Por qué nos dan miedo los payasos
Tiene una explicación científica y se llama coulorofobia.
Desde pequeña me ha perturbado la sonrisa permanente de los payasos. Los llamativos colores de sus trajes, el ruido y las risas constantes o la mezcla de siniestralidad y aparente simpatía de sus rostros. Con el tiempo y conforme fui creciendo me di cuenta de que no era la única que los veía así.
La coulrofobia [nombre científico que recibe este pánico sistemático] afecta, según los expertos, afecta sobre todo a niños y señalan que es a esa edad cuando se gesta la fobia. Sin embargo, también la sufren muchos adolescentes y adultos. "El miedo suele iniciarse en la infancia cuando no sabemos lo que significa ese personaje y nos parece tan raro a los ojos de un niño", aclara Luis Antón, psicólogo de IPSIA Psicología.
Ese temor tiende a prolongarse en el tiempo. Un estudio de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), realizado en 2008 en una muestra de 250 individuos de entre 4 y 16 años, concluyó que afecta por igual a menores y a adolescentes. Y la realidad es exactamente esa.
Preguntando a 11 personas, de edades comprendidas entre 24 y 35 años, yo misma llegué a una conclusión similar: más de la mitad tenía miedo a todo tipo de payasos. Porque ese miedo inconsciente no se resume al siniestro Pennywise, protagonista de la película It, sino que va desde personajes como Ronald McDonald a cualquier animador de fiestas infantiles disfrazado de clown.
De hecho, según concluyó la Revista Europea de Pediatría en 2013, también existe miedo a los payasos solidarios. En un experimento realizado en la unidad pediátrica del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia durante una intervención de estos animadores se confirmó que el 1,2% de los hospitalizados sentían miedo.
Los que padecen este miedo irracional pueden llegar a sufrir desde sudores fríos a taquicardias, temblores o ataques de ansiedad.
Demasiados colores y una sonrisa muy forzada
La coulorofobia tiene una explicación. Los colores llamativos y la sonrisa muy forzada de la mayoría de los payasos generan desconfianza al ocultar la identidad del individuo. Además, este gesto de felicidad permanente que tienen es totalmente irreal y los que sufren esta fobia lo saben perfectamente. "El hecho de tener la cara cubierta de maquillaje hace que no puedas conocer las emociones del otro, produciendo un efecto parecido a ver un sádico o un psicópata", señala Antón.
Son los niños los que se ven más afectados por estas características de los payasos. "Los colores vivos, los ojos y sonrisas exagerados son estímulos nuevos para la mente de un niño, y pueden llegar a causarle miedo, del mismo modo que durante la infancia puede surgir el miedo a Papá Noel o a los Reyes Magos", añade Antón.
De hecho, la investigación realizada en la Universidad de Sheffield señala que ese miedo se debe a una "familiaridad indefinida", es decir, un rostro conocido que no deja ver los verdaderos rasgos de la persona. Según apunta en este estudio Paul Salkovskis, del Centro de Trastornos de Ansiedad y Traumas del Hospital de Maudsley, en Londres "es habitual que cause temor aquello que es diferente de algún modo, que resulta desconocido e inquietante".
Pennywise y otros payasos del cine tienen la culpa
Una experiencia personal negativa con payasos afianza este temor, aunque como apunta Antón el imaginario colectivo también tiene culpa de este miedo irracional y películas como la ya mencionada It remarcan la imagen del payaso como psicópata.
Esta saga cinematográfica ha tenido consecuencias desastrosas para este tipo de personas, especialmente a partir de 2014, cuando empezaron a aparecer unos sujetos disfrazados de payasos diabólicos en Carolina del Sur (EEUU), que lograron aterrorizar a los vecinos y que llegaron hasta localidades españolas.
Los expertos señalan que la clave está en saber en saber distinguir la ficción de la realidad. "Si uno ve una película de terror porque quiere no le generará una sensación de incontrolabilidad, sabes que puedes apagar la televisión. En cambio, si tus padres te dejan con un payaso, en el que no puedes reconocer las emociones que tiene la cosa cambia y las consecuencias sobre esa persona son mucho mayores", detalla Antón.
Tranquilos, se puede curar
Este miedo como cualquier otra fobia se puede superar. Cuando el caso es extremo y el miedo es irracional, lo mejor es recurrir a la psicoterapia con expertos. "Con esta técnica, la persona aprende a tolerar el temor mediante una explicación de lo que es un payaso y lo que se oculta detrás de la máscara, que la persona pueda razonar lo que es", indica Antón.
"También es recomendable una desestructuración cognitiva y una exposición gradual a este factor, como cualquier otro elemento extraño, pero en el caso de los niños es bastante incontrolable", añade.