¿Por qué España se acerca a un 'otoño caliente' de movilizaciones en la calle?
Guía para no perderte en los últimos choques entre sindicatos, patronal y Gobierno: ¿qué quiere cada parte, cuáles son sus líneas rojas y cómo te afecta?
En los últimos meses no han dejado de sucederse las alertas y avisos de los sindicatos mayoritarios, Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), ante lo que han calificado como un ‘otoño caliente’. Bajo ese término se encuentra la amenaza de movilizaciones en la calle, como una medida de presión ante la serie de desencuentros con la patronal española.
Empujados por una inflación que ha superado la barrera de los dos dígitos hasta situarse en el 10,4% y una crisis energética que ya ha convertido a agosto como el mes con el precio de la electricidad más cara de la historia, CCOO y UGT reclaman a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) que dé su brazo a torcer en un aspecto clave y de marcado acento social: la subida de los salarios de los trabajadores y trabajadoras.
Si organizaciones como la CEOE o ATA no ceden, los sindicatos tienen claro que el conflicto es inevitable, pero ¿de qué hablan exactamente cuando se refieren a un ‘otoño caliente’? ¿Qué ha pasado en los últimos meses para llegar a este punto muerto? Y lo más importante, ¿qué reclama cada parte y cuáles son las líneas rojas que se han trazado a ambos lados?
Estas son las claves de un complejo escenario que puede llevar a algunos sectores laborales de España a sacar las pancartas y el megáfono a muy corto plazo.
Una mesa de negociación bloqueada
Para comprender de dónde parte esta serie de desencuentros hay que poner el foco en la mesa de negociación entre los agentes sociales para lograr un acuerdo para el empleo y la negociación colectiva, la AENC. El proceso de diálogo entre patronal y sindicatos para acordar una subida salarial viene de muy atrás. Arrancó a comienzos de este año con visos de que se podría llegar cerrar el pacto, un optimismo que se fue degradando hasta llegar al gran punto de ruptura.
La patronal se negó de pleno a aceptar la cláusula de revisión salarial propuesta por los sindicatos, en líneas generales, un mecanismo para realizar un ajuste de los sueldos del próximo año, en función de la inflación media a cierre de 2022. Precisamente, un indicador cuya previsión de crecimiento no ha dejado de variar y que el Gobierno augura que acabará en un 7,2% al final de este ejercicio.
Lorenzo Amor, uno de los vicepresidentes de la CEOE y dirigente de ATA, aseguró en declaraciones a la Cadena SER que nunca se levantaron de la mesa y que llevan diciendo ‘no’ a esa cláusula desde hace años. También esgrimió que la rechazan porque distintos organismos apuntan a que genera inflación de segunda ronda. La realidad es que esta postura ha bloqueado la posibilidad de alcanzar un acuerdo marco para aquellos sectores en los que se están negociando nuevos convenios.
¿Quiere decir eso que no se han estado firmando convenios? Todo lo contrario. Según los datos del Ministerio de Trabajo se han rubricado 450 hasta julio -en el mismo período del año pasado fueron 1.409- y en estos se ha registrado una subida salarial media del 2,56%. Casi ocho puntos por debajo del dato del IPC registrado en dicho mes. De ahí el interés de los sindicatos de implementar esta cláusula de actualización o revisión.
¿En qué consiste la cláusula de revisión que reclaman los sindicatos?
“Lo que se pone a debate en estos meses es cómo se va a distribuir esta situación generada por la escalada de la inflación. Nuestra propuesta, nuestra forma de aproximarnos a este problema siempre ha sido bastante realista”, detalla a El HuffPost Carlos Gutiérrez, secretario confederal de Estudios y Formación Sindical de CCOO. Defiende la misma iniciativa que han llevado a la mesa, “acordar subidas directas en el año 2022, 2023 y 2024 y luego acordar una cláusula de revisión salarial que actúe en parte al final de esos años y otra que actúe al final del periodo” con el objetivo de evitar una “devaluación salarial”.
Gutiérrez explica que no pueden repetirse salidas de la crisis como la financiera del 2008, de la cual quedan “muchas heridas abiertas” en forma de rebajas salariales que no han sido recuperadas. Desde Comisiones alegan que su propuesta está vinculada “con los intereses generales del país” y ni consideran “socialmente justa” la postura de CEOE, ni “económicamente eficaz”. “Toca pedirles a la patronal y a las empresas corresponsabilidad”, anota, esgrimiendo que el tejido empresarial se ha venido beneficiando de ayudas durante la pandemia o lo harán a través de los fondos europeos Next Generation.
En la misma línea se pronuncia para El HuffPost Mariano Hoya, vicesecretario general de Política Sindical de UGT, quien retrata cómo se fue alejando la posibilidad de un acuerdo con la patronal. Recuerda cómo en enero la consideración era “buena” y en febrero casi lo alcanzaron, quedando a expensas de una siguiente reunión. “En el mes de abril tuvimos otra donde nos dijeron que no estaban dispuestos a hablar en absoluto sobre subidas relacionadas con la inflación” y en mayo les comunicaron “radicalmente que no”.
Hoya destaca que frente a ese rechazo, “los convenios que se están firmando a lo largo de este año son casi todos mejor que lo que en su momento teníamos presentado encima de la mesa” y que cuentan con su propia cláusula de revisión. Sin embargo, alerta de que “vendrán tiempos complicados”, mientras muchos trabajadores tienen los salarios congelados y se ahonda en la pérdida de poder adquisitivo que calculan que rondará los ocho puntos. “Es una realidad, somos un país de consumo, de pymes, y si no hay capacidad de compra” estamos abocados a la pérdida de empleos y a la temida recesión, advierte.
Además, Hoya cree que detrás de la negativa de la CEOE hay un factor que pesa mucho, las elecciones que tendrán lugar para elegir a la cúpula a final de año. ”[Antonio] Garamendi tiene la renovación en torno a finales de noviembre y tiene un grupo muy importante de organizaciones de mucho peso que le criticaron por [pactar] la reforma [laboral]”, valora.
¿Qué papel juega en el conflicto la subida del salario mínimo?
La falta de un acuerdo en la mesa de la AENC no es la única gota que ha colmado el vaso. En la otra cara de la moneda se halla el rechazo de la patronal a una subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a la que el Gobierno se ha comprometido en el marco del compromiso para alcanzar el 60% del salario medio europeo, lo que supondría llegar a los 1.049 euros que la comisión de expertos propuso.
Sin embargo, ese cálculo -que será revisado este viernes en un nuevo encuentro entre el Ministerio de Trabajo y el comité- fue diseñado a medida del escenario económico de 2018. La propia vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, apuesta por subir el salario mínimo por encima de ese indicador, “conscientes de la situación que estamos viviendo”, y reclama el apoyo de una patronal que ni siquiera aceptó la última subida.
Precisamente, la demanda de un mayor incremento del salario mínimo es otra de las banderas de los sindicatos mayoritarios. Desde UGT tienen muy claro que “la subida debe ser de 1.100 euros”, señala Hoya, alegando que la postura de la CEOE es “ideológica”.
“Es dinero que va directamente a la vena del consumo y de la economía. No es dinero para gastárselo en ferraris ni en chalets en Marbella, es dinero para comprar libros, ropa, pagar transporte, la luz, el agua...”, incide, dejando una reflexión ante las críticas de una patronal que acusa a Trabajo de arengar las movilizaciones y posicionarse con los sindicatos.
“Cuando gobernaba el PP cada viernes con el BOE [Boletín Oficial del Estado] se posicionaban con la patronal, todos los viernes un palo más a los derechos de los trabajadores. No le hacía falta a Fátima Báñez salir diciendo ‘apoyo a los patronos de este país’”, valora Hoya sobre la reforma laboral del 2012 del Ejecutivo de Mariano Rajoy.
En este sentido, Carlos Gutiérrez resalta que “estamos en un escenario de ruptura en el que se han roto muchos mantras” y considera que uno de ellos es el de un hipotético efecto nocivo de subir el SMI. “Creemos que hay que hacer un esfuerzo para no solo alcanzar el horizonte, sino intentar también amortiguar el impacto que está teniendo la inflación desbocada en los trabajadores que tienen el salario mínimo, los que más están sufriendo”, defiende.
El ‘otoño caliente’ y las líneas rojas
Llegados a este punto, la gran incógnita que se abre es la siguiente. De qué magnitud pueden ser las movilizaciones del ‘otoño caliente’ de las que están advirtiendo CCOO y UGT y cuáles son las líneas rojas de cada parte que nos llevarían inevitablemente a ellas.
Para Gutiérrez, detrás de ese término con matiz estacional se halla “el resultado lógico de la situación”. El secretario confederal de Estudios y Formación Sindical de CCOO reconoce que “el ‘otoño caliente’, el ‘invierno caliente’ o como quieran llamarlo, es una intensificación de ese proceso que ya se ha iniciado”. Y aporta un dato significativo. Los conflictos laborales, como las huelgas, han aumentado un 30% este año y “si no hay una guía [el acuerdo marco al que se quiere llegar] para orientar la negociación colectiva en los convenios, los conflictos se pueden intensificar a lo largo de los próximos meses”.
Desde Comisiones se muestran tajantes: “No vamos a ser los trabajadores los que asumamos de forma directa el coste de la situación económica de una inflación disparada que no es causa de los incrementos salariales”. Al mismo tiempo, Gutiérrez augura que habrá conflictos laborales vinculados a la negociación en cada sector laboral, pero no descarta que estas acaben traduciéndose en “movilizaciones más amplias” en forma de una “respuesta general de los trabajadores”.
Tampoco descarta que la convulsión social alcance otros niveles como el de una huelga general. “Es un instrumento que está ahí”, al que se puede recurrir “si nos obligan a ir por ese camino”, desliza, aunque de momento ni se contemple en el horizonte.
Asimismo, en UGT concuerdan con este diagnóstico de que habrá movilizaciones si persiste el bloqueo. “Allá donde haya una capacidad de movilización habrá conflictos”, apunta Hoya citando lo que está ocurriendo en Reino Unido, que vive la mayor oleada de huelgas en décadas. “En España comenzará a pasar”, vaticina, concretando que no descartan un “efecto contagio” de trabajadores de distintos sectores que se sumen a la protesta articulando una movilización más generalizada.
“Como pasó en el 15-M, hasta que estalla la chispa, porque el polvorín está”, rememora precisando que “cuando llegue un sector potente, como pasó con la huelga del metal en Cádiz, que genere visualización mediática, entonces en el resto de los sectores se produce un efecto contagio en seguida”. Además, afirma tajante que “eso se va a producir y el responsable va a ser CEOE”. Con todo, no contempla un hipotético escenario de huelga general, puesto que no se reúnen las condiciones necesarias y que hay sectores que ya han pactado convenios con incremento salarial.
¿Y cuál es el aro por que no piensan pasar los sindicatos? “La línea roja que hemos planteado siempre es que tiene que haber una cláusula de revisión”, recuerda Hoya de una exigencia que no están ni dispuestos a renunciar a ella, ni a minimizarla más.
En CCOO también tienen muy claro dónde no van a ceder tras presentar una propuesta “súper moderada” y “responsable”. “No vamos a aceptar una devaluación salarial como la de 2008, que haga más difícil llenar la cesta de la compra” y que “deprima el consumo”, advierte Gutiérrez, anticipando que “si no hay acuerdo, habrá conflicto, esta es la consigna”.
¿Y qué dice la patronal de todo esto?
Tras intentar recabar la versión y argumentos de la patronal, desde la CEOE han remitido a este medio a las recientes declaraciones del vicepresidente Íñigo Fernández de Mesa en las que reitera su negativa a la subida del SMI. “Es un debate que no es el momento que se tiene que producir, estamos a mediados prácticamente de año”, ha expuesto, alegando que debe discutirse “de enero a enero” y que la “valoración sobre si se tiene que subir o no debería realizarse prácticamente en diciembre”, bajo “un análisis riguroso”.
Fernández de Mesa se ha referido a factores como “la coyuntura económica” que ha calificado de “muy volátil”, por lo que creen que en este momento “no toca” subirlo. Al mismo tiempo ha vinculado esta cuestión con la negociación del pacto salarial.
“El anuncio de la ministra [Yolanda Díaz] de la subida del salario mínimo lo que hace es entorpecer los acuerdos” en los distintos convenios, ha apuntado. De esta forma, el vicepresidente de la CEOE ha reiterado uno de los argumentos más repetidos, que ya se están acordando subidas salariales de forma sectorial en algunos convenios. “Nuestra única línea roja es indexar los convenios a la inflación”, ha remarcado, subrayando que “no es por donde Europa nos dice que tenemos que ir”.