No te juzgaré por tus libros… o sí
Entrevista con el dibujante Grant Snider.
Maduren: hay vida más allá de las tiras cómicas de Calvin y Hobbes. En el mundo de las viñetas hay auténticas maravillas, como las genialidades bibliófilas de Grant Snider, cuya última joya podría traducirse como Te juzgaré por tus libros. Es una vergüenza que aún no la hayan traducido al español, aunque afortunadamente su obra La forma de las ideas llegará pronto a nuestras librerías. Entretanto, pueden deleitarse con su web mientras les juzgo por no tener aún ninguno de sus libros:
ANDRÉS LOMEÑA: Supongo que juzgo un poco a las personas por los libros que leen. ¿Le mueve el amor por los libros o las ganas de cachondearse de los culturetas?
GRANT SNIDER: Mi amor por los libros, por supuesto. Juzgar la colección de libros de alguien es una consecuencia de preocuparse en exceso por la lectura. Por desgracia, cuando juzgo la biblioteca de un amigo, termino sintiéndome mal por todos los libros que no he leído.
A.L.: ¿Cuál es su lugar favorito del retiro de los escritores? A mí me preocupa quedarme atrapado en la Isla del Cliché, pero espero alcanzar algún día la Torre de la Ambición.
G.S.: Últimamente he estado retirado en el Café Sin Internet. Para conseguir escribir y dibujar desde casa, hice una oficina temporal en una esquina del dormitorio de mi hija. Cerraba la puerta, dejaba el teléfono en la planta de abajo y bebía café en un silencio reconfortante. Espero que mis hijos no descubran mi escondite…
A.L.: ¿En qué fase del lector se encuentra ahora? Yo creo que estoy escapando de la cinco…
G.S.: Me temo que estoy en la fase cuatro: los libros como sustitutos de la interacción humana. Quizás la única parte positiva de la pandemia es que mi tiempo de lectura ha crecido considerablemente. Por fin he leído algunos libros que han estado en mis estanterías durante años. Tengo la esperanza de que en el futuro pueda ir a una cafetería atestada de gente para leer y tomar un latte, o sentarme con amigos en un bar y discutir sobre libros con unas cervezas.
A.L.: Su viñeta sobre el conflicto en la literatura es tal maravilla que debería enseñarse en las facultades. Lo mismo podría decir del cañón de la literatura y de los tipos de narrador.
G.S.: ¡Gracias! No tengo muy claro de dónde saqué esta habilidad, más allá de tirarme un montón años con lecturas autodirigidas. Recuerdo que el tema del conflicto de la literatura lo trató mi maravillosa profesora de instituto, la señorita Carson.
Creo que me resulta fácil hacer bromas sobre conceptos literarios elaborados porque soy un outsider en ese ámbito. Soy ortodoncista de profesión (y dibujante por las noches), y solo he dado una asignatura en la universidad sobre literatura o escritura. Quizás el hecho de que no se exigiera ningún conocimiento previo ayudó a alimentar mi interés.
A.L.: Hasta cierto punto, su manera de narrar me recuerda a Cuttlas de Calpurnio. ¿Cuáles son sus influencias?
G.S.: No conozco a Calpurnio, pero acabo de mirar y sus tiras cómicas tienen muy buena pinta. Tengo muchos héroes de las viñetas, pero aquí van unos pocos: Tom Gauld (que también dibuja muy buenos cómics), Matt Groening (por su ingenio y su sarcasmo), Roz Chast (por la personalidad de sus dibujos) y J.J. Sempe (un maestro de la línea elegante). También saco un montón de ideas de la poesía y la ficción literaria. Algunas de las páginas de mi libro están inspiradas por la poesía de Billy Collins, las novelas de Haruki Murakami y los cuentos de Kelly Link.
A.L.: Si usted viera mi biblioteca, creo que quedaría en evidencia…
G.S.: No te preocupes por lo que le parezca a los demás. Lo que importa es que sea un fiel reflejo de tus gustos, intereses y anhelos. No debería ser un despliegue de superioridad intelectual. Después de todo, deberíamos leer para disfrutar. Eso sí, si visitas a alguien que no tiene libros en su estantería, poco vas a juzgar o disfrutar…