La Operación Salvar la Navidad no salió bien y esto es lo que podemos aprender de ello
La relajación de las restricciones a finales de año impulsó la economía, pero disparó los contagios. Esto generó nuevas restricciones y, por tanto, otro bache.
Parece que ha pasado un siglo, pero solo han sido unos meses. Muchos políticos defendían a mediados de octubre que había que “salvar la Navidad”. Se pretendía amortiguar el duro golpe del coronavirus en las empresas en una de las épocas más importantes para la economía española. Antes de la pandemia, las ventas en las tiendas se incrementaban un 18% en diciembre y los restaurantes hacían un 25% de la facturación de todo el año.
A pesar de que la UE alertó de una tercera ola si se relajaban las medidas para las fiestas, las comunidades autónomas permitieron reuniones, alargaron los toques de queda y consintieron desplazamientos, mientras que otros países como Francia y Alemania tomaban medidas más duras. Esa relajación impulsó la economía, pero disparó los contagios. Esto generó nuevas restricciones y, por tanto, otro bache. Ahora nadie se responsabiliza de aquel error y parece que algunos están dispuestos a repetirlo, punto por punto, con la Semana Santa.
Una Navidad salvada a medias
Las menores restricciones en Navidad tuvieron un impacto positivo en la economía. El producto interior bruto creció un 0,4% en el cuarto trimestre respecto al verano. La recuperación iniciada en verano continuó hasta diciembre, pero se vio ralentizada por la segunda oleada de contagios.
“La Navidad se ha salvado en parte. Si hubiéramos restringido toda la movilidad, la Navidad hubiera sido mucho peor de lo que ha sido”, señala Manuel Alejandro Hidalgo, profesor de economía aplicada en la Universidad Pablo de Olavide.
“La actividad económica resistió algo mejor de lo esperado. España tuvo una de los mejores datos relativos de crecimiento en Europa en el cuarto trimestre, pero la actividad sigue muy por debajo de los niveles normales de antes de la crisis”, asegura Ángel Talavera, economista jefe de Europa de la consultora Oxford Economics.
A pesar de este buen dato macroeconómico, el consumo de los hogares esta Navidad no tuvo nada que ver con la euforia de otros años. Ni siquiera el Black Friday, que suele dar el pistoletazo de salida a las compras navideñas, sirvió para animar a los españoles a acudir a los comercios.
El empleo también se comportó mucho peor de lo habitual. La Seguridad Social apenas sumó 26.423 afiliados en diciembre, el menor aumento en ese mes en los últimos ocho años. Por su parte, el paro registrado aumentó en 36.825 personas, la primera subida para este mes desde 2011.
La situación económica de muchas familias y la incertidumbre sobre el futuro frenaron el gasto y dispararon el ahorro. La prudencia predominó en muchas decisiones. Grandes empresas como El Corte Inglés no ampliaron su plantilla en Navidad para hacer frente al aumento de las compras, cuando normalmente contratan a unas 8.000 o 9.000 personas.
Esta disminución del gasto se ha notado en muchos sectores económicos, especialmente en el turismo. Antes de la pandemia representaba el 12% del PIB y actualmente continúa prácticamente paralizado. España recibió la visita de 648.669 turistas internacionales en diciembre, un 84,9% menos que un año antes, según los datos del INE.
Las mayores caídas se vivieron en Cataluña, Madrid y Andalucía, cuyos visitantes se desplomaron un 90%. Al igual que otros años, Canarias se mantuvo como el destino preferido en esta época. Sin embargo, las islas solo recibieron 207.064 turistas, un 82,8% menos que en diciembre de 2019, en lo que está considerado el inicio de su temporada alta. Un auténtico drama.
A diferencia del verano, la movilidad nacional también estuvo limitada. La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos señala que el 85% de los establecimientos han permanecido cerrados y la ocupación en el 15% restante ha sido del 10%.
La hostelería y el comercio también se han visto muy perjudicados por ese menor gasto de las familias en Navidad. Las restricciones han sido muy diferentes en las distintas regiones, lo que complica los cálculos sobre el impacto a nivel nacional. “La facturación ha caído como mínimo un 50% con respecto a 2019, alcanzando pérdidas del 80% en muchos territorios”, asegura José Luis Yzuel, presidente de Hostelería de España.
El comercio también ha tenido resultados dispares esta Navidad. Los productos de alimentación y deportivos se han vendido bien. Sin embargo, la moda se ha derrumbado al no haber fiestas, ni celebraciones.
“La campaña de Navidad siempre es una fecha importante para el comercio. Algunos establecimientos como los dedicados al textil o al regalo concentran el 60% de la facturación del año entre noviembre y diciembre. Las ventas no han cumplido con las expectativas”, lamenta Pedro Campo, presidente de la Confederación Española de Comercio (CEC).
Las ventas de los supermercados han ido mejor de lo esperado, donde la carne y el pescado han vuelto a ser los productos más demandados. “Las semanas de Navidad se completaron con un resultado muy positivo. Las ventas se concentraron en la segunda y última semana de diciembre. Los españoles adelantaron las compras a la semana del puente de diciembre con crecimientos del 14,7% respecto a 2020, produciéndose un pequeño repunte del 8,4% en la última semana del año, según datos de Nielsen”, asegura Aurelio del Pino, presidente de ACES, que representa a los supermercados de Auchan, Carrefour, Eroski, Lidl y SuperCor.
A pesar de ser unas fiestas navideñas atípicas, los españoles no se han privado de comprar los productos tradicionales de esta época. “Los turrones y los mazapanes han vivido una campaña de Navidad bastante similar a la del año anterior, tanto en volumen como en valor. La mayor diferencia la hemos encontrado en que las compras se han concentrado en las semanas de Nochebuena y Nochevieja”, señala Rubén Moreno, secretario general de Produlce.
De aquellos polvos, estos lodos
Como dice el refranero popular, el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. La manga ancha de la nueva normalidad en verano provocó que los contagios de coronavirus se disparasen en la segunda oleada en otoño y que las autoridades sanitarias tuvieran que retomar las restricciones.
Esta misma historia se ha repetido en Navidad. La relajación de las restricciones para facilitar los encuentros familiares ha provocado un aumento de positivos en una tercera ola. “Al final, las personas son las últimas responsables de cumplir unas medidas que no se están cumpliendo. En Navidad fue obvio cómo se dispararon los contagios después de las reuniones familiares”, apunta Hidalgo.
De aquellos polvos, estos lodos. Al igual que ocurrió después del verano, las nuevas restricciones impuestas tras el paréntesis de la Navidad están afectando a la marcha de la economía, que ha empezado 2021 con mal pide. La Airef y Barclays prevén que el PIB caiga un 0,8% en el primer trimestre.
“El beneficio recogido por una mayor movilidad en las navidades puede verse ahora compensado negativamente por los costes de unas mayores restricciones. Si no consigues reducir la incidencia de la pandemia, lo que ganas ahora lo pierdas en el largo plazo. Has resuelto dos semanas, pero ahora tienes que estar tres meses con restricciones”, señala Hidalgo.
El empleo tampoco ha comenzado el año con buen pie. La Seguridad Social perdió 218.953 cotizantes en enero, a pesar que se produjeron muchas menos contrataciones en la campaña de Navidad. Las oficinas de empleo también registraron 76.216 nuevos parados en enero, un golpe que se vio amortiguado gracias a los ERTE.
El consumo de los hogares también se ha visto resentido, a pesar de la campaña de rebajas. Las ventas en los comercios de moda se han hundido un 53,2% en enero, según los datos de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex).
“El precio a pagar por unas restricciones algo más suaves en Navidad es, aparte del obvio en vidas y enfermos, un impacto económico desplazado al primer trimestre debido a la necesidad de restricciones ahora”, coincide el economista Ángel Talavera.
Precaución ante la Semana Santa
A pesar de que todavía quedan dos meses, la ministra de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto, abrió la caja de pandora de Semana Santa cuando vaticinó que los españoles podrían volver a viajar por España. “Semana Santa puede ser el reinicio de los viajes nacionales si se dan las condiciones de seguridad”, afirmó en una entrevista el sábado en Onda Cero.
Las asociaciones empresariales acogieron con alegría estas palabras tras varios meses complicados. “Confiamos en que se cumplan las declaraciones de la ministra. Este periodo puede ser el comienzo de una cierta recuperación, en función del proceso de vacunación. Es absolutamente necesario recuperar esa competitividad como potencia turística, ya que de ello depende la hostelería en muchos territorios, y es vital también para devolver confianza al turista y al cliente nacional, que le permitirá retomar hábitos, con total seguridad”, asegura José Luis Yzuel, presidente de Hostelería de España.
“La situación actual, con restricciones generalizadas a la actividad y a la movilidad, no invitan al optimismo. La cancelación de los actos oficiales de Semana Santa que ya se empiezan a anunciar, afectará de forma directa a muchos negocios, principalmente los dedicados al equipamiento de la persona”, señala Pedro Campo, presidente de la Confederación Española de Comercio (CEC).
Tras el enorme revuelo generado, el propio Gobierno se vio obligado a matizar para rebajar las expectativas sobre la vuelta a la normalidad. “Es difícil que pueda haber una movilidad normalizada en ese periodo. Es difícil que exista una libre circulación de personas en el tránsito aéreo o en el tránsito del turismo”, aseguró la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
La campaña de vacunación es la gran esperanza para la vuelta a la normalidad, pero todavía queda un largo recorrido hasta lograr la inmunidad de grupo. España recibirá 4 millones de dosis en febrero, que servirán para inmunizar a otros dos millones de personas.
“Nosotros también venimos reivindicando, que es fundamental que el turismo, y en concreto la hostelería, estén entre los sectores prioritarios en el proceso de vacunación”, demanda Yzuel.
Los expertos consideran que es imposible que se recupere la normalidad para entonces y alertan a las autoridades para que no se repita otra vez la misma historia del verano y la Navidad. “La Semana Santa hay que darla por perdida”, lamenta Hidalgo, que anteriormente fue secretario general de Economía en la Junta de Andalucía y sabe de la importancia de estas fiestas para su región.
“Esperamos una cierta recuperación ya en el segundo trimestre, asumiendo que las restricciones se van levantando. Ahora mismo parece imposible pensar en tener turismo internacional en Semana Santa, como mucho algo de nacional si se acelera el proceso de vacunación. Creo que básicamente la podemos dar por perdida en comparación a lo que sería un año normal”, señala Talavera.
Ante este negativo escenario, los economistas reclaman al Gobierno, al igual que las patronales, que se aprueben ayudas directas a las empresas para compensar la caída de facturación. Hidalgo lo tiene claro: “Una Semana Santa cerrada va a ser el golpe de gracia para muchas empresas”.