Un presidente en cuarentena
Cómo un almuerzo con Macron ha llevado a encerrarse a Sánchez: ¿qué hace? ¿En qué trabaja? ¿Cómo lo lleva?
El árbol de Navidad luce radiante a la entrada. Al más estilo francés. Chic, pomposo y refinado. Bolas, estrellas y luces en blanco y rojo. Emmanuel Macron lo mira de reojo mientras se acerca un coche oficial. Espera en la escalinata del Palacio del Elíseo hasta que llega Pedro Sánchez. Raudo baja y suelta un “hello”. La cae bien el presidente español y se apresura a darle unas palmaditas en la espalda. No estrechan las manos. Es mediodía de lunes en París.
Sánchez no es tan tocón como el presidente francés. Sonríen y posan para delicia de los fotógrafos, que tienen un día bastante ajetreado en la capital gala con motivo del aniversario de la OCDE. Macron ha preparado meticulosamente un almuerzo con este motivo dentro de la residencia palaciega dominada por una decoración dorada. París bien vale una misa. En la mesa se sientan los presidentes de España y Francia con otros dos invitados de lujo: el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el secretario general de la OCDE, Ángel Gurria. No le da tiempo a llegar a Ursula Von der Leyen -la jefa de la Comisión Europea- por las negociaciones del Brexit. Entre plato y plato se repasan varios temas, entre ellos asuntos fiscales y de medio ambiente. Conversaciones high level.
Lo que nadie sabía en ese momento es que el covid estaba presente. Y en el cuerpo del mismísimo Macron. Días después el presidente francés empezaría a sentirse fatigado y a dominarle una tos seca. El coronavirus, en acción. El jueves llegaba el comunicado inesperado: el líder se había contagiado y se aislaba. Además, empezaba a subirle la temperatura cada vez que se ponía el termómetro. Más tarde dejaría el Elíseo y se trasladaría a la residencia de La Lanterne, anexa al Palacio de Versalles, junto a su mujer Brigitte, que había dado negativo en la prueba.
Saltan las alarmas
En esos minutos saltaban las alarmas en Madrid (y en muchas residencias oficiales europeas). Sánchez se enteraba instantes después de haber estado reunido con la comisión de seguimiento del coronavirus. Se había sentado en La Moncloa con, entre otros, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, el epidemiólogo Fernando Simón y la titular de Política Territorial, Carolina Darias. Estos dos últimos ya pasaron el virus durante la primera ola.
Había que actuar rápido. Lo primero: cancelar el siguiente acto que tenía previsto. Y nada más y nada menos que con el rey Felipe VI (que tuvo que hacer cuarentena hace apenas unas semanas). La decisión se toma rápido en La Moncloa: suspender toda la agenda y ponerse en cuarentena. El propio Sanchez llama al monarca para comunicarle la situación y se envía al evento, en la Biblioteca Nacional, a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, con anticuerpos después de haber pasado un duro coronavirus hace meses.
El servicio médico de La Moncloa se activa ipso facto y se pone en marcha el protocolo: una PCR al presidente del Gobierno. No es la primera vez que Sánchez ha tenido un contacto directo con un contagiado y, de hecho, el mismo día que se declaraba el estado de alarma en marzo también se anunciaba que su esposa, Begoña Gómez, estaba infectada. Además, ha tenido a varios familiares enfermos y dentro del propio gabinete de La Moncloa lo pasaron muchos aquellos días.
Sánchez no se encuentra con ningún síntoma, pero el virus puede estar en su cuerpo sin dar señales externas, como ha pasado con millones de españoles. En este rato algunos periodistas recuerdan la tos que se le había escuchado el día antes en el Congreso. La agenda del presidente había sido frenética después de su viaje a París, con Consejo de Ministros el martes y un larguísimo debate que se alargó hasta después del mediodía en la Cámara Baja el miércoles para explicar el estado de alarma y los fondos europeos, además de la correspondiente sesión de control. Para rematar, por la tarde había estado en un acto del Comité Olímpico Español (COE).
En Moncloa se hacen los cálculos mientras se espera el resultado de la prueba. Tiene que guardar una cuarentena de diez días, por lo tanto se tiene que alargar hasta el propio día 24 (Nochebuena). Son jornadas complicadas en el país pues están repuntando los casos y muchos expertos hablan ya del arranque de la tercera ola. El propio Sánchez horas antes había avisado de que propondría endurecer el plan de Navidad y algunas autonomías ya diseñaban nuevas medidas para estas fechas.
Se caían en ese momento todos los actos previstos para los próximos días, como un viaje a Zaragoza el viernes dentro de la ronda por toda España para presentar el plan de resiliencia. Cancelado también el traslado el lunes a Barcelona para estar en un acto de Foment del Treball. Tocaba encerrarse. Él se siente fuerte y sin síntomas por lo que no se plantea dejar su actividad dentro de La Moncloa. En España ya se han dado casos de dirigentes contagiados que han seguido al frente de instituciones como en su día Isabel Díaz Ayuso y Quim Torra.
Los ministros son avisados de la situación y esperan también el resultado de Sánchez por si tienen que mantener también la cuarentena. Uno de ellos ya lo está: la titular de Industria, Reyes Maroto. Al igual que su jefe, se ha sometido a una PCR, que resultaría negativa, tras haber tenido contacto con un alto mando interno de su departamento el pasado lunes y que resultó estar contagiado. Desde Valladolid, José Luis Ábalos cuenta que había hablado con el presidente la noche anterior y que lo había notado bien. Llamaba a la calma: no era la primera vez que Sánchez había tenido relación con alguien contagiado. En esos momentos el presidente ‘reaparece’ en Twitter poniendo un mensaje de ánimo a Macron y contando su situación.
Al principio de la tarde de ese jueves el servicio médico de Moncloa desvela el resultado… la PCR da negativo. Alivio en el palacio presidencial. El equipo de comunicación se dispone a redactar un mensaje para los periodistas. A las 16.59 llega a los móviles de los periodistas. Alertas, últimas horas, conexiones en directo de las televisiones. El jefe del Ejecutivo está sano. Lo que mantiene Presidencia es su idea de la cuarentena de diez días como marca el protocolo español y el líder socialista seguirá aislado hasta el 24. El resto de su equipo no la tendrá que hacer, pues él fue el único que tuvo un contacto estrecho con Macron.
Desde La Moncloa se explica que durante estos días a Sánchez se le hará el seguimiento médico propio de estas situaciones, con constante vigilancia de su estado de salud ante la posible aparición de cualquier síntoma. Además, los doctores planean hacerle otra PCR en una fecha cercana al final de la cuarentena.
El presidente continuará ejerciendo sus labores de Gobierno, sin moverse y con las limitaciones de su cuarentena. Algo que no debe ser un impedimento después del confinamiento y la experiencia adquirida en La Moncloa de trabajar a distancia. Muchos empleados y asesores siguen teletrabajando todavía. Los propios ministros tienen la vivencias del primer confinamiento cuando se hacían por videoconferencia los Consejos de Ministros presididos por Sánchez desde el búnker del complejo presidencial.
Tras conocerse el resultado de la PCR, Sánchez sigue esa tarde trabajando en La Moncloa y se interesa por el histórico debate en el Congreso para aprobar la primera ley de eutanasia en España, impulsada por el PSOE y a la que da una especial importancia por lo que supone de arraigar un nuevo derecho. La votación es espectacular: sale adelante con mayoría absoluta en la Cámara Baja y la emoción de muchos diputados.
Al presidente le hubiera gustado estar en ese momento en la Carrera de San Jerónimo, pero las circunstancias hacen que esa alegría sólo la pueda compartir en Twitter. “Supone una gran conquista social para nuestro país. Avanzamos en libertad, en derechos civiles y en dignidad. Gracias a los grupos que han apoyado esta norma y a las personas y colectivos que han trabajado para conseguirlo”, escribe en la red social, y luego retuitea un mensaje del PSOE, con un vídeo de María Luisa Carcedo, exministra de Sanidad a la que tiene gran afecto especialmente desde que fuera uno de sus grandes apoyos durante las primarias del partido en 2017.
El presidente trabaja desde esa tarde de jueves, según fuentes de su entorno, en la zona de domicilio de La Moncloa, donde tiene allí otro despacho. No acude al oficial. Y debido a la situación y al no poder despachar en persona, el teléfono se ha convertido en su mejor aliado durante estas horas. No tiene síntomas y se encuentra bien, dicen sus asesores. Está atento a todo lo que pasa y cumple con normalidad sus labores.
Durante estos días, Sánchez tiene sobre su mesa una serie de carpetas con asuntos por resolver para los últimos consejos de Ministros. Está previsto que el martes vaya el acuerdo entre los socios de Gobierno para prohibir los desahucios a familias vulnerables mientras dure el estado de alarma. Y otro de los puntos importantes los tendrá que ver por la televisión: la aprobación la semana que viene en el Senado de los presupuestos generales del Estado y la ley Celaá.
El jueves terminará su cuarentena, el mismo día de Nochebuena. Sánchez cenará en La Moncloa… y como el resto de españoles se sentará frente a la televisión para ver el esperado discurso de Felipe VI.