Pedro Cavadas, sobre Fernando Simón: "¿Ha habido alguien controlando la pandemia? Primera noticia que tengo"
Entrevista al cirujano español. "No ha habido expertos reales manejando el problema", asegura.
Pedro Cavadas (Valencia, 1965) no tiene filtros: dice lo que piensa con la libertad que da el estar en paz consigo mismo. No busca agradar a todos —incluso a alguien— con su opinión. Eminencia en su campo y con casi 30.000 cirugías a sus espaldas, es el artífice del primer trasplante de cara en España. También fue uno de los primeros doctores en alertar de que el coronavirus no era una simple gripe.
Hombre con dos pasiones reales —sus hijas y practicar el tiro con arco— saca un hueco de su repleta agenda para responder a El HuffPost a través de correo electrónico. No aspira a ser ministro de Ciencia y tira la bola de cristal para vaticinar que volveremos a lo que antes conocimos como normalidad en dos años. O tres.
- Muchos expertos le tildaron de alarmista a finales de enero por advertir del impacto del covid-19. ¿Cómo se lo tomó?
Me importa poco la opinión de iliterados. Cuando el sabio señala la luna, los tontos miran el dedo. No soy yo el sabio, pero la luna era clarísima. Y sigue siéndolo.
- ¿Cree que se han hecho las cosas bien en España en la gestión del coronavirus?
Los números, por mucho que se torturen, son tozudos. Hablan por sí mismos
- ¿Cómo valora la labor de Fernando Simón al frente del control de la pandemia?
¿Ha habido alguien controlándola? Primera noticia que tengo de ello.
- No se ha mostrado muy optimista con el futuro más inmediato. “No parece que vaya a acabar esto muy bien”, ha llegado a decir.
Es que no va a acabar bien. Un país arruinado, sin gestores de nivel pendientes de lo que toca, no lo tiene fácil.
- ¿Cuándo volveremos a la normalidad?
En mi bola de cristal veo dos o tres años. A la recuperación económica le veo una década.
- Se sumó a la petición de algunos científicos para pedir una auditoría en España sobre el coronavirus ¿Qué ha fallado?
No ha habido expertos reales manejando el problema. Nunca los hubo ni los hay aún.
- Sobre las vacunas también ha sido crítico. ¿Cree que no van a llegar a todas partes del mundo al mismo tiempo?
Obviamente. Otra luna clarísima.
Pedro Sánchez ha dicho que en diciembre “no habrá una vacuna sino dos”. ¿Qué le parecen ese tipo de afirmaciones?
O tres. Previsibles. Hablar es gratis.
- Fue uno de los primeros en alertar de que las informaciones relacionadas con el coronavirus que venían de China no eran reales, ¿cómo lo supo?
Cualquiera podía verlo. Era autoevidente. Alguien me preguntó y di mi inexperta opinión. El resto fue griterío mediático convenientemente editado.
- ¿Qué ha supuesto para usted esta pandemia? ¿Cómo lo ha vivido a nivel personal?
Un vendaval que se llevó el humo (de todos los colorines) que se estaba vendiendo y dejó al descubierto a los vendedores.
- Cuenta con una larga trayectoria como cirujano, ¿cuál ha sido el mayor reto al que se ha enfrentado en un quirófano?
La cirugía no son retos. Eso queda para quinceañeros trasnochados. La medicina es mucho más seria que tus ganas de ser el primero en alguna capullada.
- ¿Hay alguna operación que le haya dejado una huella imborrable, tanto para bien como para mal?
Con casi 30.000 cirugías, no es posible elegir una. Lo siento.
- Contó que una vez se hizo amigo de unos de sus pacientes, ¿cómo le afecta algo así a la hora de preparar una operación?
He tratado decenas de miles de pacientes. Alguno ha llegado a ser amigo. Es inevitable.
- Dice que nadie va a usted a verle de primeras, ¿es usted el último recurso de muchas personas? ¿Cuánta responsabilidad conlleva eso?
Toda.
- Realiza entre 1.500 y 1.800 operaciones al año, ¿cómo desconecta?
Infrecuentemente. Mis hijas y la caza con arco son mis dos pasiones reales.
- Renunció a una vida de cirujano estrella para dedicarse a los más necesitados y entró “en una vida de quinceañero de la que es difícil salir”. ¿Cómo lo logró y por qué lo hizo?
No soy San Pedro Cavadas, ni juego en su equipo. Simplemente reordené prioridades.
- Desarrolla su labor principalmente en África, ¿lo hace por ayudar a los demás o por sentirse bien consigo mismo?
Ambas cosas. Regalarle una vida nueva a un desconocido es un soberano gustazo que debería probar todo el mundo. Se sorprenderían de lo bien que sienta.
- ¿Qué es lo primero que va a hacer cuando la pandemia haya terminado?
No lo sé. No tengo planes a largo plazo.
- ¿Le gustaría ser ministro de Ciencia?
No gracias. Creo que soy bueno en mi trabajo.