La psicología que explica por qué los hermanos se distancian cuando son adultos
El supuesto alejamiento entre los príncipes Enrique y Guillermo no es nada fuera de lo común.
El mundo (o al menos la parte que presta atención a la familia real británica) se quedó estupefacto cuando el príncipe Enrique y Meghan Markle, duques de Sussex, anunciaron que iban a dar un paso atrás como miembros de la realeza y con todo lo que ha venido después. La pareja manifestó que asumiría menos funciones, sin dejar de “apoyar completamente” a la reina Isabel II.
Para muchos espectadores —o al menos para los que tienen hermanos—, lo más importante era el drama humano en torno a esta historia. Aunque pocos puedan identificarse con la pompa y el rígido protocolo de la vida royal, muchos hemos experimentado el dolor inesperado de distanciarse de un hermano ya de adultos.
Últimamente se ha hablado mucho de que había tiranteces entre el príncipe Guillermo y el príncipe Enrique desde que este último se casó con Markle hace un año y medio. (El gélido lenguaje corporal de los hermanos en sus últimos encuentros —y la revelación de Enrique hace dos meses de que tenía “días buenos y días malos” con su hermano— alimentó aún más los rumores).
Ahora, Enrique —un hombre que ha tenido que soportar que lo llamen “el repuesto del heredero” a lo largo de sus 35 años de vida— quiere alejarse un paso más de la monarquía y forjar su propio camino con su nueva familia… una decisión que, aparentemente, Guillermo ha aceptado a regañadientes.
“Toda la vida he abrazado a mi hermano y ahora ya no puedo hacerlo; somos dos entidades separadas”, se supone que dijo Guillermo a un amigo cercano hace poco, según recoge The Sunday Times. “Eso me entristece”.
Cualquiera que haya visto crecer a los hermanos estará también un poco triste, como Guillermo. No hace falta que seas un monárquico acérrimo, ni siquiera fan de la familia real, para sentir algo de tristeza al ver que los hijos de la difunta princesa Diana han emprendido caminos por separado.
“Dado que todos seguimos la historia de su madre, creo que el relato que queremos ver es el de una amistad cercana y duradera entre los dos hermanos”, explica John Duffy, psicólogo clínico y autor de Parenting the New Teen in the Age of Anxiety. “Pero, por supuesto, son ellos los que toman sus decisiones”.
Al fin y al cabo, son dos hombres adultos con personalidades distintas y cada uno con su propia familia.
Como tantos otros hermanos, puede que Enrique y Guillermo simplemente se hayan distanciado con el tiempo.
“Es algo muy frecuente entre hermanos”, asegura Duffy. “No siempre tiene que ver con una pelea, sino simplemente con distintas preferencias. Con las familias con las que trabajo, siempre me sorprende lo diferentes que pueden ser los hermanos. A menudo eligen distintos lugares de residencia, distintas ocupaciones, diferentes cualidades en sus parejas y prácticamente difieren en cualquier elemento de su estilo de vida”.
¿Pero por qué se producen tantas separaciones de hermanos? Duffy y otros psicólogos de familias explican a continuación cómo afecta un tratamiento preferente a uno de los hermanos por parte de los padres, qué hace la historia de Guillermo y Harry tan común y cómo se pueden gestionar las cosas si tú también te has distanciado de tu hermano.
Esperar que dos adultos mantengan la misma relación que tenían en su infancia es mucho pedir.
Dejando a un lado la genética y una infancia similar, pensar que tu hermano va a ocupar en tu vida tanto espacio como en tu infancia es hacerse ilusiones. También es algo ingenuo asumir que distanciarte de tu hermano es algo malo en sí mismo, sostiene Kiaundra Jackson, psicóloga de familia en Los Ángeles (California, EEUU).
“Creo que estamos siendo ingenuos si esperamos que las relaciones de hermanos sean iguales que en la infancia, y más ingenuos todavía si malinterpretamos las diferencias entre hermanos como rivalidad”, apunta. “Somos humanos. Cambiamos, evolucionamos, crecemos y queremos cosas diferentes durante las diferentes fases de nuestras vidas”.
Si nos olvidamos de sus títulos, la supuesta fisura en la relación de los Cambridges y los Sussexes es una historia muy sencilla. Es fácil elaborar una versión no royal del escenario: imagina dos hermanos que van a heredar una granja familiar (como copropietarios, para dar gusto a sus padres). Mientras uno de los hermanos está ansioso por llevar el negocio familiar (o simplemente le apetece hacerlo), puede que el otro albergue sueños de entrar a una escuela de abogados y de vivir en la ciudad. Ninguna elección es más válida que la otra; simplemente son diferentes.
Cuando el granjero y el abogado estén en edad de casarse, las cosas se complicarán aún más: añade a la ecuación dos parejas con puntos de vista y expectativas totalmente diferentes sobre la familia y el negocio (¿deberían dividirse los beneficios de la granja de otra manera? ¿Por qué no venderla directamente? ¿Por qué tu hermano, el importante abogado, no se implica más?) y aumentará la tensión. Súmale a eso disparidades financieras y discrepancias políticas y será casi imposible que no haya distanciamiento.
Si en la familia son capaces de mantener la mente fría, lo mejor será poner límites, respetar decisiones individuales y dar espacio a ambas partes, recomienda Duffy. “Sinceramente, a veces creo que esto es lo más sano. Creo que nunca es buena idea excluir a la familia completamente de tu vida, pero, a veces, en situaciones familiares tóxicas, unos límites fuertes pueden contribuir a preservar las relaciones”, señala.
La rivalidad de la infancia puede calar en la vida adulta.
En muchos casos, una rivalidad infantil mal curada puede reproducirse luego en forma de distanciamiento, explica Jeanne Safer, psicoanalista especializada en temas de hermanos y autora de The Normal One: Life with a Difficult or Damaged Sibling.
Quizás durante la crianza, los padres han tenido un favorito o los han enfrentado cuando les daban las notas o en actividades extracurriculares. O quizás, como en el caso de Guillermo y Harry, la monarquía constitucional y el orden natural de sucesión han dado un aire de competición a su infancia: mientras Guillermo siempre ha sido criado para ser el futuro rey de Inglaterra, Harry ha ido cayendo en la línea de sucesión cada vez que nacía un nuevo ‘Cambridge’. (Ahora está en el sexto puesto, lo cual lo convierte en el ‘repuesto del repuesto del repuesto del repuesto del repuesto del repuesto del heredero’. ¿Cómo no iba a querer forjarse su propio camino?).
Es el aspecto jerárquico de esta historia lo que la convierte en un caso práctico tan interesante (y, en muchos casos, familiar) en la dinámica de hermanos.
“Enrique y Guillermo ponen de relieve el tema de la rivalidad”, sostiene Safer. “Muchos hermanos nunca se recuperan de la amargura de una distribución desigual, independientemente de si es la corona o temas de dinero. Aunque tu hermano o hermana no vaya a ser rey o reina, puede haber un favoritismo claro o encubierto, envidias y malentendidos que nunca se han tratado”.
A veces, una nueva pareja puede dar lugar a cambios en la relación fraternal.
Una persona que ha estado toda su vida muy apegada a su familia puede ver las cosas de forma diferente cuando se enamora de alguien y empieza a mirar la situación a través de los ojos de su pareja.
“Las parejas suelen arrojar luz sobre una relación familiar tóxica que quizás uno no tiene la capacidad de ver”, señala Duffy. “A menudo, cuando se incluye a la pareja en la foto, las relaciones se ven afectadas y los límites se refuerzan o reorganizan”. (Por supuesto, una nueva pareja también puede adoptar un rol más conciliador, fortaleciendo y restableciendo la relación si los hermanos ya están reñidos).
En la mayoría de los casos, la realidad es que se produce un cambio en la lealtad y la atención cuando empezamos a salir con alguien, cuando esa relación se afianza y cuando se tienen hijos.
“Si estás recién casado y además tenéis un bebé, tu esposa, los niños y ese legado se convierten en el centro de atención y, obviamente, eso puede cambiar la relación entre hermanos, ya que tu familia de origen deja de ser la prioridad”, apunta Jackson. “Y es normal”.
De hecho, no sólo es normal; de algún modo, es lo que se espera. Jackson cree que si Enrique hubiera descuidado las necesidades de su mujer y su hijo con tal de no separarse de la tradición familiar, probablemente habría recibido tantas críticas del público como ahora.
¿Qué pasa si ya estás notando que te alejas de tu hermano?
Si quieres poner algo de distancia (ya sea geográfica, laboral o de otro tipo) entre tú y tus familiares, ¿cómo manejas esta idea sin herir los sentimientos de nadie? Para empezar, Duffy recomienda aumentar la comunicación con tu hermano (o quien sea la persona con la que necesitas espacio) de antemano.
“Creo que la respuesta aquí es una mejor comunicación entre hermanos o entre familiares cuya relación esté rota”, señala. “Las separaciones suelen ser el resultado de una falta de comunicación”.
Cuando hables de tu necesidad de espacio, en vez de sacar a colación tus discrepancias o cualquier toxicidad en la relación, haz hincapié en lo positivo: quieres establecer límites entre los dos porque hay mucho en juego, de modo que merece la pena preservarlo. Ese es el mensaje que se debería comunicar.
“La gente suele hablar de lo que les divide, pero rara vez hablan de lo que les une en la familia”, sostiene Duffy. “Olvidan que quieren a su familia, pese a no estar de acuerdo en temas de dinero, política u otros asuntos importantes”.
Si eres el ‘otro’ hermano —el que preferiría que todo siguiera igual—, ¿qué deberías hacer? (En el caso Enrique-Guillermo, parece que este último es el resignado, aunque también se muestra esperanzado. Supuestamente, el duque de Cambridge le dijo a un amigo: “Lo único que podemos hacer, lo único que puedo hacer, es intentarlo y apoyarlos, y espero que llegue un momento en el que todos rememos en la misma dirección. Quiero que todos juguemos en el mismo equipo”).
“Creo que ese es el enfoque adecuado”, opina Jackson. “No puedes culpar a Enrique por querer distancia y algo diferente. Guillermo y todos los miembros de la familia real tienen que entender que siguen siendo familia y que nada lo cambiará. El amor, el apoyo y la positividad pueden ser la clave, para los royals y para el resto de los mortales”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano