Pegasus sacude toda la política española
Sánchez tendrá que comparecer en el Congreso, pero no habrá comisión de investigación.
Terremoto político. El caso del espionaje está moviendo en estos momentos todo el tablero, sin saber qué consecuencias tendrá. El Gobierno defiende su actuación y la transparencia, dentro de las sombras del Estado, por poner en conocimiento que fueron atacados los móviles de Pedro Sánchez y Margarita Robles. Pero sus socios siguen presionando más y más e insisten en que tienen que caer cabezas.
Son muchos los frentes abiertos por Pegasus, desde la situación política que puede hacer peligrar la legislatura hasta la investigación abierta ya este mismo martes por la Audiencia Nacional y el propio papel de los servicios secretos del CNI. Todo ello en un terreno donde apenas entra el sol, en el que se mezclan espías y temas que no se pueden hacer públicos.
El Congreso de los Diputados se va a convertir en uno de los epicentros de este caso. El PSOE ha conseguido que no haya una comisión de investigación, con el apoyo del PP, Vox y Ciudadanos, al entender que esto se estudiará por otras vías (dentro del CNI, por parte del Defensor del Pueblo y en la comisión de secretos oficiales, además de en los juzgados). Pero no ha logrado frenar la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que tendrá que dar explicaciones tras votar a favor PP, Vox, Cs Esquerra, EH Bildu, PDeCAT, PNV, Junts, BNG, Compromís, Más País y la CUP.
Las palabras del Gobierno se esperan con mucha ansiedad en la Cámara. Este miércoles, primero, tendrá lugar la comparecencia de la titular de Defensa, Margarita Robles, ante la comisión del ramo. Y el jueves, a las nueve de la mañana, llegará el turno de la directora del CNI, Paz Esteban, que lo hará en la recién constituida comisión de secretos oficiales (que tendrá representantes de Vox, ERC y Bildu también).
Estas dos figuras están en el centro de la diana, y los socios del Gobierno han puesto los ojos en ellas como las posibles cabezas a cortar tras destaparse el escándalo del espionaje a más de sesenta personalidades relacionadas con el independentismo catalán. Sánchez sigue, por el momento, descartando cesarlas, según ha señalado Moncloa, pero se recalca que se está en fase de aclarar lo que ha pasado. El nombre de la directora del Centro es el que está más el aire, pero se está a la espera de esa vital comparecencia.
El titular de Presidencia, Félix Bolaños, señalaba en la Cadena Ser que Esteban “sigue en el CNI, está trabajando por esclarecer los hechos y esa es la fase en la que estamos”. También se ha pronunciado la portavoz y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, mostrando el “total apoyo” a Robles y la directora del CNI, pero al preguntarle sobre el cese de la última ha contestado: “Cada momento tiene su afán”.
En el Congreso se han escuchado, en las ruedas de prensa habituales, mensajes de los socios como que “tienen que rodar cabezas”, como ha señalado Íñigo Errejón (Más País), o que “esto no sólo puede acabar con la legislatura, sino con la democracia”, por parte de Gabriel Rufián. Además, siguen vertiendo sospechas sobre el momento en el que se ha dado a conocer el espionaje a Pedro Sánchez y Margarita Robles. Desde La Moncloa se insiste en que se ha hecho cuando se ha conocido el informe.
Las relaciones entre el Gobierno y el independentismo pasan un momento muy difícil, algo que ya se evidenció durante la votación del decreto anticrisis (que salió gracias a Bildu y tras el no de ERC y el PP). El Ejecutivo se había propuesto rearmar la relación con los de Pere Aragonès, pero la situación sigue en el precipicio (el presidente catalán exige una reunión antes del viernes con el líder socialista).
Por el momento el Gobierno mantiene que sólo se conoce que se espiaran, dentro del Ejecutivo, los móviles de Sánchez y Robles, y que lo hiciera un externo (es decir, que no fue el propio CNI). Lo que sí ha dejado patente la revelación del Gobierno es que hubo un fallo muy importante en los sistemas de seguridad, a pesar de que están encriptados esos teléfonos.
Otro mensaje político ha salido también de Moncloa: no hay intención de adelantar las elecciones, previstas para finales del año que viene.
Lo que se han conocido son las fechas del espionaje: el móvil del presidente del Gobierno fue infectado los días 19 y 31 de mayo de 2021, un momento en el que se producía la crisis migratoria en la frontera con Marruecos. El de la ministra de Defensa fue espiado en junio de ese mismo año, según los informes del Centro Criptológico Nacional adjuntados por la Abogacía del Estado presentados en la Audiencia Nacional en su denuncia.
Precisamente el juez José Luis Calama ha iniciado la investigación este mismo martes por un posible delito de descubrimiento y revelación de secretos (tipificados en el Código Penal), dejando en su auto también que es “meridianamente clara” que la competencia del caso corresponde a la Audiencia Nacional al tratarse de altos organismos del Estado.
Del móvil de Pedro Sánchez se extrajeron 2,6 gigas y 130 megas de datos, mientras que del de Robles se lograron 9 megas de información, sin saberse qué datos contenían. España ha decidido confirmar esta información, mientras que en otros países saltó a la luz por la prensa, como con Emmanuel Macron o Angela Merkel, pero sin ratificación oficial de sus gobiernos.
El Gobierno no ha confirmado más nombres, pero también podría haber sido objeto de espionaje la exministra de Asuntos Exteriores y Cooperación Arancha González Laya, según publicaba este martes el diario El País. Se produjo también durante aquellas fechas de la crisis con Marruecos y no consta que se presentara una denuncia por aquel caso. Desde el Gobierno no han confirmado sobre este episodio.
Pegasus ha sacudido toda la política española. Las consecuencias, ni los propios espías las saben.