Un buen puñado de pipas, un recomendable chute de nutrientes
Con moderación, son una de las opciones más saludables de picoteo mientras disfrutas de los partidos de la Eurocopa.
Es algo muy nuestro: comer pipas impulsivamente mientras vemos un partido de fútbol o disfrutamos de una tarde de verano sentados en un banco del parque. Coger una entre los dedos, cascarla con los dientes, deshacernos de la cáscara —que acumulamos en montoncitos— y comernos la semilla. Y así, repetidas veces hasta acabar con la bolsa.
¿Tiene algo de malo esta costumbre? ¿Es sano comer pipas? Pues bien, con moderación, se puede afirmar que esta es una buena alternativa como picoteo, sustituyendo a otros alimentos procesados que sí deberíamos eliminar de nuestra dieta.
“Las semillas de girasol contienen nutrientes interesantes, como la vitamina E. Una ración de pipas de girasol peladas (25 g) aporta el 79% de la ingesta diaria recomendada de esta vitamina para un adulto”, aseguran desde la Federación Española de Nutrición. También destacan por su contenido en magnesio, fósforo, selenio, hierro, zinc y potasio.
“En los micronutrientes que encontramos en las pipas de girasol destaca el magnesio que actúa como cofactor de numerosas enzimas intracelulares, participando en la actividad neuromuscular; el fósforo, que interviene en una adecuada mineralización de los huesos y de los dientes; y el selenio, que es uno de los antioxidantes del organismo que trabaja, junto con la vitamina E, en la prevención de la formación de radicales libres. Y por último, el hierro participa en el transporte del oxígeno”, detallan desde la Federación Española de Nutrición.
El principal ‘pero’ que se atribuye a las pipas es que estas engordan y, efectivamente, las semillas de girasol están constituidas en un 43% de su composición por grasas. De ahí que no se deban comer en grandes cantidades.
Ahora bien, esas grasas pertenecen al grupo de las poliinsaturadas, las buenas, las que ayudan a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre, por lo que contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por este aporte de grasas buenas, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) incluye a las semillas de girasol entre los alimentos más recomendables para “contrarrestar” la presencia en la dieta grasas saturadas y trans.
En definitiva, y siguiendo las recomendaciones de la FEN, el consejo de comer frutos secos y semillas varias veces a la semana se hace extensible a las pipas, pudiéndose consumir hasta una ración diaria. Eso sí, lo ideal es una ración, unos 45-50 g, con cáscara incluida, que aporta unas 145 Kcal (25 g de almendras aportan 115 calorías, una manzana grande 125 calorías y un vaso de leche entera 168).
Sí que es necesario hacer dos advertencias. Primera: algunos tipos de pipas llevan una cantidad excesiva de sal, no muy buenas para hipertensos. Segunda: hay recetas y aderezos que incluyen ingredientes no del todo saludables y adictivos, como el glutamato monosódico.