Polémica en París por la apertura de un burdel de muñecas sexuales
No son pocos quienes consideran que puede fomentar la violación.
Un nuevo burdel parisino de muñecas sexuales está siendo el objeto de las críticas feministas del país. El motivo: al ser compañeras sexuales inertes e hiperrealistas, podrían estar fomentando las fantasías de violación de los clientes.
El propietario del burdel, Joaquin Lousquy, de 28 años, abrió este negocio el mes pasado en un piso de un edificio "discreto" en pleno centro de París, según informa el medio Paris Match.
El negocio, Xdolls, cuenta con tres dormitorios para practicar sexo, además de otra habitación en la que limpian y "desinfectan" a las muñecas. Los clientes pueden elegir entre tres muñecas hiperrealistas fabricadas en China (Lily, Sofia y Kim). Las reservas se hacen por Internet y los clientes pueden disponer de la muñeca sexual de su elección durante una hora completa por 89 euros, pero también pueden pagar menos si no desean pasar tanto rato con la muñeca. Joaquin Lousquy asegura que los clientes son señores "aseados" con aspecto de ejecutivos, de entre 30 a 50 años, aunque a veces también vienen parejas.
El burdel está registrado en la actualidad como un centro de ocio para burlar la ley, ya que la legislación francesa, un modelo abolicionista en materia de prostitución, impide gestionar o poseer un burdel.
Sin embargo, los concejales feministas y comunistas del ayuntamiento de París están arremetiendo contra este negocio por ser degradante hacia la mujer. Les preocupa que la conducta sexual abusiva que ponen en práctica los clientes con las muñecas pueda trasladarse al trato con mujeres reales.
Lorraine Questiaux, del grupo feminista Mouvement du Nid (Movimiento del Nido) definió este burdel como "un lugar en el que se gana dinero por simular la violación de una mujer", según informa The Telegraph.
Pierre Laurent, Secretario General del Partido Comunista Francés, denunció que algunas muñecas sexuales pueden suscitar pensamientos sexuales con niños.
Joaquin Lousquy no considera que su burdel degrade a la mujer. Defiende que las muñecas son "juguetes sexuales", no una sustitución de las mujeres. No obstante, también ha comentado en declaraciones a Paris Match que la experiencia se centra "al 100%" en el cliente, sin que este tenga que preocuparse por el placer (o el dolor) de la pareja sexual. A los hombres se les anima a dar rienda suelta a sus fantasías. "La experiencia es incomparable", concluye Joaquin Lousquy para el Paris Match.
El ayuntamiento de París celebrará un debate esta misma semana sobre el futuro de este negocio. Joaquin Lousquy espera que se le permita abrir más de estos burdeles en Francia y, más adelante, en Londres y Nueva York. Mientras tanto, este tipo de burdeles de muñecas sexuales ya ha llegado a otros países, como Inglaterra, Alemania, Países Bajos, Austria o España.
Ya ha pasado un año desde que en Barcelona surgió Lumidolls, un burdel de muñecas sexuales de silicona, pionero en Europa y con un funcionamiento similar al que regenta Joaquin Lousquy: el cliente hacía la reserva, elegía a la muñeca, su vestimenta, la situación en la que debía encontrar a la muñeca y, por 80 euros la hora, podía poner en práctica sus fantasías.
Pese a su éxito, este burdel apenas duró dos semanas abierto, ya que al ayuntamiento de Barcelona no le constaba que tuviera licencia de actividades, según informa el medio El Español.
Visto cómo se está expandiendo por todo el mundo este nuevo modelo de negocio, la polémica y el debate no tardarán en estar sobre la mesa.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido y adaptado del inglés por Daniel Templeman Sauco.