Entrevista a Pol Hermoso, actor de la nueva serie 'Alba'
El actor es uno de los protagonistas de la serie de Atresmedia, adaptación de la turca 'Fatmagül'.
Pol Hermoso estrena proyecto con la nueva serie de Atresmedia, Alba, adaptación de la turca Fatmagül. A partir de este domingo 28 de marzo estará disponible en Atresplayer. Un proyecto que también cuenta con caras conocidas, como las de Elena Rivera, Álvaro Rico o Adriana Ozores, y en la que el punto de inicio es una agresión sexual de un grupo de chicos a Alba, quien había regresado a su pueblo por vacaciones.
Hermoso interpreta a uno de los protagonistas, Rubén Entrerríos. Con 25 años, lleva casi toda la vida actuando, desde que sus padres le apuntaron a teatro. Dispuesto al “sí”, Pol forma parte de esta última apuesta de Atresmedia TV que, de momento, habrá que esperar para poder ver en abierto.
Ahora mismo, estás de estreno con la nueva serie de Atresmedia TV, Alba, que ve la luz este domingo en Atresplayer Premium. ¿Cómo ha sido grabar con actores como Elena Rivera, Álvaro Rico, Adriana Ozores, entre otros?
Al inicio fue toda una noticia porque cuando haces el casting no sabes quién va a participar en el proyecto. Cuando me pasaron con quién iba a trabajar, en ese momento estábamos todos en casa y no podíamos ensayar, los ensayos eran un poco online y no puedes hacer esa primera toma de contacto. Con Álvaro sí porque teníamos muchas secuencias juntos y nos vimos unos días antes en Madrid.
Pero, por ejemplo, con Adriana Ozores, que hace de mi madre, no había casi ningún contacto. Había nervios porque era la primera vez que trabajaba con esos grandes nombres y daba un poco de respeto. Pero cuando llegas al set los nervios se te van pasando, al final te das cuenta de que todo el mundo está allí para trabajar y participar.
Terminasteis la grabación en diciembre del año pasado tras casi seis meses de trabajo. ¿Qué experiencia guardas de grabar con el coronavirus de por medio?
Es un cambio, sobre todo en el tema ensayos, porque el protocolo dice que no te puedes quitar la mascarilla hasta justo antes de grabar. Entonces los ensayos, las pruebas, el vestuario, el maquillaje, todo se va desinfectando, se tiene que llevar la mascarilla, y es cierto que se pierde un poco la relación humana, el dinamismo, pero te tienes que adaptar porque si alguien se contagia es una liada. Nosotros tuvimos que parar una vez, fueron varias personas y el parón duró tres semanas, algo que para producción es una faena. Hay que intentar cuadrar todo lo máximo posible y tener cuidado porque, si no, es un follón y no acabas nunca.
La historia es una adaptación de la serie Fatmagül, la cual fue la primera serie turca con gran éxito en nuestro país. ¿Es similar a la serie original o, por el contrario, vamos a ver una serie diferente?
Es una adaptación libre donde se coge la idea. Trata sobre un tema muy particular, sobre la posición de las mujeres, de los hombres, sobre feminismo, machismo, trata sobre estos temas y no es lo mismo a nivel cultural cómo es en Turquía y cómo es aquí. No podíamos hacer lo mismo porque hay coas que culturalmente no se adaptaban aquí y viceversa. Partiendo de esa base se tuvo que cambiar mucho. De hecho, a nosotros nos dijeron que no hacía falta que nos viésemos los capítulos para no emborracharnos porque eran referencias que no nos tocaban. Sí que coge la idea, el inicio de la serie es el mismo, pero los problemas y dilemas se tratan de distinta manera.
Interpretas a Rubén Entrerríos, un niño rico y consentido que es bastante embaucador. Cuéntanos un poco más en profundidad cómo es tu personaje.
Rubén es un chico que se ha criado con todo comido, no tiene que trabajar, vive con todos los lujos, pero tiene unas carencias emocionales muy fuertes. Su familia tiene una manera de ser donde las emociones no se muestran mucho, las figuras paternas y maternas son muy distantes, así que los referentes que tiene Rubén no son los ideales a la hora de tratar temas emocionales. Este chico busca, sin darse cuenta, el afecto que le hace falta, y lo hace de la peor forma, de una forma autodestructiva y desastrosa para los demás. En vez de pedir ayuda, es una provocación constante para que alguien le pare.
¿Qué te ha aportado el personaje de Rubén tanto profesionalmente como personalmente?
Profesionalmente ha sido todo un reto, porque de las pocas cosas que puedo coger es la edad. Ha habido un gran trabajo para entender cómo es el personaje, he intentado coger referentes en mí, pero era imposible. Me tenía que despegar totalmente de mí y crearlo, sin juzgarlo porque si no ya estás valorando si lo que hace está bien o mal. Fue todo un reto para justificarlo de cara al guion y a la cámara.
De todo esto me quedo con muchas cosas que no se deberían hacer, te quedas con un entendimiento de estos personajes y de que las vidas son muy complicadas. A la gente les lleva a hacer unas cosas que, a lo mejor, no tienen ningún sentido para los demás pero que pueden pensar que es lo correcto en un momento.
La historia cuenta una violación en grupo a la protagonista, Alba. ¿Cómo ha sido interpretar un hecho tan duro?
Fue delicado. Los directores y producción dedicaron mucho tiempo en el rodaje, de hecho, duró cinco horas el rodaje. Al principio le estaba dando mucha importancia, pero se la tuve que quitar un poco porque al final es una cosa más que ellos hacen sin darle el valor que tiene, y luego se ven las consecuencias. Ellos lo hacen como una cosa más de su día a día, así que le tuve que quitar relevancia. Es verdad que, a la hora de rodarlo, por lo delicado de la secuencia, el equipo era reducido, estuvimos hablando antes lo que podíamos y debíamos hacer y sentirnos cómodos, sobre todo Elena.
Fue duro, intentamos no hacer muchas repeticiones porque no es agradable y para que quedase más espontáneo. Te deja muy mal cuerpo. Yo recuerdo que me impactó bastante la sensación de vacío que sentí al irme a casa, fue una cosa como tan frenética que no te llevas un afecto, una sensación buena, te llevas un vacío como si no fueras consciente, y es un poco chocante.
¿Es importante narrar en la ficción actos como agresiones sexuales que se repiten día tras día en nuestra sociedad?
Son igual de importantes como narrar cualquier otra cosa que se nos ocurra porque, al final, son cosas reales que ocurren y por qué no se van a narrar. Si fuera un acto que no existiera en el planeta, se le podría dar menos importancia, pero algo que está en el pan del día a día, el acto de pasar por encima de otra persona, yo creo que es algo de lo que se tiene que hablar y hacer historias porque mucha gente o ha vivido. Ojalá mucha gente se sienta identificada, se hable y se cree debate sobre el asunto.
¿Por qué tenemos que ver Alba?
La gente puede pensar que la serie solo va de la violación, pero no. Es una serie más, trata muchas cosas, a los personajes les ocurren muchas cosas. A través de los 13 capítulos veremos acción, problemas familiares, entre amigos, de pareja, fiesta, … Está muy cargada de cosas. La serie trata sobre una degradación a partir de la violación, que es el hecho de inicio, y cómo las piezas de dominó se van desmoronando y las consecuencias, que son mucho más largas de lo que puede parecer.
Has trabajado en otros proyectos con gran popularidad como, por ejemplo, Merlí, interpretando a Uri. ¿Guardas un buen recuerdo de la serie?
Por supuesto, tengo muy buen recuerdo, además en esa época llevaba un tiempo sin trabajar. Fue algo fresco. Nos hicimos todos muy buenos amigos, nadie se esperaba el boom que tuvo. Nos ayudó a todos a querer seguir trabajando en esto y seguir luchando por lo que nos gusta.
¿Por qué crees que ha tenido tanto éxito?
Cuando se hizo, que estaba planteada para la televisión catalana, hacía muchos años que no había una serie que tratase la adolescencia, y la verdad que funcionó muy bien allí. Entiendo que en el resto de las cadenas que tuvo éxito fue también en parte por esto. Además, el guion estaba muy bien trabajado, el guionista llevaba años trabajando en ello y funcionó. Había muchos personajes, muchas historias, no todo recaía sobre lo mismo, la gente se sentía identificada con alguien porque el rango de los personajes era muy amplio.
También has sido dirigido por directores de gran nombre como Isabel Coixet en Proyecto tiempo o Salvador Sunyer en Krakt. ¿Qué te impresionó más de ellos, de su forma de trabajar?
Al final del día, lo que más me sorprende es que es gente que lleva muchos años en la profesión y te dan tu espacio, te dejan trabajar, no te ponen presión por ser más novicio en proyectos, ellos están allí para ayudarte y les encanta escuchar tus propuestas. Cuando una persona de ese calibre valora tu opinión, ahí ves que son personas humanas como tú y que están al mismo nivel a la hora de trabajar. Es lo mejor que te puede pasar.
Comenzaste tu andadura en la interpretación siendo muy joven, con el corto Cuento para un funeral, en 2010, y la serie La Sagrada Familia, entre ese mismo año y 2011. ¿Cómo has evolucionado como actor en estos diez años de carrera?
Es complicado responder, porque me he hecho mayor, tengo más formación. Lo que más cambia es que, cuando eres más pequeño, tienes una frescura que a veces pierdes, y es una pena. Por otro lado, con la madurez tienes más técnica, sabes falsear, tienes otros métodos para llegar a cosas que, de niño, no entiendes. Al final, el trabajo es una formación estupenda, es donde más he aprendido, en los rodajes. Allí es donde, de verdad, ves qué puedes y no hacer.
¿Cuándo decidiste que te querías dedicar a la actuación?
Fue de manera un poco inconsciente. Desde joven empecé a hacer teatro, y allí empecé a hacer cositas y me surgió la oportunidad de trabajar como actor. Yo creo que no me planteaba dedicarme a ser actor, pero fue cogiendo fuerza. Como el trabajo no cesaba del todo, lo seguía haciendo. Seguía teniendo mis proyectos, pero ha ido cogiendo fuerza paulatinamente, fue muy natural, me ha ido acompañando desde muy pequeño. He sido consciente poco a poco de que me quería dedicar a esto mientras ya estaba trabajando.
¿Sigues alguna lección en tu día a día?
Decir que “sí” a casi todo, tiene que haber un filtro, pero de buenas a primeras decir que sí a todo, todo lo que venga de una inseguridad, todo eso di que sí, prueba, abre caminos, tanto a nivel profesional como en lo personal. Todo lo que se te ofrece cógelo porque no sabes si un proyecto te lleva a otro. El “no” siempre se tiene, muchas veces decimos que no por miedo, y al final hay que decir que sí a las cosas.
Aparte de Alba, ¿hay algún proyecto futuro que nos puedas contar?
Hay cosas abiertas, nada cerrado aún de lo que se pueda hablar. De momento vamos a centrarnos en Alba y veremos si de aquí a unos meses podemos ir confirmando algunas cositas.
Entrevista publicada por Ana Quílez en White Paper by