Podemos resiste en Cataluña pero no tiene en su mano un 'Govern' de izquierdas
Los 33 diputados del PSC, los 33 de ERC y los 8 de los 'comunes' dan de sobra para alcanzar la mayoría absoluta en el 'Parlament'.
Con el peor resultado de su historia, 35 diputados, Podemos logró hace un año entrar en el primer Gobierno de coalición de la democracia en España. Su objetivo en Cataluña era similar: ser llave para un gobierno transversal de izquierdas, un tripartito con PSC y ERC.
Una combinación que sería posible con los resultados del 14F, ya que los 33 diputados del PSC, sumados a los 33 de ERC y los 8 de En Comú Podem, dan de sobra para alcanzar la mayoría absoluta de 68 escaños en el Parlament.
Pero esa fórmula parece hoy difícil que pueda ser realidad, especialmente después de que ERC haya suscrito el veto independentista al candidato del PSC, Salvador Illa.
Esa es la razón por la que, aunque Podemos ha aguantado en Cataluña y la coalición de los comunes conserva los ocho diputados en la Cámara catalana que ya tenía, el 14F les deja también el sabor agridulce de no poder definir por si mismos un color de izquierdas para la Generalitat.
El partido de Pablo Iglesias concurría a estas elecciones tras un año en el Gobierno de coalición lleno de vaivenes y tensiones con sus socios del PSOE y después de la debacle en Galicia en 2020, donde se quedó sin representación, y en el País Vasco, donde perdió la mitad de sus apoyos.
En Cataluña no han repetido el descalabro, pero sí han perdido medio punto y mas de 130 mil votos, y Vox les ha superado en apoyos.
Por ello, pese a que En Comú Podem, la coalición de los comunes de Ada Colau y los morados, mantiene sus diputados, atrás quedan las soflamas de que Podemos gana elecciones en Cataluña y eso sigue obligando a los morados a repensar como recuperar su poder territorial, claramente mermado.
En cualquier caso, ni el desencanto con el proces ni la pandemia, ni la caída histórica de la participación, que no suele beneficiar a Podemos, ni la mochila de contradicciones que cargaban por tener que hacer oposición al socio con el que gobiernan en España, han pasado factura a la candidata de En Comú Podem, Jessica Albiach, que ha superado el test catalán.
Y por ende, tampoco a Pablo Iglesias, que no paga un precio extra por estar en el Gobierno como socio minoritario, ni por evidenciar las diferencias con el PSOE, ni por enervar los nervios de muchos socialistas durante la última semana de campaña al poner en cuestión la calidad de la democracia en España.
De hecho, el no tener la llave de un bloque estable de izquierdas en Cataluña ni siquiera se le puede achacar a En Comú Podem, sino a la estrategia de ERC y sus sorpresivas alianzas con el resto de fuerzas independentistas de derechas, a las que aún están a tiempo de dar marcha atrás.
Visto el resultado, no es descartable que el vicepresidente segundo piense que su estrategia ha sido la correcta, que airear las diferencias en el Gobierno de coalición, pelear con el PSOE por capitalizar iniciativas y reformas legislativas y presumir de tener que presionar a sus socios para conseguir políticas de izquierdas le ha dado buen resultado.
Así que, si en el PSOE temían que un fiasco de Podemos en Cataluña avivará las tensiones con sus socios de Gobierno, tampoco ahora el veredicto catalán sirve para garantizar tranquilidad en la coalición.