Objetivo 2023
PSOE y Unidas Podemos, maquinaria engrasada con los presupuestos para aguantar toda la legislatura.
Hubo momentos de tensión, tiras y aflojas, algún órdago sobre los presupuestos… Pero los dos socios de Gobierno sabían que esas cuentas tenían que salir sí o sí. Tanto por la actual dramática situación económica como por su propia supervivencia política. Y el anteproyecto para 2021 ya está registrado en la Cámara Baja.
“Si salen, son una autopista para el final de la legislatura”, señalan fuentes socialistas cercanas a Pedro Sánchez. En La Moncloa dan por hecho que tendrán los apoyos suficientes para sacar las cuentas públicas y que entren en vigor al principio del año que viene. Lo que no desvelan es cuál será la fórmula final (si con la mayoría de la investidura o con la propuesta de Inés Arrimadas).
Pero la sensación que domina ahora mismo es que la maquinaria está engrasada, que al final ambos socios se entienden en lo importante y que en los momentos críticos terminan uniéndose. Esto tiene que ver principalmente, según fuentes consultadas de ambas partes, con la buena relación que siguen manteniendo Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
De hecho, en la negociación final del anteproyecto de presupuestos no tuvo que haber reunión presencial entre los dos, como sí ha pasado en anteriores choques. Los dos sí estuvieron muy enterados de todos los pasos, especialmente a través de la conexión entre Iván Redondo y Juanma del Olmo.
Es verdad que esa conexión de los jefes no termina de cuajar del todo cuando se empiezan a descender escalones jerárquicos. En el propio Consejo de Ministros hay diferentes facciones, con la más ortodoxa liderada por Nadia Calviño (vicepresidenta económica), que es la guardiana de las esencias bruselienses. Desde UP se la suele dibujar como casi una mujer de negro infiltrada en La Moncloa, pero sus defensores alaban sus conexiones internacionales y su empeño en que las cuentas salgan en un momento en el que tiene que llegar el maná del dinero europeo. Y ojo: es la ministra mejor valorada por los ciudadanos, según el último barómetro del CIS.
En este juego de equilibrios internos tiene un papel muy importante el titular de Transportes, José Luis Ábalos, que media entre los dos sectores. Una llamada entre él y la titular de Igualdad, Irene Montero, fue crucial para desbloquear esta semana la negociación interna de presupuestos con el compromiso para regular en tres meses la limitación de los alquileres en las zonas más tensionadas.
Según reconocen ambas partes, todos han salido “contentos” con el anteproyecto de presupuestos que ahora está en el Congreso de los Diputados y que puede suponer el colchón para aguantar hasta 2023. Ninguno de los socios de Gobierno tiene tentaciones de romper unilateralmente, y más en estos momentos de pandemia y de absoluta incertidumbre.
Desde Unidas Podemos sí se está trabajando ya intensamente para lograr que triunfe en la aprobación de los PGE la vía de los socios de investidura. A nadie se le escapa que esa prometida regulación de los alquileres a nivel nacional supone un guiño muy directo a Esquerra Republicana, que aprobó en Cataluña una medida del estilo.
Pero una parte socialista del Gobierno sigue insistiendo en que hay que explorar la vía de Cs. Los naranjas han confirmado su disposición a pactar los presupuestos tras leer con detalle los números enviados por La Moncloa y se presentan como la alternativa para que Gabriel Rufián y Arnaldo Otegi, como repiten, no sean los que marquen el futuro económico. Pablo Iglesias es muy consciente de esa tentación y va a presionar durante estas semanas para conservar la mayoría que hizo presidente a Sánchez.
Por el momento, la señal que emite Moncloa es que primero se va a centrar en las conversaciones con esos socios de Gobierno. Pero a la vez está trabajando ya con Ciudadanos, y en eso juega un papel clave el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños, hombre de la máxima confianza de Sánchez.
Si al inicio de la legislatura se hablaba de un Gobierno con una mayoría Frankenstein, de dos socios fácilmente irritables y de experiencia inédita, ahora hasta los máximos rivales han asumido que la coalición era más pétrea de lo que se intuía y que va a durar más años de lo previsto. Hasta lo verbalizaron en la tribuna Pablo Casado (PP) e Inés Arrimadas (Cs) durante la moción de censura presentada por Vox contra Sánchez.
Como reconocen fuentes de Unidas Podemos, era más delicado para la coalición cerrar los presupuestos que las desavenencias que puedan tener, por ejemplo, en temas como la monarquía. Y el paso se ha solventado, también gracias al buen entendimiento entre los dos principales negociadores de las cuentas: la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez.
Además, durante esta semana el Gobierno ha logrado una amplia victoria parlamentaria (con una mayoría absoluta de 194 diputados) para poder prorrogar durante seis meses el estado de alarma, lo que da más seguridad para tomar medidas y se evita el calvario de la anterior ola de tener que buscar los votos durante quince días.
El otro flanco que amaga con agriar a la coalición es la situación judicial de Pablo Iglesias, después de que el juez Manuel García-Castellón decidiera pedir al Tribunal Supremo que impute al vicepresidente por el caso Dina. Desde Unidas Podemos se insiste en que no hay caso y que esto no va a suceder y, además, celebran que el juez acaba de archivar por la supuesta caja B de Podemos. Por el momento, Pedro Sánchez ha hecho una cerrada defensa de su socio.
La fecha en el calendario es clara y está en rojo… aguantar hasta 2023 (y sin las cuentas de Montoro).