Pedro Sánchez y Venezuela: del silencio de las primeras horas al reconocimiento de Guaidó frente al "tirano"
Se acaba el ultimátum y el Gobierno español apoyará este lunes al presidente interino
Cuando un presidente llega a La Moncloa se encuentra con un universo del que había oído y hablado constantemente pero que no se entiende de verdad hasta que uno es protagonista: la diplomacia. Los hilos que mueven el mundo, que cambian el rumbo de países, esa mezcla de intereses políglotas.
Y este lunes marca un antes y un después en la historia de las relaciones entre España y Venezuela. Un asunto que, además, se ha convertido en un tema que marca la agenda política nacional. El momento en el que España tiene previsto reconocer oficialmente a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela tras el plazo de ocho días dado a Nicolás Maduro para convocar elecciones presidenciales.
Una cuestión que en La Moncloa saben que es delicada y en el que España debe jugar un puesto clave, por los lazos económicos y afectivos. Además, para el país es crucial presentarse y ejercer el papel de nexo entre la Unión Económica e Iberoamérica. El puente al que aspira España en la esfera internacional. Y siempre con la sombra de un Estados Unidos que quiere marcar el ritmo terráqueo.
Pero esta crisis en Venezuela ha tenido diferentes fases durante unos días trepidantes para el propio Pedro Sánchez. El presidente decidió durante las primeras horas guardar silencio y no pronunciarse públicamente sobre el asunto (sin reconocer a Guaidó, que se había autoproclamado presidente el miércoles 23). Algo que contrasta con la actitud de los últimos días, en los que el jefe del Ejecutivo ha elevado el tono hasta llamar "tirano" a Maduro y anunciar ese ultimátum previo al reconocimiento.
Buscando consenso en la UE
Un silencio primero que se defiende desde La Moncloa en que se trataba de buscar una postura común dentro de la Unión Europea. Pero otros países del entorno salían más duros contra Maduro desde el primer momento. El primer giro en la estrategia llegó desde Davos (Suiza) el jueves 24. Todo ello precedido por las fuertes críticas de PP y Cs desde Madrid al papel del Ejecutivo central y erigiéndose como los principales apoyos en el país a Guaidó frente a Maduro. Tanto Pablo Casado como Albert Rivera exigieron desde el primer momento el reconocimiento y lanzaban la idea de la falta de liderazgo de Moncloa. Todo ello ante las cámaras en concentraciones en la capital.
Sánchez estaba en Suiza participando en el Foro de Davos, una de las grandes citas anuales de la élite internacional. Desde hacía diez años ningún presidente español había pisado ese escenario. Allí mantuvo contactos para hablar sobre el tema con los presidentes de Colombia, Costa Rica y Ecuador. Decidió telefonear a Guaidó para trasladarle, en un mediático paseo por la nieve, que aplaudía su "coraje" y que unas elecciones eran la salida idónea y natural. Sin reconocerlo oficialmente.
Las críticas iban subiendo también en España a Sánchez sobre su postura desde la derecha. Y la solución desde la UE no llegaba tampoco. Pero además la diplomacia en las sombras seguía por todos los sentidos.
Los movimientos de Trump
El periódico El Paísha desvelado que Estados Unidos presionó a España y la Unión Europea para que rompiese todo diálogo con Maduro. La Administración de Trump, de hecho, avisó al Gobierno horas antes de que el líder de la Asamblea Nacional se iba a autoproclamar presidente de Venezuela.
El día 22 el secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia, se reunió en Washington con la subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Kimberly Breier, y con responsables del Consejo de Seguridad Nacional. En esta cita le aventuraron que se iban a producir acontecimientos importantes en el país latinoamericano. Y desde la embajada estadounidense en Madrid, según El País, se avisó horas antes de la autoproclamación.
El jueves 24 se produjo otra trascendental reunión en Madrid entre el titular de Exteriores, Josep Borrell, y el embajador de Estados Unidos en España, Duke Buchan III, que planteó al Ejecutivo el reconocimiento inmediato de Guaidó y que no hubiera diálogo con Maduro.
Borrell comparecía al día siguiente tras el Consejo de Ministros en el Palacio de La Moncloa con el mensaje público de que el Gobierno había propuesto a sus socios de la UE que exija al "régimen" venezolano la convocatoria de elecciones libres y con supervisión internacional con un "plazo temporal" y que, si no se cumplía, se planteen otras medidas como "el reconocimiento del presidente interino para que sea la Asamblea quien convoque las elecciones".
Sánchez seguía en silencio. Pero el sábado 26 llegaba un mensaje inesperado a la prensa convocando de manera urgente con una hora de antelación en La Moncloa. El presidente iba a pronunciarse sobre Venezuela: ultimátum a Maduro y reconocimiento de Guaidó en ocho días si no se convocaban elecciones.
El "tirano" Maduro
Esto supuso un antes y un después en la estrategia de Sánchez. Todo en vísperas de un viaje al que daba mucha importancia: a República Dominicana y México. Allende el Atlántico, Sánchez subió mucho el tono. E incluso llamaba "tirano" a Maduro. Literalmente decía el pasado martes en una reunión de la Internacional Socialista en Santo Domingo: "Quien contrapone socialismo y libertad y responde con balas y con prisiones a las ansias de libertad y democracia no es socialista, es un tirano".
Y este lunes llega el momento de su reconocimiento, aunque desde La Moncloa no se ha convocado ningún acto oficialmente. Una de los aspectos más delicados es que exista la sensación de inmiscuirse en gobierno ajenos, el propio Sánchez ha repetido que España no pretende "quitar ni poner gobiernos".
Por eso esa intención de actuar siempre en coordinación con la UE. Está previsto que hoy también reconozcan a Guaidó países como Francia, Alemania o Reino Unido.
En el Gobierno dan mucha importancia a que el pasado jueves el Parlamento Europeo reconociera a Guaidó con una resolución que contó con la mayoría de la Cámara y los cuatro principales partidos. Y, además, los ministros de Exteriores de la UE acordaron en Bucarest la semana pasada la creación de un grupo con paíse latinoamericanos para que ayude a esta transición hacia unas elecciones libres. Además, la UE acordó el jueves -en la reunión de ministros de Exteriores de Bucarest- crear un grupo de contacto con países latinoamericanos que en 90 días ayude a sentar las bases que lleven a elecciones "libres".
Hoy empieza una nueva historia en las relaciones entre España y Venezuela.