Historia de una ruptura: por qué Anticapitalistas ya no tiene sitio en Podemos
La renuncia de Teresa Rodríguez a la reelección en Andalucía deja a los morados sin uno de sus aliados fundacionales más díscolos.
La distancia puede ser un aliado cuando se quiere recuperar la mejor versión de uno mismo. Como tantas parejas que estampan su fin, Teresa Rodríguez y Pablo Iglesias han decidido alejarse y consumar un Anticapitalexit que deja a Unidas Podemos un poco más solo en el poder y a la izquierda un poco más dividida.
De momento, el cese de la convivencia entre anticapitalistas y morados se produce en Andalucía. El próximo domingo se reunirá la coordinadora federal del partido y de ahí saldrá, previsiblemente, la intención de no participar en la III Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos.
Será el próximo 28 de marzo, en una asamblea, cuando los antisistema decidan su futuro. Aunque las fuentes consultadas indican que lo más probable es que el resto de territorios sigan los pasos de sus colegas andaluces y la militancia ratifique la ruptura amistosa.
La corriente anticapitalista que se hizo fuerte en Andalucía quiere construir un proyecto político netamente andaluz. Pero lo cierto es que desde que los morados entraron en La Moncloa de la mano del PSOE, los anticapitalistas solo han visto problemas. ¿Por qué se han quedado sin silla en el patio morado?
“No queremos aparecer como un partido subalterno del PSOE. Lo errores del PSOE cuando gobierna benefician a la derecha y nosotros queremos parar a la derecha y que no vuelva al Gobierno de la comunidad”, justificó este jueves la aún secretaria general morada en Andalucía.
Los anticapitalistas consideran que deben plantear una alternativa sin pasar por el aro socialista como ha terminado haciendo Iglesias. Algo que ha generado fricciones entre las direcciones moradas de Madrid y Sevilla tras la breve alianza que sellaron en Vistalegre II y que les permitió repartirse el poder en el partido a costa Errejón y los suyos.
“El gobierno con el PSOE rompe la fuerza fundacional de Podemos, que es no apuntalar el régimen del 78, sino abrir un proceso constituyente. Por eso, hemos decidido terminar de forma civilizada. No tiene sentido que sigamos compartiendo camino”, cuenta a El HuffPost Raúl Camargo, exdiputado morado en la Comunidad de Madrid y miembro destacado de Anticapitalistas, quien cuenta que la ruptura en Andalucía ha sido un proceso largo, fraguado durante mucho tiempo.
Una forma distinta de entender un partido
Lo cierto es que el reparto de poder en el partido nunca convenció a los anticapitalistas. “En el marco de Podemos no podemos ser una organización más descentralizada”, justificó Rodríguez en una rueda de prensa. E Iglesias, aunque lo respeta, reconoce que en la práctica ya funcionan por separado: “Estamos en proyectos políticos distintos”, dijo este jueves en el Congreso.
“Es verdad que Podemos podría funcionar de otra forma, más horizontal y menos vertical”, lamenta Camargo en una áspera crítica al estilo de dirección del jefe morado. El hiperliderazgo de Pablo Iglesias ha diluido el núcleo fundacional del partido. Ni Íñigo Errejón, ni Carolina Bescansa, ni Luis Alegre, ni Tania González continúan en la formación, que entre 2015 y 2019 ha pasado de 69 a 35 escaños. Solo Juan Carlos Monedero sigue vinculado a Iglesias.
Rodríguez e Iglesias anunciaron juntos este miércoles la ruptura en un vídeo que publicaron en Twitter, en el que explican a sus militantes y simpatizantes que es el momento de seguir caminos diferentes. Ha sido la primera separación buenrollista y acordada de la política española. No es, aclaran, un “adiós”, sino un “hasta luego”. Porque los dos, que cierran la grabación con un abrazo, quieren seguir colaborando.
Será difícil, no obstante. Han cambiado muchas cosas desde que hace seis años Teresa Rodríguez y Miguel Urbán, entonces miembros de Izquierda Anticapitalista —una escisión de IU— cofundaran Podemos. Los dos pusieron su estructura, sus recursos y su militancia en el asador para que el proyecto morado cuajara y Pablo Iglesias afrontara con éxito las europeas de 2014 que le catapultaron a los platós de las grandes cadenas generalistas y a la fama.
El divorcio también es simbólico para quienes vieron nacer el partido morado, porque tanto Rodríguez como Urbán arroparon a Iglesias en el parto de Podemos en enero de 2014 en el Teatro del Barrio de Lavapiés. En otoño de ese mismo año, en la asamblea en la que los morados se constituyeron como organización (Vistalegre I), los anticapitalistas quedaron fuera de la dirección. Empezaron los problemas.
“Anticapitalistas fue decisivo en el lanzamiento de Podemos, entonces pensamos que era lo que había que hacer y estamos orgullosos del paso que dimos. Contribuimos a hacer ese proyecto. Pero ha tomado una deriva que no perseguíamos cuando creamos Podemos”, zanja Camargo.
Errejón diseñó entonces junto a Iglesias un partido jerárquico para evitar que la falta de militantes y cargos medios les creara problemas en las autonómicas y municipales de 2015. Mientras, los anticapitalistas, que llegaron a sumar a su causa a Pablo Echenique, defendieron un modelo asambleario. Y todavía hoy, reconoce Camargo, no han encontrado acomodo en las filas de Iglesias.
Interés y poder
Irónicamente, el acuerdo con el PSOE ha rematado la relación entre anticapitalistas y morados. Ese entendimiento fue el que siempre defendió Íñigo Errejón y denostó Pablo Iglesias. El hoy vicepresidente segundo del Gobierno torpedeó las opciones de alcanzar algún tipo de acuerdo con los socialistas tras las elecciones de diciembre de 2015, porque tenía entre ceja y ceja un sorpasso que nunca sucedió.
La cerrazón de Iglesias le distanció de Errejón, quien también apostó fuerte para desbancar a su entonces amigo. El partido se fracturó y los planteamientos del líder morado, asesorado por su entonces jefa de gabinete —y hoy ministra de Igualdad—, Irene Montero, se acoplaron a los de los anticapitalistas frente al pragmatismo los errejonistas que veían bien acercarse al PSOE. Ahora, el líder de Más País convive en el Congreso con el acuerdo entre su expartido y los socialistas que pidió hasta la extenuación.
Los defensores de Iglesias vieron en Teresa Rodríguez y los suyos a sus nuevos aliados. Primero, para hacerse con la dirección del partido en la Comunidad de Madrid en 2016, donde Camargo reconoce que les fallaron y después para hacer frente común e imponerse a Errejón en la Asamblea de Vistalegre II de 2017. Y eso que en aquella cita los anticapitalistas concurrieron con Urbán, quien presentó su propia candidatura.
Tras ese movimiento, los anticapitalistas controlaron algunas direcciones autonómicas —Andalucía, Cataluña, La Rioja y parte de la de Madrid—, y lograron entrar en el Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano de decisión entre asambleas del partido, aunque el solo se hicieron con dos asientos aun teniendo el 13,11% de los votos de la militancia.
Teresa Rodríguez alza la bandera verdiblanca
Rodríguez ha escuchado el eco del referéndum del 28 de febrero de 1980 —del que se este año se cumplen cuatro décadas— que convirtió a la comunidad más poblada de España en una autonomía histórica; en una nacionalidad como Euskadi, Cataluña y Galicia. Aquella consulta sentó las bases de un federalismo que España debe acabar de desarrollar y que el PSOE quiere relanzar.
“A partir de ahora vamos a construir un sujeto propio con aspiración andalucista en un momento en el que el debate territorial está poniendo las cuestiones de Euskadi, Cataluña y hasta de Teruel en el centro. Andalucía tiene que estar ahí”, avanzó este jueves la aún secretaria general morada en la región, quien seguirá como militante de Podemos y mantendrá el acta de diputada.
Ahora el objetivo de los anticapitalistas es impulsar orgánicamente Adelante Andalucía, que ahora es solo un marca electoral con la que concurrió a las pasadas elecciones autonómicas.
Esa marca también está registrada por Podemos e IU de Andalucía, y la aspiración de Teresa Rodríguez, una vez la asamblea andaluza de Podemos elija una nueva dirección, es impulsar orgánicamente esta coalición. El problema es Izquierda Unida, con quien ya ha abierto un nuevo foco de discusión por el uso de la marca.
Eso sí, Rodríguez no ha precisado cuál será la hoja de ruta a corto plazo, pero sí que barrunta armar en Andalucía una formación al estilo de las vascas, catalanas, gallegas o como Teruel Existe que están ya en el Congreso.
“Estos partidos consiguen poner sus intereses legítimos en el centro del debate político”, mientras Andalucía “sigue sin voz en Madrid”, opina la dirigente gaditana. Todo un cuestionamiento del Podemos de Iglesias al que señala por no defender los intereses de los andaluces.
Podemos suelta lastre en su viaje al poder y se queda solo ante las contradicciones. Su líder, Pablo Iglesias, otea la política de partido desde La Moncloa y deja expedito el tercer congreso de partido. Su liderazgo no está en cuestión. Pero apenas le quedan compañeros con los que disentir.