En la cabeza de Sánchez
El presidente cierra los últimos flecos del primer Gobierno de coalición de la actual etapa democrática.
Sobre la mesa del presidente hay carpetas con estructuras y nombres. Está terminado de perfilar el primer Gobierno de coalición desde la restauración de la democracia. Los españoles tendrán que esperar unos días para conocer a todos los miembros de este Ejecutivo histórico que se prepara para una durísima oposición. Todo depende de Pedro Sánchez.
En un primer momento se trasladó la idea de que el Gobierno se conocería horas después de que se lograra la investidura, pero de manera sorprendente, poco después de ganar la votación, se informó desde Ferraz a los periodistas de que la composición del mismo se sabrá la próxima semana.
Por lo tanto la foto de familia no será este viernes 10. Los nervios se han apoderado de muchos ministerios, pocos son los que saben que seguirán. Altos cargos no dejaban de mandarse mensajes y comentar especulaciones, desde que un nuevo ministro no había pasado las pruebas del currículum hasta que el jefe del Ejecutivo estaba molesto con filtraciones de UP.
La explicación que dan en el entorno del presidente es que toca cerrar bien ese Ejecutivo, tanto con los nombres como con las competencias de los departamentos. Lo que está claro es que Sánchez es el que marca los tiempos, es el jefe del Ejecutivo y es su autoridad. Quiere que se note, sólo él puede nombrar a sus ministros. El propio socialista ha reconocido que habrá alguna sorpresa y también busca titulares con peso político de su partido para contrarrestar la entrada de UP.
Además, el jefe del Ejecutivo quiere ser extremadamente cuidadoso y que no haya resquicio a que se puedan producir polémicas tipo Màxim Huerta o Carmen Montón, por currículums o cuestiones financieras. En el PSOE saben que la derecha va a ser como un sabueso en búsqueda de carne fresca.
Todo ello tras unos días en los que ya se han desvelado los ministros propuestos por Unidas Podemos: Irene Montero (Igualdad), Manuel Castells (Universidades), Alberto Garzón (Consumo) y Yolanda Díaz (Trabajo).
Los tres ‘vices’
El futuro Gobierno de Sánchez tendrá cierto aire ‘zapaterista’, en la estructura: tres vicepresidencias y en torno a veinte ministerios. Debajo del presidente estarán como ‘vices’: Carmen Calvo (asuntos políticos), Pablo Iglesias (asuntos sociales) y Nadia Calviño (asuntos económicos).
Calvo será la vicepresidenta primera, pero se queda sin Igualdad, una cartera muy simbólica y que va a manos ‘moradas’. Una de las posibilidades sobre la mesa es que asuma también las funciones de Política Territorial. Esto ya ha sucedido en varios casos con vicepresidentes: Soraya Sáenz de Santamaría en la legislatura final de Mariano Rajoy y Manuel Chaves con Zapatero -fue vicepresidente tercero para temas territoriales-. Estas competencias están ahora en manos de Luis Planas, pero de rebote, ya que las asumió una vez Meritxell Batet fue nombrada presidenta del Congreso. Este departamento tiene las relaciones con las autonomías y los ayuntamientos, y además la cartera poderosa sobre los funcionarios.
Frente al secretismo del PSOE, por parte de UP ya se ha conocido el nombre de sus ministros y de varios altos cargos. Junto a Iglesias, estarán dentro de la Vicepresidencia el ex Jemad Julio Rodríguez como jefe de gabinete e Ione Belarra y Nacho Álvarez como secretarios de Estado. Las competencias sobre la Agenda 2030 recaerán en este departamento -no era casual que Pablo Iglesias llevará el pin durante la última jornada de investidura-.
Ninguna sorpresa se llevará el rey cuando le comunique Sánchez que tendrá a Calviño como vicepresidenta económica. Fue una de las grandes promesas que hizo durante el debate electoral. La actual ministra de Economía es el gran ariete del presidente para calmar a los mercados y a Bruselas, no habrá radicalismo, la entrada de Podemos no significa que haya un Varoufakis en España. Ya lo advirtió en el Congreso: “moderación y progreso”.
Los seguros: Ábalos, Rivera y Montero
¿Y qué ministros del actual Gabinete repetirán? Fuentes socialistas dan por hecho que José Luis Ábalos, número tres del partido y ministro de Fomento, seguirá en el Ejecutivo. Su cartera es clave porque combina intereses económicos y territoriales. Obras son amores.
También cuenta con la confianza total la actual ministra de Hacienda, María Jesús Montero. La sevillana se ha convertido en una pieza clave del Ejecutivo y fue elegida incluso por Sánchez para representar al partido en debates televisados. Emerge con fuerza su nombre para ser también portavoz del Gobierno de coalición: es directa hablando y tiene muy buena sintonía con Unidas Podemos.
También dentro del PSOE dan por seguro que seguirán otros de los rostros más conocidos del actual Gobierno: Fernando Grande-Marlaska (Interior), Margarita Robles (Defensa) y Teresa Ribera (Transición Ecológica).
Una de las grandes incógnitas es el Ministerio de Asuntos Exteriores, que asumió en funciones Margarita Robles tras la marcha de Josep Borrell a las instituciones europeas. Uno de los favoritos es siempre Luis Planas, con gran experiencia en Bruselas, y actualmente en Agricultura. En los últimos días circula con fuerza el nombre de Cristina Gallach, alta comisionada para la Agenda 2030. En la terna también José Manuel Albares, el principal asesor en Moncloa de Sánchez para asuntos internacionales y al que el presidente tiene en altísima estima.
Las dudas también se ciernen sobre Isabel Celaá, que podría perder la portavocía del Gobierno y quedarse con el Ministerio de Educación -un puesto para el que se nombra siempre recurrentemente a Ángel Gabilondo-. De la mitad de las competencias se ha quedado además vaciada virtualmente Magdalena Valerio, al ser Trabajo para Podemos, aunque los socialistas se quedan con la Seguridad Social.
Con un perfil no tan político, Reyes Maroto podría seguir al frente de Industria tras una gestión en la que no le ha salpicado ningún escándalo y cuenta con el apoyo de sus sectores competentes. El presidente valora muy bien su trabajo. También tiene muy buena opinión del almeriense José Guirao como titular de Cultura, pero en las quinielas cotiza al alza Manuel Cruz, expresidente del Senado y que podría ser la cuota del PSC, tras la marcha de Batet al Congreso.
En estos cambios en el nuevo diseño, Pedro Duque perdería Universidades, que va a Castells, propuesto por los ‘comunes’ de Ada Colau. Y se queda Consumo fuera de Sanidad, que ostenta María Luisa Carcedo, la dirigente asturiana es una de las que está más en la cuerda floja.
Y está el caso de Dolores Delgado. La ministra de Justicia quedó muy tocada tras las conversaciones con Villarejo que se filtraron, pero el presidente no permitió que dimitiera tras los escándalos de Màxima Huerta y Carmen Montón. Muchos la dieron por armortizada, pero durante las campañas electorales se labró una muy buena relación con las agrupaciones. Para ese puesto las quinielas no paran de alimentar nombres: de Juan Carlos Campo a Gabriela Bravo pasando por Ignacio González Vega, María Eugènia Gay e Isabel Valldecabres.
En ese esquema del futuro Gobierno tiene que encajar la promesa que hizo Sánchez de un ministerio para el reto demográfico y hasta qué punto encaja con Agricultura. Aquí Luis Planas sería un muy buen candidato, y también suena Isaura Leal, que fue comisionada del Gobierno para el Reto Demográfico la pasada legislatura y una persona de confianza de Sánchez.
España, a la espera de su primer Gobierno de coalición.
Pd: No te creas a los que te digan que ya saben el Gobierno. Te mienten. Solo está en la cabeza de Pedro.