El oficialismo abandona a Bouteflika y ahonda la crisis política en Argelia
Apoya "de manera absoluta el movimiento popular" y defiende "con toda sinceridad sus objetivos con una ruta establecida”.
El Frente de Liberación Nacional (FLN), que gobierna Argelia desde la independencia en 1962, y la Agrupación Nacional Democrática (RND), segunda fuerza en el Parlamento y socio de gobierno, abandonaron hoy al presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika, y se sumaron a las protestas populares.
La puerta a la ruptura definitiva del oficialismo con el hombre que durante dos décadas ha gobernado con mano de hierro el país la abrió esta tarde Moad Bouchareb, secretario general del FLN, que aún preside Bouteflika.
En declaraciones difundidas tras una reunión del órgano directivo celebrada en Argel, Bouchareb aseguró que “el FLN y sus militantes apoyan de manera absoluta el movimiento popular y defienden con toda sinceridad sus objetivos con una ruta establecida”.
Palabras que fueron criticadas poco después por una treintena de miembros del comité central, que amenazaron con denunciar a Bouchareb y elevar una queja formal al Consejo de Estado contra el político, presidente asimismo del Parlamento, pero que fueron aplaudidas por gran parte de la pesos pesados de la que es la formación política más poderosa de Argelia.
Horas antes, el RND, el partido del exprimer ministro Ahmed Ouyahia, había dado un paso similar al calificar de “error grave” el apoyo que en principio dieron a la decisión de que Bouteflika optara a la reelección para un quinto mandato en las elecciones presidenciales, previstas para el 18 de abril y ahora pospuestas.
En una entrevista concedida a la televisión local Al Bilad, el portavoz de la formación, Seddik Chihab, criticó, además, al círculo de poder que rodea y protege al mandatario, gravemente enfermo desde que en 2013 sufrió un derrame cerebral.
“La candidatura del presidente de la República para un quinto mandato en su estado de salud actual fue una falta de perspicacia y una aventura, nos equivocamos al presentarle, no nos convencía”, afirmó.
“Hay fuerzas extraconstitucionales que se han adueñado del poder en los últimos años y han gestionado los asuntos del Estado fuera de un marco jurídico”, insistió Chihab, sin precisar a quienes se refería.
La defección del oficialismo se produce nueve días después de que el presidente, en un mensaje a la nación publicado en su nombre, renunciara a la polémica reelección, aplazara los comicios y abriera un plan de transición que no ha servido para aplacar las protestas masivas que desde el 22 de febrero sacuden el país.
Uno de los primeros afectados por ese plan fue el hasta entonces primer ministro, Ahmed Ouyahia, presidente del RND y hombre confianza de Bouteflika durante más de dos décadas, que fue obligado a dejar su puesto.
En su lugar, y siempre a través de decretos presidenciales, el ministro de Interior, Nouredine Bedui, fue designado jefe del nuevo “gobierno de transición” junto al ex canciller, Ramtam Lamamra, que ha sido designado viceprimer ministro, cargo que no existía hasta la fecha.
La transición
A ambos le ha sido encomendada la misión de formar un nuevo gabinete y convocar una “conferencia nacional inclusiva” que debe desembocar en una reforma de la constitución y en la convocatoria de nuevas elecciones en un plazo que no ha sido fijado.
Un plan que no ha frenado las movilizaciones en la calles, donde la opinión mas extendida es que se trata de una maniobra del régimen para perpetuarse, y que tampoco ha convencido ni a los partidos de la oposición ni a la sociedad civil.
La semana pasada fue criticado con dureza tanto por Ali Benflis, el ex primer ministro que se enfrentó a Bouteflika en la presidenciales de 2004, y por Abderrazak Makri, líder del Movimiento Social por la Paz, tercera fuerza en el Parlamento y único partido islamista autorizado.
Esta semana, han sido los principales sindicatos nacionales los que se han negado a sumarse a los preparativos de la referida Conferencia Nacional, al considerar que la gestión de Bedaui y Lamamra “no es clara”.
En este ambiente, miles de estudiantes, profesores y médicos volvieron a salir el miércoles a las calle para protestar contra el régimen, al que acusan de haber esquilmado el país desde que en 1962 se hizo con el poder.
La defección del oficialismo abre, además, un escenario de gran incertidumbre y apunta a que la manifestación prevista para este viernes sea multitudinaria y abra un punto de inflexión sin retorno en el conflicto.