Algunos ven este gesto como obsceno e incluso hay quien piensa que los perros lo hacen por placer y que en realidad se están masturbando. Nada más lejos de la realidad. “El lamido en los perros puede tratarse de una conducta de acicalamiento normal o de higiene en los genitales”, explica Sergio Martínez, veterinario y etólogo de AniCura Constitución Hospital Veterinario.
A pesar de esto, Martínez recuerda que, a pesar de esto, “sí hay animales que fortuitamente descubren que es placentero y pueden llegar a reproducir esta conducta por una causa recreativa”.
Esta conducta no solo se da en los genitales. Al ser una comportamiento principalmente de higiene, se repite en otras zonas como las patas o el lomo. Pero a lo que hay que estar atentos, según el veterinario, es a la frecuencia. “Si la frecuencia es alta, se descama pelo o enrojece la piel. Un signo que podemos observar es que nuestra mascota siempre lleva alguna patita mojada. Un lamido moderado también puede esconder problemas de aburrimiento o estrés”, explica.
En los genitales sucede igual, si se trata de una conducta compulsiva que el animal hace a diario o varias veces al día. “Una conducta compulsiva nunca será normal. Si la frecuencia es elevada, produce enrojecimiento de la piel o corta el pelo, probablemente tengamos una causa subyacente que deberemos investigar”, explica Martínez.
Perro lamiéndose la pata en la playa.Rami_Gil via Getty Images/iStockphoto
Una de las causas más comunes sería una infección de orina, que produce picor en la zona, pero tiene otro signos. Según indican en Mascota y salud, también se alteran la frecuencia y las zonas de micción, por ejemplo, empezaría a orinar en casa si ya no lo hace. También mostraría nerviosismo y la orina alterada, por ejemplo, más turbia y pestilente.
Aunque hay otras como infecciones cutáneas, alergias, hongos e incluso la clásica presencia de pulgas. “En lo primero que pensamos en estos casos es que el animal tiene picor, y por eso se lame. Las causas del picor puede ser la presencia pulgas, hongos o una alergia ambiental, entre otros. También serán propensos a lamerse heridas, zonas con dolor o zonas insensibles”, explica Martínez.
El veterinario recalca que en el caso de que se distinga una conducta de este tipo, lo primero que hay que hacer es acudir al especialista para descartar cualquier dolencia. “En algunos casos el lamido puede ser un problema de conducta, por estrés o psicógeno. En este caso necesitará ser tratado por un etólogo”, explica.
De hecho, en estos casos de lamido psicógeno compulsivo se puede derivar en una dolencia conocida como dermatitis acral por lamido, en la que los animales se hacen una pequeña úlcera en la zona lamida. En estos casos, tal y como apuntan desde Dermatología Clínica Veterinaria, habría que romper con el ciclo picor-lamido que desencadena la inflamación, primero con un tratamiento para la causa y posteriormente frenándolo con vendajes, collares isabelinos, etc, así como un tratamiento tópico sobre la herida.
Hay animales que tienen cierta fijación por lamer a sus compañeros. Esto no suele ser preocupante aunque también hay que estar atento a que el animal sea de confianza, es decir, que se sepa que tiene buena salud y está vacunado.
“Aunque la conducta de acicalamiento cruzado es más frecuente en gatos, un perro también puede lamer a otro miembro de su familia como una forma de afecto. Si son dos animales del mismo hogar con buena salud y vacunados no supone un riesgo significativo”, explica Martínez.
En el caso de los cachorros o algunos perros adultos que suelen lamerse la boca, Martínez explica que se trata de una “postura de sumisión”. “Es una forma de comunicación correcta”, apunta. Sin embargo, hay que tener más cuidado con el lamido de otras mucosas como el ano (que sí suelen olfatear con normalidad). “En general debemos impedir el lamido de la zona alrededor del ano de otros perros pues muchos parásitos ubican sus huevos en esta zona y puede producirse un contagio”, explica.
Otra conducta a evitar es el lamido de orines, tan común en los paseos de algunos perros macho sin castrar. “Detectan un orín de una hembra en celo”, explica Martínez, quien la tacharía como un problema de conducta en cualquier otra situación.
“La olfacción de otros orines es necesaria para los perros y debemos permitirla, no así el lamido, pues puede ser una fuente de transmisión de enfermedades”, detalla el veterinario, quien recomienda la castración en estos casos.
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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es