Por qué el embarque prioritario en los aviones es malo para la salud
Cuando el embarque se hace por zonas y clases, aumentan las probabilidades de que los pasajeros se expongan a una infección.
Una de las ventajas de tener prioridad en el aeropuerto es que eres de las primeras personas en subir al avión. Piénsalo un poco: nada de esperar en el pasillo a que los demás pasajeros suban el equipaje a los maleteros superiores de cabina o terminen de encontrar sus asientos.
En tu mente, la prioridad de embarque funciona más o menos así:
Sin embargo, los expertos advierten que el embarque prioritario podría ser malo para la salud y aumentar la posibilidad de propagar enfermedades infecciosas.
Según The Independent, los investigadores de la Universidad Estatal de Arizona han descubierto que este tipo de embarque, en el que los pasajeros con billete de primera clase suben al avión antes que los demás, y sus consecuencias derivadas, aumentan el riesgo de contraer una enfermedad.
Los expertos emplearon un modelo matemático para poner a prueba distintos tipos de embarque. El objetivo era averiguar cómo se propagaría en un avión una enfermedad como el ébola si hubiera una sola persona infectada.
Según sus resultados, cuando el embarque se hace por zonas y clases, aumentan las probabilidades de que los pasajeros se expongan a una infección.
En este ejemplo empleado por The Independent, hay una persona infectada en el 18C, de modo que tiene que cruzar otras 17 filas de pasajeros hasta llegar a la suya. Los pasajeros en esas 18 filas tienen más probabilidades de contraer la infección. Por consiguiente, si una persona con billete de primera clase está infectada, todo el mundo tiene que pasar a su lado. Y, de forma inversa, quienes viajan en primera clase están expuestos a las posibles infecciones de los demás pasajeros.
Para reducir en un 27% la propagación de enfermedades, los estudios indican que las aerolíneas deberían incorporar un embarque de dos zonas por el cual la mitad de los pasajeros entraría por la parte delantera del avión y la otra mitad, por la parte trasera.
El doctor Mark Gendreau, especialista en medicina de aviación, destacó en 2014 un dato importante que se debe tener en cuenta: si una persona contrajera una infección en un vuelo intercontinental, probablemente el patógeno estaría en el asiento o en otra superficie.
"La inmensa mayoría de las enfermedades infecciosas se transmiten al tocar una superficie contaminada: al agarrar el tirador de la puerta del baño y tocarte después los ojos, la nariz o la boca", señala. Y añade: "Esto no quiere decir que estemos condenados a enfermar al coger un avión. Podemos modificar nuestras conductas cuando viajamos y reducir así significativamente el riesgo de contraer enfermedades".
Por ejemplo, Mark Gendreau recomienda llevar encima gel desinfectante con un 60% de alcohol y usarlo "antes de comer o beber nada".
Si estás pensando en cargarte esos gérmenes lavándote las manos con jabón, mejor olvídalo. Cíñete al desinfectante. Según el doctor Gendreau, el lavabo del baño de los aviones está plagado de gérmenes, e incluso la propia agua del avión tiene "un historial completo de suciedad".
Otras formas de evitar enfermar en el avión son lavar la mesa plegable del asiento antes de usarla, tocar las mínimas cosas posibles con las manos, descansar mucho antes de embarcar, beber mucha agua y llevar puesto un jersey cálido para no coger frío en el avión.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Canadá y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.