'Pin parental', pero en ambas direcciones
Se debería dejar que los niños obligaran a sus padres a tener que pasar por talleres de empatía o apertura mental.
En la última semana nos hablan en todos los medios del ‘pin parental’, salido de las privilegiadas mentes de nuestra extrema derecha. Y digo mentes privilegiadas, pero me da que la media de este club de levantadores de palmas y siempre cara al sol no da para mucho.
A su discurso xenófobo, anti-animalista, plenamente homófobo y nacional católico, ahora le han incluido un nuevo apartado para meter a la infancia como otro punto a debatir dentro de su “Guía para retornar 50 años atrás”.
Yo si estuviera en la tercera edad me iría preparando, porque a esa mente privilegiada ya se le estará pasando por la cabeza alguna propuesta ridícula para el colectivo de nuestros mayores… yo por si acaso les sugiero varias:
- Enviar caja de domino, o baraja de cartas a nuestros abuelos…¡ni un abuelo sin su mus!
- Enviar dedales e hilos a nuestras abuelas para que no pierdan el hábito de zurcir calcetines a los machos de la casa.
- Asegurarse de que nuestros mayores, si así lo desean, tengan bancos para sentarse cerca de las obras y tengan derecho para informar a los capataces y albañiles de cómo hacer su trabajo.
Se me ocurren más, pero todas basándose en tópicos ridículos y desfasados como los que he usado, y que me resultan muy fáciles de sacar una vez que logras hacer que tu mente retroceda a humano versión 0.1, o sea: Cromañón puro y duro.
Pues los señores estos, que son muy machos, y las señoras estas, que son muy “señora como se tiene que ser”, ahora nos dicen en Murcia que, pasándose el sistema educativo español por la peineta, así como los consejos escolares o las profesoras, los padres pueden elegir si sus hijos atienden o no atienden a las charlas o presentaciones de expertos externos al colegio que hayan sido decididas para su formación académica.
Con el palillo en la boca y la copa de coñac, han pensado que no quieren que sus críos les vengan algún día con la idea de que reciclar es bueno, ni mucho menos con preguntas sobre otras religiones, y quede claro que a sus hijos de seis años nadie les hable de juegos sexuales (¿dónde lo hacen?).
Esta medida no va solo en la dirección de parar la modernización de una sociedad que en los últimos 15 años ha dado pasos muy claros para dejar la caspa, los chistes de gangosos y las tradiciones retrógradas en el baúl de los recuerdos.
Este es un primer paso para revertir la dirección de pensamiento aceptado. Primero, neutralizas que se hable de otras opciones, tapando los ojos de tus hijos. Segundo, logras que la nueva generación desconozca y menosprecie otras opciones a lo que tiene en casa. Y finalmente, logras un rebaño que dentro de 20 años ayude a aupar ideologías arcaicas y discriminatorias, que perpetúen un país de terraplanistas, vírgenes y toros.
La escuela en los 80, con sus crucifijos en la pared y con el padrenuestro al comienzo de las clases, incluso en la escuela pública, se complementaba con el casette de chistes de Arévalo en el coche y la partida de cartas de los padres, mientras que las madres recogían la casa y preparaban a los niños para salir una vez que el patriarca acabara sus deberes como typical spanish macho.
Éramos la furia, y con seis años te fumabas pasivamente tres cajetillas a la semana, y te echabas unas risas muy buenas con la paliza del “mi marido me pega” de Martes y 13.
Esta es la España a la que quieren que vuelva los “propietarios” de niños. Los dueños de menores que quieren que a sus hijos se le haga un downgrade en el software, y quieren devolverle a la versión 0.1 Cromañón… como si fuera tu ordenador y te empeñas en que la tienda te lo venda con Windows 95 instalado… las moderneces para otros.
Y mientras en tu tienda de ordenadores te explican que esa versión no es compatible, ni tiene ningún tipo de funcionalidad en 2020, en los colegios se debería informar a los padres de que a los niños hay que actualizarles con las herramientas y funcionalidades del siglo XXI, y no capar su capacidad de opinar, tener un espíritu crítico y ayudar a que acepten al prójimo con las diferencias que haya.
No nos sorprende viniendo de donde viene, pero este pin debería ser bidireccional.
Se debería dejar que los niños obligaran a sus padres a tener que pasar por talleres de empatía o apertura mental, por experiencias en otras culturas y con gente diferente a ellos, para intentar así asegurarnos de que minimizamos el error que claramente está en los padres.
Muchos seguirán con su mentalidad del 82, y seguirán pensando que Satrústegui o Arteche, o incluso los dos sumados, son mejor que Iniesta, y Marta Sánchez mejor que Rosalía, pero hay que asegurarse de que sus hijos (que en realidad no son de nadie) puedan tener un abanico de posibilidades abiertas y sean tolerantes.
La otra opción es un país llenos de Torrentes en el 2030, saliendo de la Unión Europea con un flamante Spexit, con tauromaquia como asignatura obligatoria, unas mujeres que “se comporten como dios manda” y volvamos a las partidas de cartas de los padres del sábado y el domingo por la tarde, mientras los niños vemos la película de televisión española que o bien será del ciclo de Tarzán o del Oeste… pero asegurándonos que no se repite el error de un programa tan educativo y revolucionario como La Bola de Cristal.
Para los que vivimos en el extranjero, nos resulta vergonzoso ver que hay un partido electo que se atreve a proponer lo que solo se atreven a proponer líderes religiosos en nuestros países de acogida. Algunos partidos deberían comenzar a entender que esa Constitución con la que agreden a diario, en su artículo 16.3 define a nuestro país como estado aconfesional, y el atar la educación a una visión unidireccional y como la de hace 50 años nos llevará, como consecuencia, 50 años atrás.
Las propuestas de esta banda son tan esperpénticas que cada vez que leo sus ocurrencias miro alrededor por si alguien me está grabando con cámara oculta y me planteo si este partido político es un experimento sociológico o una broma muy bien hecha… pero oigan, que pare la broma ya, algunos se están creyendo sus ideas y apoyando a pies juntillas todo lo que dicen.