No, la “hecatombe” del coronavirus no se originó el 8M
Los epidemiólogos desmontan esta teoría.
Los epidemiólogos no entienden que los periodistas les sigan preguntando por la relación entre el 8M y el coronavirus. “Es un tema que no tiene recorrido. Me llama mucho la atención que siga puesto en la agenda pública”, se sincera Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). Otro colega epidemiólogo prefiere incluso no ser mencionado en este artículo: “Ya he dicho lo poco que puedo decir, y creo que lo que hay son intereses partidistas a los que no les valen razones”.
El fin de semana del 7 y el 8 de marzo se celebraron, además de la marcha feminista a la que acudieron 120.000 personas (un 70% menos que el año anterior), otras 76 concentraciones en la Comunidad de Madrid, entre ellas un congreso de Vox en un pabellón cerrado con 9.000 participantes y varios partidos de fútbol ante miles de espectadores. Hasta el 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma, el país entero siguió viviendo su vieja normalidad en la que cada día laborable la red de Metro de la capital acogía 2,2 millones de viajeros de media (como 18 manifestaciones del 8M).
No obstante, la manifestación del Día de la Mujer en Madrid sigue en el punto de mira de la Justicia, la Guardia Civil, los ciudadanos y la oposición, que cuestionan la gestión del Gobierno en la epidemia del coronavirus y su responsabilidad al haber permitido la concentración feminista. “Decir ‘viva el 8M’ es como decir ‘viva la enfermedad y viva la muerte’”, replicó el dirigente de Vox, Santiago Abascal, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, salió en defensa del movimiento feminista en el Congreso. “La hecatombe se veía venir. Lo sabían”, tuiteó este lunes Pablo Casado, líder del PP, haciéndose eco de un polémico informe remitido al juzgado que investiga el llamado 8M.
“Atribuir la expansión del coronavirus en España a una manifestación en Madrid es descabellado”, señala Hernández. “Esto no quiere decir que no pudiera haber alguna transmisión en la manifestación, pero insinuar que esta es la causa de la evolución de la epidemia en España no tiene ningún fundamento”.
En primer lugar, porque las fechas no coinciden. El 9 de marzo aumentaron considerablemente los casos notificados por las comunidades autónomas al Ministerio de Sanidad: si el viernes 6 había 365 contagios registrados, el lunes siguiente rozaban el millar, con 999 casos. Quienes lo achacaron a las marchas de ese domingo quizá desconocen que el tiempo que transcurre entre la exposición a la covid-19 y el momento en que comienzan los síntomas suele ser de unos cinco o seis días, aunque el período de incubación puede extenderse hasta las dos semanas, según datos de la OMS.
“La serie epidemiológica y la incidencia de casos no guardan relación con la fecha de la manifestación”, expone Ildefonso Hernández, que sitúa entre finales de febrero y principios de marzo el momento el que se produjo la transmisión comunitaria en España. “No se puede echar la culpa de los contagios notificados el día 9 a la manifestación. En ese caso, el feminismo habría cambiado la genética del virus”, bromea.
Desde el día 9 en adelante, el registro de casos se disparó: cada día se notificaban centenares de contagios, hasta superar los cuatro mil el 13 de marzo, cuando el Gobierno anunció el decreto del estado de alarma.
En segundo lugar, la manifestación tuvo lugar al aire libre, y este no es el entorno preferido de los virus para expandirse. “En entornos abiertos, la transmisión es mucho más difícil. Hasta ahora, toda la evidencia científica nos ha dicho que más del 80% de los brotes, no de los casos aislados, se ha producido en reuniones o actos en lugares cerrados donde hay mucha cercanía y movimiento”, explica Hernández. “El escenario ideal sería una discoteca, al ser un sitio donde la gente está muy pegada, y además se canta, se baila y se grita; o lugares de trabajo como mataderos, donde por el ruido ambiental se tiende a alzar la voz, o los trabajadores permanecen muchas horas y las condiciones laborales no son las apropiadas”, ilustra.
“No creo que el 8M supusiera un foco de contagio principal; no creo que las manifestaciones de Núñez de Balboa supusieran ningún acto de rebrote, no creo que lo hicieran las manifestaciones de Vox ni creo que lo hicieran las del domingo pasado contra el racismo”, coincide Javier Padilla, médico de atención primaria y autor de Epidemiocracia (Capitán Swing). “Ya quisieran los convocantes haberse acercado a la cantidad de gente que se reúne una sola mañana en el metro”, comenta, al tiempo que incide en la necesidad de “ser muy conscientes de que permanecer mucho tiempo en lugares cerrados con la misma gente es el mayor factor de posible contagio”.
Para Ildefonso Hernández, más que la manifestación feminista, habría que mirar los miles de trayectos en transporte público que se hicieron esos días, las miles de reuniones de trabajo que se celebraron o los miles de encuentros que hubo en los bares de la Comunidad de Madrid. “Me parece llamativo que a una manifestación se le atribuya todo esto. Es obvio que hay un interés partidista”, sostiene. Al epidemiólogo le parece además “lamentable” la “pérdida de tiempo y energía” que se está produciendo por este tema.
Mientras tanto, un juzgado se encarga de investigar el caso 8M entre polémicas, informes dudosos, ceses y mucho ruido mediático. Uno de los informes forenses (firmado por un psicoterapeuta) que ha sido remitido a la juez señala que “la hecatombe en España” por la pandemia de coronavirus “se veía venir” desde semanas antes del 8 de marzo y que tanto el ministro de Sanidad, Salvador Illa, como el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, conocían la situación.
No obstante, al mismo tiempo este controvertido informe descarta la “relación de causalidad” entre los actos multitudinarios y el aumento de contagios, y reconoce que ″no es posible saber si una persona que haya asistido a cualquiera de las manifestaciones″ antes del estado de alarma y que resultara infectado por la covid-19 “lo haya sido en esas concentraciones masivas de personas o en otro lugar, transporte público, establecimientos públicos, etcétera”.
Ya lo dijo Fernando Simón hace dos semanas. “Hemos revisado los datos mil veces y si el 8M que se celebró en Madrid tuvo algún efecto en la evolución de la pandemia, este fue muy marginal”, apuntó el director del CCAES cuando se anunció que podría ser investigado por su responsabilidad como autoridad sanitaria al permitir que se celebrase la marcha feminista.