Por qué ha ‘pinchado’ Vox en Andalucía

Por qué ha ‘pinchado’ Vox en Andalucía

La candidatura de Macarena Olona no consigue lo esperado: falla en lo identitario y en su estrategia de "tono durísimo"; algunos expertos plantean que "Vox ha tocado techo".

La candidata de Vox a la Junta, Macarena Olona, 'celebra' con sus compañeros de partido la noche electoral tras conocer los resultados del 19-J en Andalucía.Manuel Olmedo via Getty Images

Las caras de Macarena Olona y Santiago Abascal la noche del domingo, tras conocerse los resultados electorales en Andalucía, lo decían todo. Sí, Vox había conseguido dos escaños más que cuatro años atrás, pero quedaba sumido en la irrelevancia en un contexto en el que la mayoría absolutísima de Juanma Moreno acaparaba todo. 

El fiasco era mayor teniendo en cuenta las expectativas con las que partía Olona, que había llegado a proponer al actual presidente, Juanma Moreno, si estaría dispuesto a ser su vicepresidente.

Macarena Olona se había puesto el traje de flamenca, el mantón y la flor para pasearse por Andalucía, se había montado en un caballo y fotografiado con toreros, se empadronó in extremis en Salobreña (Granada) y forzó su acento, pero tanto sus resultados el 19-J como los análisis de expertos muestran que su campaña no ha calado entre los andaluces. Los motivos son diversos.

Vox ha errado completamente en su estrategia de campaña
Ana Salazar

“Vox ha errado completamente en su campaña”, sostiene la politóloga andaluza Ana Salazar, que cree que el primer fallo del partido ha sido “en la estrategia”. Cuenta Salazar, consejera delegada en Idus 3, que después del primer debate televisado de Olona con el resto de candidatos a la Junta, Vox tuvo que “parar la campaña durante tres días para recalcularla”, señal de que había un error de base con el que no contaban.

Aunque después trataron de reorientarla, Vox ha llevado a cabo “una campaña muy ideologizada, durísima en su tono y en sus discursos”, apunta Salazar. Ideológicamente, los andaluces suelen situarse en el centro, con lo cual cabe esperar que no se vieran muy identificados, por poner un ejemplo, con la visita de la italiana Giorgia Meloni, simpatizante de Musolini, como parte de la campaña andaluza de Vox.  

  Santiago Abascal, líder de Vox; junto a Giorgia Meloni, de Fratelli d'Italia; la candidata a la Junta de Andalucía, Macarena Olona, y el candidato por Málaga, Antonio Sevilla. EUROPA PRESS

“El efecto Macarena Olona no ha sido el efecto esperado”

Poniendo en contexto los 14 escaños que ha obtenido Vox en Andalucía, se observa que apenas han sacado 100.000 votos más que en los comicios autonómicos de 2018, cuando por primera vez Vox ganó representación en un Parlamento de la mano del controvertido juez Francisco Serrano. 

Al ser entonces Vox una novedad desconocida, Ana Salazar opina que no se deberían usar aquellas elecciones como referencia para analizar las actuales, sino que en todo caso habría que compararlas con los resultados de las últimas generales. En ese caso, vemos que en noviembre de 2019 Vox obtuvo un total de 869.909 votos, 376.000 menos que Olona este domingo. “El efecto Macarena Olona no ha sido el efecto esperado”, constata la politóloga. 

Estamos viendo el techo de Vox
Ernesto Pascual

Ernesto Pascual, doctor en Ciencias Políticas y profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), considera que a estas alturas “estamos viendo el techo de Vox”, y no es casual que se produzca en la primera comunidad autónoma en la que este partido obtuvo buenos resultados. 

No se sabe si el desencanto de la gente con Vox ha propiciado el aparente movimiento del PP andaluz hacia el centro, o viceversa, pero las tornas han cambiado en estos últimos años. “Antes Vox parecía amenazar el espacio político del PP; ahora el chantaje es al revés, y parece que el PP está a la reconquista de ese espacio”, señala Pascual.

“La gente empieza a rechazar tanta polarización”

De nuevo, los factores que han podido influir en este cambio son varios. Por un lado, “los discursos han alcanzado un nivel de polarización que la gente empieza a rechazar”, sostiene Ernesto Pascual. “Como todos los populistas, llega un momento en el que alcanzan su techo. Lo hemos visto con Donald Trump, lo hemos visto con Bolsonaro… al final, la gente se cansa del populismo, porque está basado en un relato que no tiene por qué cuadrar con la verdad”, razona el politólogo.

Los populismos se acaban agotando

Pascual estima muy revelador el caso de Vox con la flamante vicepresidencia de Castilla y León. “En la gestión pública diaria, mucha gente ve que no son merecedores de la confianza para darles poder en otras comunidades autónomas”, apunta el profesor. “Como detrás no hay una ideología concreta y no ofrecen soluciones para los problemas reales, cuando los populismos llegan al poder se acaban agotando. La sociedad es lo suficientemente madura para entender que su discurso no cumple con la realidad”, señala Pascual.

El PP, ¿frenando a la ultraderecha?

Ana Salazar también opina que en estas elecciones ha pesado “el miedo a la ultraderecha”. Y según ella, el famoso ‘voto útil’ para frenarla ha ido a parar en este caso, precisamente, a la derecha tradicional. “El PP ha frenado a unos que estaban creciendo a costa de su espacio político, pero que en realidad habían estado dentro de su partido durante los 40 años de democracia”, abunda Ernesto Pascual. 

El PP ha frenado a quienes crecían a costa de su espacio político, pero que habían estado dentro de su partido durante 40 años

Además de estar inscrito en un movimiento más amplio del auge del populismo en el mundo, el ascenso de Vox en España se debió sobre todo a tres razones, según el politólogo: la crisis económica, el nacimiento de Podemos –“Vox surge como reacción cultural”– y el conflicto catalán. “Al apaciguarse el tema catalán y al desaparecer Podemos como una fuente de radicalidad con posibilidad de gobernar, está surgiendo el movimiento de vuelta”, sostiene Pascual, que en todo caso advierte de que sólo se puede hablar de “indicios” de momento, y de que en las generales el voto puede ser muy diferente.  

El error de subestimar a Canar Sur

Entre los fallos del partido de Abascal en esta campaña, Ana Salazar también menciona que han subestimado “la penetración de los medios de comunicación tradicionales en Andalucía”. Así, cuando Macarena Olona rechazó ser entrevistada en Canal Sur, perdió la oportunidad de “entrar en todos los hogares” andaluces, señala Salazar. 

  Los seis principales candidatos a la Presidencia de la Junta de Andalucía, en el segundo y último debate televisado antes de las elecciones del 19 de junio. EFE/Julio Muñoz

Tampoco fue muy acertada, por tanto, la propuesta de Vox de cerrar Canal Sur si Olona llegaba al Gobierno. La cadena autonómica andaluza fue creada en 1989 y actualmente tiene en torno a un 8% de audiencia en la comunidad, frente al 4% de Telemadrid en la región de Madrid o al 4,5% de Castilla-La Mancha Media en su respectivo territorio. 

Y no es sólo Canal Sur, apostilla Ernesto Pascual. “Si hay un sitio de España donde vas a desayunar a cualquier bar y te encuentras un periódico en la mesa, ese sitio es Andalucía”, indica. Si Vox se ha centrado especialmente en las redes sociales, ha errado en buena parte su tiro. “El poder de socialización de Canal Sur es muy importante, y los medios tradicionales conservan cierto poder para concentrar el debate en Andalucía, con lo cual seguramente ha influido en esta campaña”, aduce el politólogo.  

Ir ‘de andaluza’ desconociendo a los andaluces

El detalle de los medios de comunicación es quizás sintomático, pero el fallo de Vox en estas elecciones parece bastante más profundo. “Han tratado de ir al corazón identitario, cuando precisamente en la parte identitaria era en la que Olona pinchaba”, sentencia Ana Salazar.

Han tratado de ir al corazón identitario, cuando precisamente en la parte identitaria era en la que Olona pinchaba

De este modo, el problema no era tanto el dudoso empadronamiento de la candidata en Salobreña, sino su puesta en escena fuera de lugar y, como decía el tuitero Lucas Melcón –alias ‘Malacara’–, mostrar un “desconocimiento absoluto” de lo que realmente preocupa a los andaluces. 

No hace falta haber nacido en Andalucía para presidir la Junta –y ahí están los ejemplos de José Antonio Griñán o del propio Juan Manuel Moreno–; “el problema no es de dónde seas, sino cómo vienes”, ilustra Salazar. “Si vienes, te integras y eres una más, Andalucía es muy grande e integra a todo el mundo. Pero si vienes con tu ley en una mano, disfrazada de andaluza –porque se ha disfrazado de andaluza–, esto te resta credibilidad”, zanja la politóloga. Y eso, al final, se traduce en las urnas.

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es