, sácalo del congelador un rato antes de devorarlo.
Este artículo fue publicado originalmente en Health.com.