Pan de Cuco, vuelta a los clásicos
El nuevo restaurante de Álex Ortiz en Suesa es una de las sorpresas más agradables que me he llevado.
Dentro de un pequeño viaje que pude realizar a Cantabria por un evento pude disfrutar de las bondades de una de las comunidades autónomas más ricas gastronómicamente. La realidad es que cada visita al norte acaba siendo un sueño cumplido, ya que es sin duda una de las regiones donde mejor se come del mundo.
En esta ocasión el objetivo estaba puesto en conocer la propuesta gastronómica del nuevo establecimiento de Álex Ortiz, jefe de cocina de la Bodega del Riojano, uno de los grandes clásicos de Santander. Esta casona en la pequeña localidad de Suesa dispone además de un comedor acogedor y hogareño y de una terraza acristalada muy agradable y, cómo no, una barra para disfrutar del primer aperitivo.
Álex apuesta por grandes clásicos en una carta no muy larga y que según cuenta va a ir evolucionando sobre todo en invierno hacia una comida de guisos haciendo un claro homenaje a la cocina tradicional cántabra. Personalmente pienso que la globalización de la cocina en España ya llegó a su punto más álgido hace un tiempo y que probablemente en el futuro veremos una vuelta a propuestas más populares compuestas por platos más tradicionales y a mejorar grandes clásicos de nuestra cocina. Ejemplos son las croquetas, que justo aquí también pudimos disfrutar de una gran versión, o de la tarta de queso. Todo esto llevado a los guisos me hace salivar solo de pensarlo.
Además de las mencionadas croquetas, pasa por nuestra mesa la clásica e imposible de no pedir ensaladilla de la Bodega, y unas anchoas en forma de pizza a la putanesca. Todos los pases que rayan la excelencia. El plato fuerte, la especialidad de la casa, el pollo picasuelos guisado con arroz, una raza autóctona cántabra que descubrí por primera vez en una ponencia que dieron en 2016 Jesús Sánchez del Cenador de Amós e Ignacio Solana del restaurante Solana. Tengo que confesar que ha sido uno de los guisos de arroz del año, meloso, con un grano entero de textura firme y repleto de sabor. Termina la comida con uno de los flanes más conseguidos que he probado; de hecho, pedí la receta para intentar replicarlo en casa, una maravilla de la pastelería y mi próxima apuesta para que inunde todos los restaurantes del país.
Abandono esta casa con la sensación de que es un éxito asegurado, imposible que no le guste a alguien. Comida para toda la familia, pero con tal nivel de sutileza que encandilará a los más exigentes. Seguro que voy a recomendarlo constantemente en los últimos meses, y qué pena que no haya más sitios así.