Las mejores razas de perro para tener en un piso o apartamento
Importa el tamaño, pero también el carácter, el pelo y hasta el sexo del animal.
El perro es el mejor amigo del hombre y en tiempos de coronavirus es también su mejor aliado. Estudios recientes indican que las mascotas han ayudado mucho durante el confinamiento. Y lo seguirán haciendo mientras continúe la pandemia, los cierres perimetrales y la sensación de incertidumbre constante.
Una investigación realizada por la Universidad de York (Reino Unido) entre entre los meses de marzo y junio constató estadísticamente que tener hoy un animal de compañía es bueno para la moral y la salud mental. Desde Mental Health America (MHA) señalan además que el 80% de los dueños de perros o gatos creen que éstos les traen felicidad y apoyo emocional, el 55% piensa que sus mascotas reducen los niveles de ansiedad y depresión, y el 66% asegura que les sirven para aliviar el estrés.
Nadie duda de las ventajas de tener un perro, el problema es convertirlo en compañero de piso o apartamento. No todas las razas se amoldan a estos espacios. “Para mantener un perro en un piso es evidente que el tamaño es importante, ya que todos entendemos que las razas gigantes como el San Bernardo difícilmente se adaptan”, explica Manuel Lázaro, vocal de Colegio de Veterinarios de Madrid (COLVEMA), que ha elaborado para El HuffPost Life una lista de las mejores razas para compartir piso.
“La talla es un factor a tener en cuenta, pero no es el único”, apunta. “También es importante, y mucho, valorar el carácter del can, especialmente en cuanto a su nivel de actividad y necesidad de ejercicio”, continúa el especialista.
La selección, insiste, es orientativa. Para el veterinario, a la hora de elegir un perro para compartir piso hay factores más importantes que la raza en sí, como son la educación y el tiempo que se disponga para dedicarle.
Antes de meter un perro en casa hay que pensar en el dueño, cómo es su forma de ser y cómo es su día a día. “Si el propietario es una persona activa, que desea hacer ejercicio con su perro, sería interesante elegir una raza activa, incluso de un tamaño algo mayor”, si por el contrario es tranquilo o no puede dedicar mucho tiempo a la mascota debería optar por una raza más pequeña y con menos requerimiento de actividad.
La selección incluye 17 razas, aunque Lázaro insiste en añadir una más: los perros mestizos, muchos de ellos abandonados. “Es una lacra que debemos erradicar”, apunta el especialista, que aboga por su adopción. “Aunque sean ejemplares mestizos comparten características (tamaño, manto, carácter...) con alguna raza. Es importante preguntar por su comportamiento antes de decidirse por la adopción. Y en el caso particular de los cachorros hay que intentar estimar de alguna manera cuál será su tamaño de adulto”.
El pelo importa
Además del tamaño y el nivel de actividad del perro, es importante fijarse en “el manto y sus cuidados” porque en época de muda de pelo se puede ensuciar mucho la vivienda. Además, esa etapa requiere mucho cepillado y atención.
“Las razas de perros con manto lanoso, como caniche, bichón o perro de aguas, que no realizan una muda estacional, tienen en este sentido grandes ventajas”, apunta Lázaro, para el que no hay que descuidar en ningún caso el correcto cepillado.
Esto no significa que no se pueda tener en un piso un perro de pelo largo, como el golden, de tamaño grande y buen compañero de personas activas. “Lo único es que requieren mayor cepillado y limpieza ya que su pelo muerto se ve mucho en el suelo”, apunta Lázaro, que aclara que también hay perros con abundante subpelo (una capa algodonosa más próxima a la piel) que requieren cepillado extra. Pone como ejemplo los chow chow y los pomerania.
Hembras y cachorros
A la hora de elegir compañero de apartamento, Lázaro rompe una lanza a favor de las hembras: “Tienen ciertas ventajas en cuanto a su carácter, pues suelen ser menos impulsivas y hasta cierto punto más cariñosas”.
El especialista señala también que lo ideal sería que el perro llegue al piso siendo aún cachorro, “ya que se acostumbrará mejor a nuestros hábitos, pudiendo educarlo según nuestros intereses”.
“Un perro adulto, equilibrado y con buena conducta, puede ser también una opción a tener en cuenta”, añade. ¿La ventaja? “Nos evitaríamos algunos inconvenientes del cachorro como son las limpieza de orina y heces, tener que educarlo, los destrozos en la casa por el juego y la mayor demanda de cuidados”.