'Antitaurino', 'casoplón' o 'brunch', nuevas palabras del 'Diccionario de la lengua española'
También ha cambiado la acepción de algunos términos, como de 'homeopatía'.
Antitaurino, beatlemanía, zasca o muesli son algunas de las nuevas palabras que pasan a formar parte de la 23 edición del Diccionario de la Lengua Española (DLE), tal y como ha anunciado el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, en el marco del Congreso de Asale en Sevilla.
En total, el diccionario cuenta con la adición de 229 artículos y, además de estos términos, también se han añadido palabras como arboricidio, casteller, brunch, brioche, cumplemés, casoplón, mensajear, testear o panhispánico.
La directora del DLE, Paz Battaner, ha explicado en rueda de prensa posterior al acto la elección de algunos términos, como por ejemplo el de antitaurino. “Los términos con anti son muchos y hay que hacer una selección, porque algunos son puntuales”, ha matizado.
En este caso concreto, se ha optado por aceptar antitaurino en el diccionario porque “hay un movimiento social muy fuerte detrás”. “Tenía que entrar”, ha añadido. En el caso de beatlemanía, ha llamado la atención sobre la adaptación del término al español, con acentuación incluida.
“La lengua española está sometida a un uso variado y la gente viaja y aprende más lenguas”, ha resaltado. Battaner ha llamado la atención respecto a algunas nuevas palabras como penthouse (ático), annus horribilis, agendar o andropáusico (como adjetivo).
Asimismo, se ha incluido un total de 88 adiciones de acepción, como la de aplicar, para “presentar una solicitud oficial para algo”. Por ejemplo, también en fraternidad se ha añadido el concepto de “residencia de asociación estudiantil”.
Durante la rueda de prensa se ha abordado también el cambio de etimología de algunas palabras, como en etarra, que se atribuía al País Vasco cuando “es una formación de fuera” de esta región.
Entre las enmiendas (284 en total), en homeopatía se pasa de “sistema curativo” a “práctica”. También se han eliminado algunos arcaismos como alcaná o trasmatar ―este último un término solo registrado en un texto de Quevedo―.
“A veces parece que la Academia tiene la verdad absoluta con las palabras, pero nada más lejos de la realidad: el proceso de cambio en el diccionario es muy rígido”, ha recordado Muñoz Machado.