Por qué hay que dejar de decir 'si te portas mal, los Reyes te traerán carbón'
Dos expertas en crianza opinan sobre frases como 'Papá Noel te está vigilando' y tradiciones como poner carbón dulce o el elfo.
‘Pórtate bien o los Reyes te traerán carbón’ o ‘Tienes que ser bueno porque Papá Noel te está viendo’ son algunas de las frases que más escuchan muchos niños en cuanto la Navidad está en el horizonte. Se han repetido durante generaciones pero en la actualidad algunos especialistas abogan por desterrarlas.
“Si lo que queremos es que nuestros hijos se porten bien siempre y no solo en Navidades, una amenaza puntual no funciona”, argumenta Sara Noguera, asesora de crianza, maestra de infantil y fundadora de Kimudi. “Amenazar con cosas puntuales que, además, no llevan ningún aprendizaje, lo que hace con los niños es someterlos, no enseñarlos. Y nuestro propósito, para que en el futuro sean independientes, es enseñarlos”, explica.
Además, llama la atención sobre el hecho de que es una amenaza que no vamos a cumplir: “Aunque le amenaces con que no van a venir los Reyes, ya te digo yo que aunque el 5 de enero tu hijo prendiera fuego a la casa, regalos va a tener. Hacer una amenaza, aparte de que sabemos que no van a ningún lado, si encima no la vas a cumplir es que va a ser contraproducente para ti”.
Enseñar y no amenazar
Paola Roig, psicóloga y autora del libro Madre, cuestiona además el concepto ‘portarse mal’: “Muchas veces, cuando les decimos a las criaturas ‘te estás portando mal’ es desde la mirada adultocentrista, centrada en lo que los adultos esperan y necesitan y, a veces, que un niño esté inquieto o movido es porque tiene un malestar y no tiene otras herramientas o recursos para poder expresarlo”.
Como apunta, “un peque no te puede decir ‘es que mira, ahora estoy un poco celoso de mi hermano y necesitaría que me hicieras caso’. Lo que hace es gritar un poco más o tirar algo al suelo y es lo que le llamamos portarse mal”.
Plantea además una pregunta a los padres: “¿Queremos que entiendan las cosas porque las comprenden, entienden las consecuencias y las incorporan a su vida o queremos que reaccionen ante premios o castigos?”. Porque, como subraya, detrás de frases como la del carbón “no hay un aprendizaje real, es un ‘hago esto porque obtengo un premio’. Dejo de chillar porque si no, no me van a traer regalos. No ha aprendido ’igual, si en vez de chillar, si le digo a mi mamá ‘hazme caso’ me lo hace”.
Recalca además que “un regalo o una sorpresa es algo incondicional”: “Es como si le dijésemos ‘Si no te portas bien, no tendrás regalos por tu cumple’. El amor y los regalos se los damos por ser, no por hacer. Merecen ser apreciados y queridos también cuando, entre comillas, se portan mal, no solo cuando son buenos”.
La psicóloga incide en que no recurrir a amenazas “no quiere decir que no pongamos límites”, puesto que son importantes. “Pon que tu hijo no se quiere ir a la ducha. No hace falta decirle ‘vete a la ducha o los reyes te traerán carbón’, igual le puedes decir ’Mira, te voy a decir una vez más que vayas a la ducha y, si no, yo te voy a ayudar y te voy a llevar”, aconseja.
Carbón dulce, ¿sí o no?
En algunas casas el 6 de enero sí se despiertan con algún saquito de carbón dulce, una tradición que Sara Noguera no ve con malos ojos según la intención que tenga: “A mí me parece hasta divertido si es una práctica que ya lleva en la familia tiempo y que no es como castigo, sino para comerlo y disfrutarlo”.
Sí resalta que le parece “bastante soberbio por parte de los adultos considerar que los niños se merecen carbón y nosotros no, como si no nos hubiéramos equivocado en todo el año en nada”. “Nosotros también nos comportamos mal, entonces ¿por qué el niño tiene carbón y tú no? Si vamos a poner carbón, pónselo a toda la familia”, defiende.
De todos modos, para la asesora de crianza, Reyes es una festividad familiar para pasarlo bien, no para “tirar de la culpa”: ¿Qué necesidad hay de utilizarla, qué quieres motivar con eso? ¿Qué aprendizaje hay en el hacer sentir mal en un día que supuestamente es festivo y de celebración familiar? A nadie por el cumpleaños le quitas la tarta cuando va a soplar porque no se la merece”.
El elfo travieso
Las dos expertas coinciden en su opinión sobre la tradición del elfo, cada vez más de moda, que supuestamente aparece en casa el 1 de diciembre y cada mañana amanece en un lugar tras haber hecho alguna travesura en la casa hasta la llegada de Papá Noel... aunque en ciertos casos chivándose de si el niño se ha portado bien o mal.
“Depende de cómo se enfoque”, señala Paola Roig. “Conozco familias que hacen lo del elfo como un simple tema de diversión, sin añadir nada de ‘te está vigilando’. Mueven al elfo cada día, hace travesuras y ya está. Si le añadimos esta cosa de ‘te está vigilando, cuidado con cómo te portas’, pasaría todo lo anterior que comentábamos”, alega.
“El elfo a mí me gusta siempre y cuando no lo uses para manipular o condicionar el comportamiento, sino para jugar”, subraya Noguera, a quien el matiz de la vigilancia le parece “arcaico”. Pone el ejemplo de los adultos al sentirse vigilados en el trabajo, que pasan a tener un comportamiento no natural. “No estás haciendo que tu hijo se porte bien, estás haciendo que tu hijo obedezca ciegamente”, zanja.