Iglesias aspira a una década de gobiernos progresistas
Unidas Podemos presiona para consolidar la mayoría de investidura y cree que el paso de EH Bildu puede llevar a dejar fuera a Cs.
Son días de cuentas, de números, de sumas y restas, de enmiendas a los presupuestos. Y vitales para el futuro de la coalición y la gobernabilidad de España. La semana pasada el Ejecutivo lograba pasar con sobresaliente la primera prueba de los presupuestos: tumbando las propuestas de totalidad con una abrumadora mayoría de 198 diputados.
Esto supone vía libre en el Congreso para tramitar las cuentas, las primeras del Gobierno de coalición. Los presupuestos son la autopista para encarar la legislatura e intentar aguantar hasta 2023. Pero ahora llegan una semanas decisivas: con qué mayoría se aprobarán en el Congreso. Es la pregunta dentro y fuera de La Moncloa.
Se abren dos carriles en estos momentos. Uno pasaría por la mayoría de investidura que aglutina a formaciones de izquierdas, independentistas, regionalistas y nacionalistas. El otro es el pavimentado por Ciudadanos, ya que su nueva líder, Inés Arrimadas, no tira la toalla y se sigue ofreciendo a Pedro Sánchez para acordar unas cuentas que no dependan “ni de Gabriel Rufián ni de Arnaldo Otegi”.
La Moncloa guarda silencio sobre las dos opciones y sigue emitiendo la señal de que quiere el mayor respaldo posible. Pero dentro de la coalición, Unidas Podemos lo tiene claro y Pablo Iglesias está presionando internamente para sacar adelante los presupuestos con los socios de investidura, con los que hicieron presidente a Pedro Sánchez, como recuerdan constantemente desde UP.
Por eso es tan importante el movimiento de EH Bildu para Unidas Podemos. Supone, a juicio de los morados, asegurarse esa mayoría de investidura y tener los votos garantizados. Pero no solo para ello, sino para consolidar ese bloque mayoritario en el Parlamento y verse respaldados a partir de ahora para sacar otras leyes sin los quebraderos de cabeza que se han visto en el Congreso en algunos trámites.
Pablo Iglesias y los suyos defienden que EH Bildu es un partido totalmente legal, como ha respaldado hasta el propio Tribunal Constitucional, y por lo tanto no puede quedar excluido en la aritmética de las Cortes. Algo que le cuesta mucho más digerir a su socio del PSOE, que ha vivido estos días un agitado debate interno promovido por algunos barones y por la vieja guardia de partido.
No obstante, Pedro Sánchez ha sido muy claro de puertas para adentro en la reunión de la Ejecutiva del PSOE este lunes por la mañana y les ha reprochado a algunos barones duramente que hicieran públicas sus desavenencias antes de comentárselo a él en privado. Esas palabras de dirigentes como Emiliano García-Page o Javier Lambán no han sentado nada bien en Moncloa ni en la dirección del partido, que cierra filas en torno a su líder. Eso sí, se recalca desde Ferraz que no hay ningún pacto con EH Bildu, pero tampoco se pueden rechazar los votos.
Si se levanta la vista, hay que hacer una panorámica más amplia de lo que está sucediendo y de lo que se busca. “Se está jugando quién participa en la dirección de Estado para los próximos diez o quince años. No se trata de vetar a nadie, pero no se puede compartir la dirección con un partido que está gobernando con el PP y Vox en tres comunidades autónomas”, añaden desde el núcleo duro de Iglesias.
El mapa que dibujan ahora en Unidas Podemos es que es posible cimentar esa mayoría de la investidura y que funcione perfectamente en el Parlamento para sacar leyes. Y que esa aritmética se puede hacer sin Ciudadanos, que está intentando buscar su sitio tras la marcha de Albert Rivera y con una Inés Arrimadas que sigue insistiendo para salirse de la foto de Colón.
Además, tienen en cuenta en Unidas Podemos que con un PP sin fuerza suficiente para ganar y para articular posteriores mayorías se puede abrir una fase amplia de gobiernos progresistas en consonancia con los partidos territoriales para la próxima década. Es decir, se ve factible que la derecha no vuelva a La Moncloa en muchos años si se teje esa mayoría alternativa.
Cuando echó a andar este Gobierno de coalición, desde muchos sectores se pronosticó un fin rápido y continuas batallas internas que harían explotar por los aires esa unión Frankestein, como les gusta llamar a la derecha y al PSOE más vintage. Pero el Ejecutivo está funcionando razonablemente bien para los dos y existe una garantía: el buen entendimiento entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
Para Unidas Podemos sacar los presupuestos con la mayoría de la investidura supone aprobar unas cuentas por la izquierda pero, además, poner una piedra para un proyecto más a largo plazo y que supondría una mayor tranquilidad en la Carrera de San Jerónimo. Teniendo en cuenta a la izquierda y a los territorios, comentan desde Unidas Podemos. Es decir, poner un rumbo al Estado progresista y dialogante con los territorios, aunque nunca va a apoyar la independencia de alguna comunidad. Para los de Iglesias, Ciudadanos no pintan nada en esta concepción de país.
Días vitales para los presupuestos… y para la España de los próximos diez años.