Pedro II, virrey del PSOE
¿Recuerdan aquello de que en el PSOE un congreso siempre se sabe cómo empieza, pero nunca cómo acaba? Otro mito que cae en la socialdemocracia española. El 39 estaba escrito de antemano. Política y orgánicamente todo va según lo previsto, pero como nunca había discurrido un conclave en la historia de la socialdemocracia española.
Todo ha cambiado. Las inauguraciones, las clausuras, la negociación de los órganos de dirección, las caras y hasta la la forma en la que administrar las mayorías. El PSOE es ya otro PSOE. El de ahora dice que mira más hacia afuera que hacia dentro del partido. El caso es que ni Felipe González, el secretario general que más elecciones ganó en la historia democrática del PSOE, pudo hacer nunca la Ejecutiva Federal que quería. A veces, recuerdan los más veteranos, todo lo contrario. Pedro Sánchez la ha diseñado a su imagen y semejanza. Y nadie ha tosido. Tampoco es que pudieran hacerlo, después de una incontestable victoria en las primarias contra todo y contra todos.
Igual que Colón pidió a los Reyes Católicos el virreinato de los territorios que conquistase, Pedro Sánchez II -al I no le dejaron- ya es virrey del socialismo y sin haber tenido que implorarlo a nadie. Ni a barones ni a notables. Ha hecho la dirección que ha querido, sin más integración que la de Patxi López y Guillermo Fernández Vara, que estará en calidad de miembro nato por ostentar la presidencia del Consejo de Política Federal. En el Comité Federal se garantiza la mayoría. Pero, aunque no la tuviera, tampoco pasa nada porque, a partir de ahora, a un secretario general, según los nuevos Estatutos, sólo podrá echarle la militancia y no una mayoría del máximo órgano entre congresos.
Hay a quien este congreso le recuerda al 18 de Brumario y al Consulado, el régimen establecido por la Constitución del año VIII del calendario republicano francés que hizo aprobar Napoleón y por el cual el poder ejecutivo era ejercido por tres cónsules, aunque en realidad era él quien acumulaba todo el poder. Sánchez, sin duda, acumula más que ningún otro secretario general ha tenido en la historia del PSOE.
De momento, no se le ha visto demasiado por el Pabellón Municipal de Congresos. Apenas unos minutos durante la inauguración para subir al escenario y saludar, acompañado por quienes serán sus número dos y tres, Adriana Lastra y José Luis Ábalos, respectivamente. Una imagen que soliviantó a una parte de los delegados, ya que ninguno de ellos ha sido hasta el momento elegido para ningún cargo. Esto ocurrirá mañana cuando el plenario vote la propuesta del secretario general para la nueva dirección. El "renacido" líder del PSOE se reserva para el gran mitin de clausura, una especie de convención a mayor gloria del virrey del socialismo.
Sánchez ha impuesto a su equipo, pero también el nuevo ideario. En este PSOE que nace hoy ya cabe la plurinacionalidad del Estado, un reconocimiento que entierra sin duda la Declaración de Granada con la que los socialistas pactaron el modelo federal que querían para España. Y esto fue después de que en la comisión política se tumbara una enmienda de la federación asturiana para que se retirara el párrafo del documento marco que hablaba del perfeccionamiento del Estado plurinacional.
Así quedó el texto:
Y lo mismo ocurrió ocurrió con otra enmienda de las Juventudes Socialistas para que España avance hacia la Tercera República y se celebre un referéndum donde el pueblo español pueda decidir su forma de Estado. A diferencia de la anterior, ésta sí tendrá que ser ratificada en el plenario.
Y todo esto ocurrió mientras los principales cabezas de delegación, salvo alguna excepción, decidieran batirse en retirada y abandonar el congreso antes de comer sin dar instrucciones a sus delegados sobre lo que debían defender o votar en cada comisión. Sólo volvieron para negociar su cuota de representación en un Comité Federal, que como todo en el PSOE también dejara de ser lo que era. Ríanse de Alfonso Guerra cuando el PSOE ganó las elecciones en 1982 y aquello de que a España no la iba a reconocer ni la madre que parió. Pues lo mismo, pero más, con el nuevo socialismo español.