"No quiero moros": un hombre asesinado a tiros en Murcia al defender a una camarera
Un exmilitar, detenido en Mazarrón por asestar tres tiros a un padre de familia en una cafetería.
Ocurrió el domingo, pero los detalles se han ido conociendo en las últimas horas: Younes Bilal, de 35 años, un padre de familia de origen marroquí, fue asesinado a tiros el domingo pasado en un bar de Mazarrón (Murcia). Su agresor es un exmilitar que se enfadó con él porque protegió a una camarera. Murió de tres tiros, lanzados al grito de “no quiero moros”. Un crimen racista que ha conmocionado a su localidad, donde ayer se produjo una marcha de protesta encabezada por Andrea, su viuda, con la que vivía junto a tres niños.
La Policía Local detuvo el domingo a un individuo identificado como Carlos Patricio B. M., de 52 años, acusado de esta agresión. Los hechos ocurrieron sobre las 22.08 horas, en una cafetería del Paseo Marítimo. El Centro de Coordinación de Emergencias recibió varias llamadas informando de una persona herida por disparos.
Según el Instituto Armado, el presunto autor de los hechos se dio a la fuga, por lo que se inició una persecución por el paseo marítimo y la playa aledaña, que se encontraban con gran afluencia de público a la hora de los hechos, según informa la Policía Local. Posteriormente, fue alcanzado y detenido por la Policía Local. La víctima, que se encontraba en estado muy grave al recibir hasta tres impactos de bala, fue trasladada a la Unidad de Cuidados Intensivos (Servicio de Hemodinámica) del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, pero falleció finalmente, informa Europa Press.
Diarios locales como La Verdad y La Opinión añaden que el arrestado comenzó a increpar a una de las camareras por estar hablando “con un grupo de musulmanes”.“Qué mierda hacéis aquí con todos los moros”, dijo literalmente.
Entonces, Younes se levantó y la defendió. Discutieron en la cafetería y empezaron a volar mesas, dicen los testigos. Carlos Patricio B.M. se fue del local y parecía que estaba todo en paz, pero no, minutos después volvió con una pistola -hay dudas sobre el calibre, si 8 o 22 milímetros-, añaden los presentes, y “le pegó tres tiros”. Iba diciendo “no quiero moros”.
Al parecer, el atacante es un exmilitar del Ejército del Aire que desde hace años mostraba públicamente su odio contra los inmigrantes de la localidad. “A mi marido lo mató un racista (...). Esto no es un ajuste de cuentas ni nada raro”, dice la esposa del fallecido, una joven de origen sevillano. La víctima tenía tres menores de edad a su cargo: un hijo propio y los dos hijos de su pareja. Los vecinos de su zona están impactados y consternados por la muerte de una persona a la que califican de “risueña y amable”.
La investigación prosigue, mientras sigue la conmoción en un pueblo sin problemas de convivencia.