Nueve ventajas de tener una relación a distancia
Si sigue habiendo relaciones a distancia, es por algo, y quizás nunca te hayas parado a pensar en sus ventajas.
No cabe duda de que las relaciones a distancia tienen sus complicaciones: poco contacto en persona, comunicación digital, dificultad para hacer planes juntos (sobre todo en plena pandemia) y puede que incluso distintas zonas horarias.
Sin embargo, si sigue habiendo relaciones a distancia es por algo. Tal y como te puede decir cualquier persona en esta situación, las relaciones a distancia también tienen sus ventajas y quizás nunca te hayas parado a pensar en ellas.
Durante más de dos años, Missy Eames vivió en Nueva York mientras su actual marido, Harley, vivía en Australia. Ambos se reunieron definitivamente en julio en Nueva York. Según asegura, la distancia fue difícil, pero acabó fortaleciendo la relación.
“La distancia no fue siempre sencilla. Hubo dificultades, soledad, momentos de echarnos mucho de menos, y luego llegó la pandemia y nos complicó aún más las cosas”, explica Eames. “Dicho eso, tengo que decir que esta relación nos ha dejado un montón de recuerdos inolvidables”.
Descubre las ventajas de las relaciones a distancia, según personas que lo viven o lo han vivido.
Las respuestas han sido ligeramente editadas por motivos de claridad y extensión.
“Ir a cenar a un restaurante y todo eso está muy bien, pero el día a día también nos parece especial, en plan: el abrazo de buenos días en la cocina, ir al súper juntos, lavarnos los dientes juntos...”. — Cris Gladly.
“Tal vez lo mejor de las relaciones a distancia es que mantienes tu espacio y tienes mucho más tiempo para hacer las cosas que te gustan. Consigues lo bueno de las relaciones convencionales, pero conservas todo tu tiempo libre y tu independencia.
Estuvimos dos años en una relación a distancia en continentes distintos, ahora llevamos seis años casados y creo que es necesario mantener parte de esa independencia, aunque compartamos techo. Por ejemplo, pasar el fin de semana con mis amigas mientras él se va a pescar con sus amigos. La distancia ayuda a ser autosuficientes y a respetarnos el uno al otro”. — Olga Baker.
“Estar en una relación a distancia me hizo desarrollar una capacidad de comunicación que creo que no habría conseguido en una relación tradicional. A veces tieníamos una diferencia horaria de 14 a 16 horas, o más si hacía algún viaje al oeste. No fue un problema para mí porque trabajaba en el turno de noche y así estábamos despiertos al mismo tiempo. En los días libres, uno de los dos madrugaba o se quedaba hasta más tarde para poder hablar.
“Teniendo en cuenta que podían pasar meses hasta que nos volviéramos a ver, lo único que podíamos hacer era comunicarnos. Descubrí que hablábamos muy abiertamente de nuestras emociones y de cómo veíamos nuestro futuro. Desde el primer día hemos sido muy abiertos el uno con el otro y eso ha fortalecido nuestra relación”. — Eames.
“Una de las ventajas es la cantidad de recuerdos que creas cuando te reencuentras con tu pareja. En mis visitas a Dan en Portugal o Colombia, la semana entera era una cita tras otra porque había que hacer mil cosas antes de volverme a casa. Cuando recordamos esos viajes, nos damos cuenta de que el tiempo de calidad que pasábamos juntos en solo siete días era más que el que pasan muchas parejas en un mes viviendo en la misma ciudad”. — Becca, de @Halfhalftravel.
“El coronavirus ha roto muchas relaciones, pero estar en una relación a distancia nos preparó a mi marido y a mí para lo que nos esperaba, porque ya sabíamos cómo mantener la llama encendida aun viviendo tan lejos. Llevamos años así”. — Gladly.
“Es muy fácil que vida sexual caiga en la monotonía cuando ves a tu pareja todos los días, sobre todo si habéis estado confinados juntos. Una vida sexual emocionante requiere esfuerzo y compromiso. Cuando tienes una relación a distancia, hay que tener imaginación. Puede servir por ejemplo un intercambio de mensajes sugerentes, una quedada virtual picante, un intercambio de fotos sin ropa, masturbaros al mismo tiempo...”. — Gigi Engle, autora de All The F*cking Mistakes: A Guide to Sex, Love, and Life.
“Me encanta viajar y ver otras partes del mundo, y así es como nos conocimos por casualidad. Desde que empezamos a conocernos, he estado dos veces en Australia y él, cuatro veces en Estados Unidos. Durante esos viajes, hacíamos turismo en nuestros respectivos países. Aparte de esas visitas, también viajamos a Vietnam y Perú juntos. Me pidió matrimonio en Machu Picchu, algo que nunca olvidaré. Habíamos asumido que, para vernos, siempre tendríamos que coger un vuelo, así que decidimos romper la monotonía y reunirnos en otro país para conocerlo juntos”. — Eames.
“Me he acostumbrado a vivir en dos ciudades que están en extremos opuestos del planeta. Tengo mis cafeterías y lugares favoritos en cada ciudad. Son dos ciudades muy diferentes, pero me siento como en casa en ambas”. — Gladly.
“Las relaciones a distancia no son sencillas. Requieren esfuerzo, por muy informales que sean. Esta clase de relaciones te obligan a hacerte una pregunta complicada: ‘¿Qué espero sacar de esta relación y cuánto estoy dispuesto a dar para conseguirlo?’. Es una pregunta aterradora que muchos jóvenes no se hacen en otro tipo de relaciones y que, si sale bien, te garantiza una relación sana y gratificante a largo plazo” — Engle.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.