Populares y socialistas se disputarán el mando en la Unión Europea
El conservador Weber llama a “unir fuerzas” con liberales y socialistas y “también con los verdes porque, viendo los resultados, son también los ganadores de las elecciones”.
El Partido Popular Europeo (PPE) y la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D) se disputarán el nuevo liderazgo de la Unión Europea (UE), que por primera vez en su historia vivirá una legislatura en la que esas dos formaciones clásicas no sumarán la mitad de los escaños del Parlamento Europeo.
Los conservadores, según las estimaciones aún no definitivas ofrecidas por el Parlamento Europeo, obtendrían 180 eurodiputados y se mantendrían como primera fuerza parlamentaria en la Eurocámara, si bien empeoran sus resultados respecto a los 221 escaños de 2014.
Los socialdemócratas, por su parte, tendrían 152 escaños frente a los 191 de los últimos comicios, en unas elecciones con un récord de participación del 50,4 %, el mayor en los últimos 20 años.
El cabeza de lista del PPE, el alemán Manfred Weber, afirmó su intención de convertirse en el próximo presidente de la Comisión Europea (CE) y declaró que está “preparado para crear estabilidad” en la UE.
Weber, actual líder del Grupo del PPE en la Eurocámara, llamó a “unir fuerzas” con liberales y socialistas y “también con los verdes porque, viendo los resultados, son también los ganadores de las elecciones”, con 67 escaños frente a los 50 de 2014, y enumeró tres “elementos” sobre los que pretende construir esa alianza de partidos.
“No hay posibilidad de cooperación con extremistas de la derecha o de la izquierda”, dijo como primera premisa el líder conservador, quien también puso como condición “hablar del contenido” del programa de trabajo de la futura Comisión y que se respete el sistema de Spitzenkandidaten (candidato principal).
Ese vocablo alemán designa, en la jerga comunitaria, al proceso según el cual el nuevo presidente de la Comisión Europea debería de ser alguien que haya sido cabeza de lista en las elecciones a la Eurocámara, como ocurrió en 2014 con Jean-Claude Juncker, y no un “paracaidista” elegido por los Gobiernos de los Estados miembros de la UE.
Sin embargo, no es una fórmula obligatoria ya que el Tratado de Lisboa establece que el Consejo Europeo -que representa a los países de la UE- es la institución que designa al candidato, que después debe conseguir el respaldo de la mayoría absoluta del Parlamento.
Por su parte, el cabeza de cartel de los Socialdemócratas en los comicios, el holandés Frans Timmermans, fue menos claro a la hora de postularse como futuro presidente de la Comisión, pero manifestó que su familia política intentará crear una mayoría alternativa a la del PPE.
“Estabilidad no es la primera palabra que me viene a la cabeza al pensar en Europa” porque significa “mantener las cosas como están” y, a su juicio, ese no es el mensaje que han mandado los ciudadanos europeos con sus votos, dijo Timmermans en referencia a las palabras de Weber.
El político holandés, y actual vicepresidente primero de la Comisión Europea, señaló que lo primero es construir programas que respondan a las “aspiraciones”, “sueños” y “a veces también miedos” de los europeos.
“Y en base a esos programas y esas coaliciones, podremos empezar a jugar el Juego de Tronos”, declaró un Timmermans que, preguntado si se veía como presidente del Ejecutivo comunitario dijo que “la amplia mayoría de los ciudadanos europeos no están interesados en saber quién va a liderar la próxima Comisión Europea, sino en qué va a hacer esa Comisión Europea”.
¿Qué harán los liberales?
Los resultados arrojan que, a priori, la llave de las mayorías parlamentarias podría tenerla el grupo liberal ALDE, que ha pasado de 67 a 105 eurodiputados.
“Se pueden construir nuevas coaliciones”, dijo su cara más reconocible en la valoración de los resultados, la actual comisaria europea de Competencia, la danesa Margrethe Vestager, “un signo para el cambio” ante la evidencia de que “ya no es una mayoría de dos partidos”.
Vestage no desveló las cartas de los liberales de cara a las negociaciones más allá de insistir en que su formación no es partidaria del sistema de Spitzenkandidaten.
Por parte de los Verdes, en claro ascenso, la alemana Ska Keller insistió en que las negociaciones deberán centrarse en el “programa” de la próxima Comisión, y señaló tres ejes que marcan las prioridades de los ecologistas: lucha contra el calentamiento global, justicia social y democracia.
Por último, la Izquierda Unitaria reconoció que sus 38 diputados, frente a los 52 que tenían hasta ahora no son “los resultados esperados” y abogó por forjar una “alianza progresista” en base a tres elementos: más democracia en las instituciones europeas, una verdadera Europa social y un cambio en la forma de producir, con acento medioambiental.