Por qué 'Historia de un matrimonio' debe ganar el Oscar a la Mejor película y por qué no
Los motivos que pueden darle el triunfo a la película de Netflix son los mismos que pueden dejarla sin estatuilla.
A Historia de un matrimonio le bastaron unas horas desde su estreno para convertirse en la película que desató la locura a finales de 2019. Esta vez no es la única con la que Netflix aspira a llevarse un Oscar, pero ha contagiado la fiebre tanto como lo hizo Roma (Alfonso Cuarón) en la pasada edición.
La gala de 2020 podría ser la de ‘los Oscar del frenesí’, la de los fenómenos de Joker, Érase una vez... en Hollywood, El irlandés, Parásitos, 1917 o Historia de un matrimonio. O los Oscar de las películas que elevaron a sus actores al máximo exponente. Leonardo DiCaprio, Joaquin Phoenix, Laura Dern, Al Pacino, Joe Pesci y Brad Pitt comparten ese triunfo con Scarlett Johansson y Adam Driver.
Con Historia de un matrimonio, el ‘dramón’ toma otro significado. Es un dramón en el mejor de los sentidos. Y no porque cuente nada que no se haya visto antes, sino porque lo cuenta como nunca se ha hecho antes.
Noah Baumbach no sólo ha conseguido revertir el término, también ha logrado dejar sin argumentos a muchos de sus detractores, que no son un grupo reducido. La parte a la que no conquistó con Una historia de Brooklyn (2005) o con Margot y la boda (2007), a pesar de las buenas críticas, la ha engatusado con Historia de un matrimonio.
Aunque si hay algo inapelable de la película de Netflix, es la grandeza de los actores. Ellos son quienes llevan el peso de una historia que con otro director y otro elenco habría sido una más para pasar el rato. La Academia no ha dictado sentencia aún, pero el público ya le ha dado el Oscar a Scarlett Johansson y si no lo ha hecho con Adam Driver es porque el Joker de Joaquin Phoenix pesa demasiado.
Y qué decir del guión. No da tregua a sus protagonistas. Los intérpretes sólo tenían dos opciones: brillar o quedar en evidencia. El reto no era menor y la jugada les ha salido muy bien: consiguieron lo más difícil, la empatía del público. Ahora necesitan el último empujón, el de los académicos.
Sin embargo, los actores no lo son todo. Recoger o no el Oscar a la Mejor película depende de muchas otras cosas:
1. La película desarma al espectador. Por exigente que sea, acaba ablandándose ante ella.
2. Historia de un matrimonio es buena desde su base. Los diálogos son, sencillamente, brillantes. Y eso cuesta verlo a día de hoy.
3. La batalla interpretativa de Scarlett Johansson y Adam Driver no permite desconectarse de la película en ningún momento, a pesar de que la historia sea plana y no cuente nada nuevo. Es un huracán emocional.
4. Está tan llena de verdad que se convierte en un largometraje envolvente y consigue contagiar una sensación de intimidad.
5. Los protagonistas son brillantes, sí, pero el resto de actores, como Laura Dern, aprovecha cada minuto en pantalla para deslumbrar.
6. A ratos los personajes son despreciables y a ratos consiguen el respaldo de cualquiera. Sin descanso.
7. A pesar de que la película se presta a ello, Noah Baumbach no se ha tomado la licencia de rodar ninguna escena pedante. No tenía fácil desprenderse de su ego teniendo en cuenta que narra su propia historia.
8. Es una película muy especial. Esta es, precisamente, una de sus bazas para ganar el Oscar y una de sus obstáculos para perderlo.
9. Porque la historia es también una reivindicación del amor por las artes escénicas.
1. Si uno de los criterios de los académicos para otorgar el Oscar a la Mejor película es que sea especial, Parásitos, Érase una vez... en Hollywood o Jojo Rabbit se llevan la palma.
2. En función del tipo de espectador, puede resultar tan seductora como cansina. Hay una clase de público que necesita un giro de guión para disfrutar de una historia en pantalla.
3. Podría considerarse una película muy de nicho: el cine de autor no convence a todo el público.
4. Aunque lo haga de una forma diferente, no cuenta nada que no se haya contado ya, y el argumento original puede pesar mucho.
5. Aunque sea un drama muy bien armado, deshacerse de los clichés es muy complicado. El dramón cobra una nueva dimensión, pero eso no deja de ser un argumento para sus detractores.
6. Porque es una película de Netflix y a la Academia le cuesta reconocer los éxitos de la plataforma.