Polonia, el otro país en el punto de mira de Rusia
Rusia ha prometido una respuesta “que hará reflexionar a los provocadores polacos y se hará notar”.
“Para las élites polacas es mucho más importante prometer lealtad a su soberano —Estados Unidos— que ayudar a sus propios ciudadanos”. En un mensaje publicado en su cuenta de Telegram, Dmitri Medvédev, expresidente de la federación rusa y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, arremetió violentamente contra Polonia el lunes 21 de marzo y la acusó de “rusofobia”.
Esto se produjo unos días antes de la visita a Polonia del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para reunirse con su homólogo polaco, Andrzej Duda. En Twitter, el jefe de Estado estadounidense adelantó que las conversaciones iban a tratar sobre “la crisis humanitaria y de derechos humanos creada por la guerra en Ucrania”.
El enfado de Dmitri Medvédev se dirige a una Polonia que no está participando directamente en la guerra, pero que sí está desempeñando un papel destacado en la invasión de Ucrania.
Desde el inicio de la invasión a Ucrania el 24 de febrero, Polonia se enfrenta a una llegada de refugiados “sin precedentes desde la II Guerra Mundial por su magnitud y rapidez”, explica Dorota Dakowska, profesora de Ciencias Políticas en el Instituto Sciences Po Aix.
Para establecer un punto de comparación, Alemania ha acogido a 1,5 millones de refugiados sirios entre 2015 y 2019. Pues bien: Polonia ya ha recibido a más de la mitad de los 3,6 millones de ucranianos que han huido de su país durante el primer mes de guerra.
Según la investigadora Dorota Dakowska, la mayoría de los primeros refugiados que llegaron a Polonia ya conocían a alguien en el país. Antes de la guerra, más de un millón de ucranianos trabajaban allí.
Sin embargo los refugiados que llegan ahora “tienen menos contacto con Polonia, menos recursos y han salido peor parados [por la violencia de la guerra]”, explica Dorota Dakowska. Esto plantea una serie de retos para los polacos, cuya capacidad para gestionar la afluencia de personas que se avecina probablemente no dará abasto, a pesar de la labor de las ONG y de la buena voluntad de la población, señala Dorota Dakowska.
Esta profesora de ciencias políticas piensa que la capacidad de Polonia para acoger a los ucranianos ya ha sido superada, y menciona en particular un “sistema desbordado” que no podrá acoger decentemente a los refugiados que necesiten atención médica o psiquiátrica específica. La generosidad del gobierno polaco se limita a los ciudadanos ucranianos, y no se ha extendido a los otros extranjeros que han huido de Ucrania ni a los kurdos iraquíes, atrapados en su frontera con Bielorrusia.
Pero Polonia también debe su protagonismo en el conflicto al hecho de que su territorio es un corredor por el que transcurre buena parte de la ayuda humanitaria que la OTAN envía a Ucrania. El lunes 21 de marzo, por ejemplo, pasaron por Polonia más de 55 toneladas de equipos médicos e informáticos, leche infantil y generadores procedentes de Francia.
Polonia también es un importante contribuyente al apoyo militar de Ucrania. Muchas de las entregas de armas de la OTAN pasan por Polonia, y el propio país entrega munición a los ucranianos contra Rusia, como los misiles tierra-aire PIORUN, de fabricación polaca, explica a Franceinfo Daniel Szeligowski, investigador del PISM (Instituto Polaco de Asuntos Internacionales).
Washington tuvo que calmar el deseo de Polonia de armar todavía más a los ucranianos para evitar una confrontación directa con Rusia. Por eso los estadounidenses rechazaron una oferta polaca de enviar aviones de combate MiG-29 a Ucrania desde una base aérea estadounidense.
Polonia, miembro de la OTAN, adopta una línea dura contra Moscú, pero si es atacada por Rusia, podría precipitar la entrada en guerra de todo el bloque Atlántico. Pese a los intentos de mantener a Polonia en un difícil equilibrio que no precipite una guerra total, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, acusó a Rusia el 24 de marzo de haberse convertido en “un Estado totalitario” y pidió sanciones más duras contra el régimen de Vladimir Putin.
El país también ha mostrado su voluntad de romper su dependencia energética de Rusia. Varsovia pretende apoyarse en el proyecto Baltic Pipe, que le suministrará gas noruego a través de Dinamarca, y en el puerto de Swinoujscie, que recibirá gas natural licuado transportado en barco.
“Si Putin hunde a Ucrania y luego nos hunde a nosotros y a nuestra voluntad de luchar, avanzará, dentro de uno o dos años, hacia otros objetivos”, advirtió Mateusz Morawiecki el 24 de marzo durante una rueda de prensa. “Se trasladará a Helsinki, Vilnius, Varsovia, Bucarest y quizás a Berlín. En Alemania deberían pensar en ello”, dijo, refiriéndose a las heridas del pasado, especialmente la invasión de Finlandia y la partición de Polonia entre la Unión Soviética y el régimen nazi en 1939.
Polonia no es la única nación que teme la amenaza rusa para los países de la OTAN y sus aliados. Dentro del territorio de la Unión Europea hay un enclave ruso, el óblast de Kaliningrado, que comparte fronteras con Polonia y Lituania y está bordeado por el mar Báltico. “Si Kaliningrado intentara presionar en las fronteras, entraríamos en un problema muy serio”, dijo a finales de febrero Carole Grimaud Potter, profesora de geopolítica en la Universidad de Montpellier.
Este enclave sobremilitarizado está siendo vigilado muy de cerca por Polonia, Finlandia, los países bálticos y Suecia. Estos últimos desplegaron soldados y vehículos blindados en la isla de Gotland en enero, después de que seis buques de guerra anfibios rusos abandonaran su base en Kaliningrado, escribe France 24.
En una señal de la creciente tensión entre Polonia y Rusia, Moscú acusó el jueves a Varsovia de una “peligrosa escalada en la región” después de que Polonia expulsara a 45 diplomáticos rusos por presunto espionaje.
“Varsovia ha llevado a cabo una peligrosa escalada en la región, guiada no por sus intereses nacionales, sino por los principios de la OTAN, basados en una rusofobia a nivel de política oficial”, afirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso en un comunicado. A continuación, prometió una respuesta “que hará reflexionar a los provocadores polacos y se hará notar”. Una nueva amenaza cada vez menos velada.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Francia y ha sido traducido del francés por Daniel Templeman Sauco.