El otoño más duro
Una segunda oleada sin controlar con un duro choque político en Madrid, epicentro del coronavirus en Europa
“Vienen semanas duras en Madrid”. Palabras del ministro de Sanidad, Salvador Illa. El otoño ha llegado con toda su crudeza al país, especialmente a la capital. Una segunda oleada de rebrotes descontrolada, las peores cifras en Europa, choque entre Moncloa y la Puerta del Sol, sin acuerdo para los presupuestos generales, polarización política y a la espera de Bruselas para concretar los fondos. Semanas más que duras.
Ese espejismo del verano ha reventado en la cara de los dirigentes políticos. Especialmente en Madrid, donde las medidas de Isabel Díaz Ayuso se han visto insuficientes a los pocos días de aprobarlas y se tuvieron que acordar nuevas el pasado viernes. Desde este lunes, un Madrid militarizado, pero sin refuerzos efectivos ya en sanitarios y rastredores. La aspiración de la presidenta, según ha confesado ella misma, es que los resultados se puedan empezar a ver en “una o dos semanas”. Casi todos lo dudan. En Moncloa no han gustado las nuevas restricciones por quedarse cortas. “Sobre lo que va a pasar en los próximos días vamos a ir viendo”, indicaba el ministro el viernes.
Pero la sensación de que podría llegar un confinamiento general en semanas (o días) se extiende entre la población de la capital. El propio Gobierno central lo quiere. Desde la Puerta del Sol se insiste en que sería “la muerte” decretar el estado de alarma y volver a encerrar la ciudad. La economía no lo soportaría, argumentan en la Comunidad. El ministro Illa compareció a la misma hora el viernes que el viceconsejero de Madrid para desvelar qué habían pedido a la Puerta del Sol. La unidad efímera Ayuso-Sánchez se desvanecía. Otro choque de trenes frente a una ciudadanía atónita. Las cartas que puso sobre la mesa Moncloa: cerrar Madrid ciudad y todos los municipios con una incidencia de más de 500 casos por cada 100.000 habitantes. Queda en agua de borrajas ese grupo de coordinación creado por las dos administraciones a los pocos días de echar a andar.
Este confinamiento selectivo por áreas de salud ha creado de facto dos Madrid: uno de barrios acomodados con menos incidencia sanitaria y otro de obreros encerrados que solo pueden salir para servir en las otras zonas. Ese malestar se ha visto en las protestas de los últimos días y las chocantes imágenes de las cargas en Vallecas (frente a la dejadez durante las protestas de Núñez de Balboa hace unos meses).
Desde este lunes serán 45 áreas básicas de salud en Madrid las que están confinadas, lo que aglutina a casi un millón de personas. Además, desde Sanidad en Madrid se recomienda que se limiten los movimientos en toda la región a los necesarios. El problema es que lo que sucede en Madrid tiene repercusiones en todo el país, pues es el gran motor económico de España y nudo de las comunicaciones en un país diseñado de manera centralista en sus infraestructuras.
El Gobierno central se enfrenta ahora al dilema de qué hacer con Madrid. La Comunidad no descarta tomar medidas más duras, pero puede que lleguen demasiado tarde. Sánchez ofreció a las autonomías poder pedir el estado de alarma, pero Ayuso se sigue negando. Otra posibilidad para intervenir Madrid sería aplicar el 155, aunque esto podría suponer otro durísimo choque con la administración estrella del Partido Popular.
Mirando a Europa
Todos estos frentes llegan también bajo la lupa de la Unión Europa. La Agencia Europea de Prevención y Control de Enfermedades sitúa a España y otros seis países (Rumanía, Bulgaria, Croacia, Hungría, República Checa y Malta) en el grupo de más riesgo. Desde la Comisión se ha pedido a las naciones que tomen todas las medidas “con decisión” ante segunda oleada y evitar la situación de marzo y abril.
Precisamente, Sánchez viajará el jueves a Bruselas para un reunión de máxima importancia: el Consejo Europeo. Uno de los puntos más importantes es la negociación de los detalles del fondo de recuperación, que es vital para España y que Moncloa quiere que esté listo cuanto antes. Además, preocupa la letra pequeña sobre los requisitos para el acceso a las ayudas y las exigencias de la UE. No será finalmente un cheque en blanco.
Estas ayudas son clave para la recuperación de una España azotada duramente por la crisis del coronavirus también económicamente: el desplome del PIB en el segundo trimestre, según el INE, fue del 17,8% del PIB. El Gobierno anda inmerso en la elaboración del borrador de presupuestos generales del Estado y la intención es que las cuentas estén aprobadas por el Parlamento a principios del año que viene. Lo que no sabe el Gobierno es con quién, ya que sigue jugando a dos vías (la de Cs y la de ERC).
Esto conlleva también choques internos dentro del propio Ejecutivo de coalición (cuya estabilidad para cuatro años depende de estos presupuestos), ya que desde UP se exige que se cierren con la mayoría progresista de la investidura. Todo ello enturbiado por el panorama político catalán, Esquerra está a la espera de ver qué pasa con la inhabilitación de Quim Torra y si se convocan elecciones anticipadas.
Lo que faltaba en estos días era un choque entre el Gobierno y la casa real. Lo que ha sucedido: el Ejecutivo no autorizó que Felipe VI presidiera el acto de entrega de despachos de los nuevos jueces en Barcelona (algo que había hecho siempre). Un opaco episodio en el que el Ejecutivo ha dicho que era por su seguridad, mientras que el PP ve detrás una concesión de Sánchez al independentismo.
Un otoño duro sanitariamente y políticamente. Y la vacuna sigue sin llegar...